lunes, 18 de mayo de 2009

León: reflexiones de viaje

Ya sabéis que estos pasados días, aprovechando que el viernes, en Madrid, nos daban fiesta por aquello de san Isidro, el patrón, decidimos emprender una aventura, hacer un viaje, conocer León.
Una vez que me he recuperado bastante del cansancio que supone todo viaje, pero enriquecido con el bagaje que siempre se adquiere cada vez que se visita un lugar, me gustaría hacer unas pequeñas reflexiones sobre lo vivido.
Os prometo poner por aquí, cuando disponga de ellas, algunas fotos del viaje.

Que diez personas, unas ciegas totales y otras con un pequeño resto de visión, seamos capaces de afrontar un viaje, sin el apoyo de ningún monitor, etc., creo que es ya un hecho muy a valorar. Muestra un primer logro: el de dejar constancia de que, con una buena planificación y organización, puede hacerse y además resulta positiva la experiencia.
Me queda de León que es una ciudad, en cuanto a su faceta turística, cómoda, agradable para pasear, con unas gentes acogedoras, con una gastronomía espectacular y con elementos urbanos agradables a mis sentidos: sus estatuas, sus parques, el paseo junto al río Órbigo, el barrio Húmedo.
Es una ciudad en la que la espiritualidad sale a flote: saber que fue, y aún lo es, un punto clave del Camino de Santiago, el penetrar en su catedral con la luz tamizada por unas vidrieras maravillosas o el estar en san Isidoro, en su claustro.
Me emocioné al tocar un cantoral o antifonario: un ejemplar miniado con sus tapas de piel, sus hojas de pergamino y sus signos para guiar a los monjes en el noble canto gregoriano.
Me ilusioné al situarme al lado del maestro Antonio Gaudií, junto a su Casa Botín, una escultura en la que está sentado, tocado de un sombrero y dibujando en su cuaderno quién sabe qué.
Me vi transportado a la Edad Media al pisar la plaza de la catedral. Pensé que en aquel momento, un domingo cualquiera del siglo XIII las gentes, y yo con ellas, pasábamos un día de mercado, con sus puestos de venta de productos agrarios y artesanales, con los juglares y sus romances de ciego, sus peregrinos…
Me dolió estar delante de unos tesoros del mundo del Arte y la Historia, y no poder verlos, no poder tocarlos. Pensaba que si han aguantado el paso de los siglos, bien podrían superar la caricia de mis manos. Sí, es verdad: la imaginación. Pero ante determinada belleza, mi capacidad evocadora no es suficiente, os lo aseguro. Me podréis decir que piense en lo afortunado que era estando allí, y así lo hice, pero…… el cristal y los carteles lo impidieron: “Prohibido tocar”.
La guinda del viaje la constituyó el estar en el local del grupo Café Quijano, La Lola (¿quién no ha escuchado esa canción? “Se llama Lola y tiene historia…” Por si acaso,, pinchad en el título de la entrada y podréis recordarla). Es un establecimiento grande, de tres plantas, en el que el padre de los hermanos, integrantes del grupo, canta en vivo música de boleros con una voz y una maestría en el manejo de la guitarra absolutamente envidiables. Que estuviésemos allí y que su dueño tuviese el enorme detallazo de invitarnos a una botella de cava, de dedicarnos una canción y de volcarse con nosotros, de decir que personas como nosotros éramos un ejemplo por nuestro humor y nuestra fuerza, es algo enormemente emocionante, muy hermoso.
En definitiva, por encima de cuestiones puntuales, éste ha sido otro de esos momentos inolvidables: lo aprendido, las risas, la camaradería, la demostración de que se puede… la normalización.
¿Y quién no me dice a mí que Guzmán el bueno, san Francisco de Asís, Neptuno o Gaudí no cobraron vida y me llevaron de la mano a su mundo? ¿Que no quisieran llevarme ante uno de aquellos soldados romanos que, en el año 68, perteneciendo a la Legio Septima Gemina, se asentaron entre los ríos Bernesga y torío para proteger la explotación de las minas de oro en la región de las Médulas?

8 comentarios:

Mercedes Pajarón dijo...

Bueno, Albertito, me has hecho viajar a León con realismo y entusiasmo! Gracias! (sí, gracias, y ya está, ja)

El "no tocar" ese del que hablas me ha hecho pensar... y lo que más me ha gustado es notar y comprender esa "normalización" tan importante y tan necesaria!

Un besósculo viajero y de buenas noches! A descansaaaaaaaar!

Alberto dijo...

Merceditas, si te hice pensar es ya una buena cosa porque de esa acción seguro que sale algo bien bonito. Espero que el viaje te gustase y de paso que lo hacías, se te haya quedado algo de Geografía en el majín, digo tintero. ja.
Y sí, la integración hecha normalización es algo muy alentardor, al menos para mí.
Cuídate y ya sabes... leonósculos marteanos.
Gracias, una vez más, por interesarte tanto por mi personita y mi mundo.

Mercedes Pajarón dijo...

Vaya, te me has adelantado! Hoy quería yo pasar por aquí prontito para desearte un pacífico martes, pero has madrugado más que yo, y tus zapatos se han portado bien y te han traído al blog con presteza, ja, ja, ja!

Gracias, Albertito! Ahora por fin sé que León no está en Francia, juajuajua!!!

Un besósculo leonino y feliz día, de todo corassssón! Mua!

Alberto dijo...

Aquí estamos ya desde hace un buen rato, al pie del cañón intentando sacar las cosass adelante.
Sé que estás ahí, así que no te preocupes que siempre llegas a tiempo.
¿Quién sabbe si León no estará en Francia, un león que espere? cuacuacua

Carmina dijo...

Pues no conozco Leon y estaba tentada de ir, pero ya con tu explicacion en cuanto pillemos unos cuantos dias enlazados, vamos para alla que mover a una familia de cuatro me resulta bastante complicado y donde voy yo van mis hombres, por eso de la proteccion no te vayas a creer... besos y gracias por estar ahi

Alberto dijo...

Tienes razón, Carmina. Sé por mi hermano lo complicado que es mover a la familia con los críos. Vienen a verme demasiado poco por eso.
Pero sí que te animo a que cuando puedas visites León. Es tranquila, muy manejable y se puede ver en un día.
Ya sabes... ahí estamos.
Es yuna satisfacción para mí poder ayudar en algo.
Besos cariñosos.

brujita dijo...

Por un momento con la narración de tu visita a León me llevaste hasta "Los pilares de la tierra" o "la catedral del mar"... Me alegro que vuestra valentía os llevara a disfrutar de un viaje ¿Ancestral? Y sobre todo de ese tiempecito con los del "Café Quijano" y las copitas estupendas que te pasarías entre pecho y espalda Je,je.

Besito volado.

Alberto dijo...

Bueno Brujita no creas que hubo tantas copitas, oiga. Pero sí, sí un licorcito de hierbas por aquello de que en alguna o tra vida pudiera ser una vaca... jejejejej
La verdad es que me encanta pisar la Historia, trasladarme a otros tiempos y sentir cómo serían las vidas de aquellos otros.
Gracias por estar ahí.
Besitos volados y sentidos también para ti.

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