jueves, 19 de agosto de 2010

Vacaciones, al fin


Pues sí, vacaciones al fin.
Mañana es mi último día de trabajo hasta el 13 de septiembre, así que Tiflohomero, y su autor, dejarán de daros la lata por unos días.
Espero que nadie falte a la vuelta y que podamos compartir experiencias y proyectos para el futuro.
Y os preguntareis: ¿no nos va a señalar este hombre los hechos que más han destacado para él en este tiempo de 2010? Claro, sí sí, ahí van:

Un cambio en el trabajo, con la necesidad de asumir nuevas responsabilidades de gestión. Lo que en un principio pareció un nuevo reto, ha sido fuente de quebraderos de cabeza que me han traído nervios y dudas, aparte de no estar tan centrado en la creación de cuentos y publicación de andanzas. En fin, ahí vamos resistiendo en laesperanza de que merezca la pena.
Saciar mi sed viajera. Puede decirse que no han sido pocos los lugares visitados: desde esos Berlín y Praga hasta los Vilaller y Villamayor de Santiago pasando por Jaén, Cantabria, Bilbao, Pedrezuela y Talavera de la Reina. Teniendo además la perspectiva de unos días en la Castilla Soriana y zamorana. De todos estos lugares he procurado atesorar cultura y recuerdos que me aporten nuevos bagajes de conocimientos.
Lo mismo que alimentarme con buenas lecturas y actos culturales que han proporcionado tanto disfrute a mi espíritu: libros como “La jaula de oro”, “Seda negra” o “La casa del propósito especial” o musicales como “Chicago” y un concierto en la Sinagoga española de Praga.
Que mi grupo del taller de lectura que imparto, fuese capaz de sobreponerse al apuro de leer en voz alta y deleitase a todos quienes fueron a acompañarnos con una actuación magnífica, en torno al braille y las leyendas.
El haber puesto voces a personas con las que me venía relacionando de forma virtual. Todas ellas, voces que han ratificado ese sentimiento mío de privilegio ante tanta gente que me regala su afecto por lo que soy, sin importarles mi ceguera.
Y tantos momentos compartidos en torno a una buena mesa y mejor charla. ¿Cómo olvidar a todos los que me felicitasteis por mi cumpleaños, haciendo que sintiera, tuviese la certeza de que no estoy solo? O, faltaría más, ¿quién podría dejar de ser dichoso ante las alegrías que me dan mis añoradas sobrinas?
Gracias siempre por tanto como me aportáis.
¡¡Un brindis por vosotras y vosotros!! ¡¡Por la amistad y muchas sonrisas luminosas!!

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lunes, 16 de agosto de 2010

Sentirse querido

Para alguien, como yo, que muy bien sabéis, simplemente aspira a ser uno más, el que le traten con el cariño y la naturalidad con los que fue agasajado el pasado fin de semana, es todo un regalo al par que un privilegio.

Mi amiga elena, quiso hacerme partícipe de un acontecimiento de su pueblo, Villamayor de Santiago, localidad conquense de hondas raíces históricas entroncadas en la Orden de Caballeros de Santiago. Se trataba de celebrar, por primera vez, las fiestas del barrio del Arrabal.
Pero, además, podría ponerle, por fin, voz a una persona siempre receptiva a mis chaladuras y andanzas: Julia, maestra y coordinadora del coro, además de una excelente persona y todo un torbellino de entrega.
Fui recibido por la familia de elena con el calor de las gentes buenas, me mostraron su casa, se entregaron para que mi ceguera se hiciese luz y lograron que me sintiese emocionado.
Aprendí que la vida ha de contarse, verdaderamente, por los abrazos que uno recibe, mas que por los años que vive. Que la necesidad es una señora que todos llevamos dentro y que a poco que la llamemos vendrá en nuestra ayuda para sacarnos de cualquier apuro.
Tuve ocasión de pasear, bastón en ristre, cual Quijote, por las calles y por su Plaza Mayor. Tomarnos una cervecita como uno más, ir al pub La Cochera, de la misma guisa o escuchar eso tan halagador de “pero si tú ves”.
¿Y a la tarde del sábado? Tras siesta inevitable, imbuirme del ambiente, de los preparativos, Julia a la cabeza: unos colocando los tableros a modo de mesas, otros preparando la zurra o sangría con frutas, quiénes condimentando la caldereta, los aperitivos o las tartas, y cómo no
.. la pólvora, la música y la charanga.
Pero más allá de lo material, lo esencial fue la armonía, el afán porque todo saliese bien, la voluntad de ayudar, que no faltase de nada y que todo el mundo se sintiese protagonista. Méritos éstos que han de atribuirse, en buena medida a Julia.
¿Y las curiosidades? Que se elija a la reina y damas de las fiestas en la puerta de la carnicería, que se nos “corone” con un pañuelo alusivo lleno de significados o que se improvise la charanga de los Arrabaleños. Que se me haga poner de pie, cual artista de…, que se me presente al sr. Alcalde _pobre de mí, con lo que me gusta el pasar desapercibido, porque ya, bastante destacamos ya.
La noche se hizo corta, pero ello no impidió que a la mañana del domingo, todo estuviese recogido como si no hubiésemos cenado y bailado más de 100 personas.
Y es que a las 10 de la mañana había que volver a salir todos para continuar haciendo piña en torno al chocolate con churros.
Me sentí a gusto, como si fuese de allí,como uno más.
Me faltaba visitar dos lugares emblemáticos: el museo etnográfico,enclavado en un antiguo molino de viento, de aquéllos contra los que luchara cierto Don Quijote, y la iglesia de la Ascensión. Ambos lugares me fueron explicados con el afán de hacérmelos visibles. Es más, tuve ocasión de recibir toda una clase de Arte gracias a Don Luis, maestro jubilado, pero toda una autoridad en la Historia de la comarca.
Y aún me dio tiempo a más: recorrer el merendero y circundar las nuevas escuelas.
Todas estas visitas para mí estaban llenas de simbología, eran nexos que me unían a la cultura y, sobre todo, a la nobleza, de las gentes manchegas.
No pude resistirme a comprar su exquisito queso autóctono, ni a querer fijar en mi memoria este fin de semana tan lleno de emociones.
Y claro… cuando alguien me saluda, yo digo _con mirada pícara y sonrisa limpia_: “no te vi anoche”. A lo que me responden: “¿Cómo? Si bailaste conmigo”. “Uy, vaya ciego que soy. Debe ser que me deslumbraste”.
Gracias a Elenita y su familia, y a Juli, por darme tanto, por no dejarme que fuese uno más, sino que fuese de los que más.

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miércoles, 11 de agosto de 2010

Museo

¿Qué os parece si vemos una nueva etimología y, de paso, os doy la idea de visitar uno de tantos museos como los que tenemos a nuestro alrededor?

Si lo pensáis, museo y musa son dos palabras que tienen la misma raíz, ¿será casualidad o es que una palabra deriva de la otra? En realidad, la palabra museo proviene de musa.En la mitología griega, las musas eran nueve. Hijas de Zeus y de Mnemosine, presidían las Artes y las Ciencias. De ahí su relación con los artistas, a los que inspiraban y ayudaban en su trabajo.En el año 290 antes de Cristo, en la ciudad egipcia de Alejandría, Tolomeo I Sóter creó un lugar que en griego tomó el nombre de mouseion. En él se encontraba la famosa biblioteca, además de salas de lectura, comedor, jardines y hasta un zoológico. Este idílico edificio estaba destinado a que los sabios encontraran la tranquilidad necesaria para trabajar. El fuego acabó con todo aquello en el año 270 después de Cristo, pero su nombre, mouseion, derivó posteriormente en la voz latina museum. A diferencia del mouseion griego, que estaba destinado a los sabios, esta nueva edificación era un templo dedicado propiamente a las musas como diosas.El significado actual de la palabra, que designa un lugar donde se exponen piezas de arte, llegó en el Renacimiento, época que recuperó muchas obras de arte clásicas gracias a las excavaciones, y en la que se empezaron a exponer para que fueran contempladas por el público.Saludos

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martes, 10 de agosto de 2010

Spreewald: la Venecia de Brandeburgo


Quienes me leyerais el otro día, al hacer mi pequeña crónica del último viaje que he llevado a cabo, recordaréis que hablaba de Spreewald como el paraje que más me había gustado por su encanto y frescor.
Pues bien, una vez recibida una imagen que lo representa, quiero abundar en él para invitaros a que lo visitéis y disfrutéis tanto como lo hice yo.

Cerca de 100 kilómetros al sudoeste de Berlín, en el estado federado de Brandeburgo se encuentra la región Spreewald, un paisaje natural único en Europa. Con cerca de 75 kilómetros de largo y hasta 15 kilómetros de ancho forma una baja tierra alargada. Innumerables corrientes de agua atraviesan una zona fluvial cubierta de bosques y prados y el río Spree toma carácter de un delta interior. Spreewald surgió hace cerca de 20.000 años después de la última glaciación, cuando se formó el río Spree en un laberinto de casi 1.000 kilómetros de pequeños ríos. Desde muchos lugares salen tradicionales viajes en barca hacia el laberinto de agua, que atraen a miles de visitantes. Las numerosas pequeñas granjas isleñas en la “Venecia del campo” están conectadas unas con otras a través de pequeñas y grandes vías fluviales. En las casas de 200 años de antigüedad se reviven las costumbres y el artesanado de tiempos pasados.
A través de la creación de la biosfera, con una superficie de 474 Km² y reconocida por la UNESCO, se ha hecho posible conservar, tanto para el hombre como para la naturaleza, este único paisaje modificado por el hombre con sus finas redes de aguas, campos, prados y bosquecillos. Quien quiera descubrir la región Spreewald por cuenta propia, puede rentar una piragua o canoa o explorar la región a través de las muchas ciclo-vías y senderos de excursión. En bote propio no se debe renunciar a la orientación. Ofertas de excursión y mapas fluviales se ofrecen en todos los lugares de alquiler de botes. Los canales de la Spreewald no sólo sirven de diversión para los visitantes. Los aldeanos del centro de la Spreewald utilizan las vías fluviales para ir a trabajar o hacer compras.
Spreewald se enriquece por el patrimonio cultural de los sorbos y eslavos con sus costumbres eslavas. Ellos fueron los primeros colonos en esta región y una población de ascendencia eslava Su lengua y cultura se conserva aún hoy y se puede vivir desde muy cerca en numerosas fiestas. En la mayoría de los lugares en Spreewald se habla alemán y sorbio. El encanto de la sencillez y belleza natural es lo que hace a Spreewald tan atractivo. Los manjares se preparan casi exclusivamente con productos de la región. ¿Y quién no conoce los famosos pepinillos de Spreewald? Se deben probar frescos o llevárselos a casa encurtidos en frascos.
Encanto urbano encuentran los visitantes en Cottbus, la segunda ciudad más grande de Brandeburgo. Casas burguesas adornadas lujosamente caracterizan el casco antiguo. El teatro estatal presenta el estilo Jugendstil tardío en su perfección y brilla con escenificaciones exigentes y conciertos. Para los fanáticos de la jardinería es casi un deber visitar la vega del Spree. Aquí se encuentra el parque Branitz del príncipe Pückler con sus pirámides únicas en Europa, una obra maestra de la jardinería alemana del siglo XIX. El príncipe Hermann de Pückler-Muskau comenzó en 1846 con los costosos trabajos y estuvo seguro de que lograría conseguir una naturaleza estética y que ésta se convertiría en su obra maestra. Efectivamente lo logró con éxito. Cuando murió en 1871, fue enterrado en la pirámide del lago de Branitz, tal y como fue su último deseo.



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domingo, 8 de agosto de 2010

Don Romualdo y Perejil van de excursión

Ya se sabe: agosto es tiempo de viajes y periplos, así que nuestro inefable loro Perejil y su amo, han hecho lo propio.
Que os gusten sus andanzas y que estéis soportando el calor con alegría.
Buena semana.

-Amigo Pere, coge otra bolita de coco de éstas que nos ha regalao la nueva panaderita, ésta sí que es simpática y no la sosa de la Paca _ya tiene guasa, trabajando en una dulcería_, y así hago yo lo propio, a su salud y pa que nos dure y no se nos vaya con algún jovenzuelo.
-Poz zí que eztán de zúpate eza pruma. Y oiga, zeñ’uzté, que m’ha dicho la Merce, la jardinera, que ci no apuntamo a una ezcurció que va a organizá la Diputa´çió pa celebrá que zomo uropéoz.
-¿Y qué pintamos nosotros en eso? Si yo no veo ni gato de escayola y tú me parece que tampoco eres de los que te guste meterte en periplos, que te has hecho a aletear por estos parajes cascajelenses y no hay quien te saque.
-Bueno, a lo mejó lo pazamo bié y to. M’ha dicho que le cuidarán bien. Que z’anime.
-Bie, bien; hágase. Con tal de darte el capricho…
-Oiga que yo… maz que na ppor uzté. k’hay que zalí a ver mundo.
Nuestros amigos se presentan el día de la partida para Talavera de la Reina, el lugar elegido para el bautizo viajero de ciego y loro.
Enseguida se acerca la mentada Merce y, con tono risueño, planta dos sonoros besos en la mejilla del ex secretario.
-Oiga, oiga; ceñá Merce que yo tambi´n quiero argoooo….
-Pero mira que es celosón este loro.
Al tiempo, enrosca en torno a sus dedos índice y anular alguna de lasesmeradas plumas del rumboso.
La sorpresa de la monitora del viaje es mayúscula al ver que uno de los participantes llega con semejante compañía avípeda.
-Estoooo, ejem. ¿Es necesario que traiga este especimen a la excursión?
-Aaaaa, faltaría más. Pues claro, es mis ojos y mi compañía, mi loro guía. No se preocupe que es muy formal, aunque… algo picarón y si se descuida a lo mejor le da por picotear en ciertas campanas.
La guía, una joven recién licenciada en materia turística se ha percatado de que las campanas a las que ese peculiar integrante del grupo se refería, tenían mucho que ver con su anatomía y no ha podido evitar que el rubor se presentase a sus mejillas. Menos mal que no ve este señor, que si no.. _se ha dicho_. En fin, comencemos que parece que no me he levantado hoy con buen pie. Esperemos que el bicho ése se porte bien y no nos amargue el viaje.
El autocar se pone en marcha. Romualdo, elegantemente ataviado, con su loro, que se ha acomodado en el regazo de su dueño, y la Merce, con un atuendo más propio para la ocasión, ocupan sus asientos. No conocen al resto de participantes, pero tal vez al final del día puedan no decir lo mismo y quién sabe si no habrán hecho alguna amistad, que para eso va Perejil con su gracia y donosura.
La carretera discurre por la llanura manchega, Perejil mueve su pico a derecha e izquierda para no perderse nada y don Romualdo y la simpar jardinera van en amena charla, contándole ésta lo que se vislumbra a su paso.
Han parado, cómo no, a hacer un pipí y tomar un cafelito. Para Perejil una de esas naranjas en gajos que tanto le gustan, de las buenas, no de las de zumo. En la parada, una madre con su hija les han preguntado a nuestros protagonistas si les importaría que se sentaran a su lado y han comenzado a charlar sobre sus expectativas de la excursión. Que si les llevarán a ver un alfar de cerámica, que si irán a ver el paseo de los Toreros o la Colegiata y la plaza del Pan.
-Poz oigan, que a mí, er pan me guzta untao en vinito durce como zopétaz.
-jejejjeje. Los cuatro ríen la ocurrencia del plumiverde.
-Susana, de unos cuarenta y tantos años, curiosa por naturaleza,
Inquiere acerca de Perejil, ante lo que éste no desaprovecha la ocasión de explayarse en chanzas y lorerías. Mientras, su mamá, una señora de porte sencillo pero de mirada noble, les cuenta a nuestros amigos que a ella le gusta viajar, que suele hacerlo con la niña, ahora que su Joaquín les dejó al ser raptado, ya saben, _dice_ por la maldita DAMA DE LA guadaña.
El ex secretario cuenta que es su primera experiencia viajera, que no se había apuntado muy convencido, pero que, con el paso de los días, se había ido ilusionando pensando en lo que podría percibir de olores, espacios y sonidos.
La Merce dice que se alegra mucho de hacerle de guía, que tratará de que vea con la luz de la palabra, describiéndole todo lo que mejor sepa.
-Ay, hija; bien sabes tú que te portas demasiao bien con este ciego quisquilloso.
-Ande, ande, bah bah bah. Si yo lo hago encantada. Y además, una también disfruta.
El tiempo pasa y, por fin, llegan a la ciudad. El programa consistirá en una visita panorámica a pie por los principales lugares, comida y tiempo libre para pasear por la vega del Tajo.
A don Romualdo le gustan las explicaciones, aunque eche de menos el no poder disfrutar de los dibujos en azulejos y fachadas. Nota, no obstante, que el entorno es agradable para pasear, que lo importante, lo esencial es que está allí, atesorando cultura y recuerdos.
¿Y Perejil?
Pues Perejil, nada más bajar del autobús le ha anunciado a su dueño que él se iba a los jardines del Prado, que le había dicho una coquetuela paloma que, en medio de un estanque, se alzaba una caseta a modo de palacete, residencia de ocas y cisnes. Que se iría a conocerla ya que a él, eso de iglesias y jarrones no le iba. Que ya les buscaría después del almuerzo.
-Bien, bien. Vete en paz, pero no te pierdas entre almíbares que ya se sabe cómo te gustan. Ale, diviértete. Don Romualdo le acaricia, le sonríe con el alma. ¡Aprecia tanto a ese animal!
-Venga, no se enmohinezca. Cójase de mi brazo y sigamos a la chica. No nos perdamos nada.
-Gggggrrrrrr gggggrrrrr. Ya eztoy aquí.¿L’han pazao bien zuz señorías?
-Mírale, si es que es más mono…
-Oiga, ceñá Merce, q’uno ez un loro, no un mono, que loz mónoz zon mu peludoz y a mí, lo que me van zon laz plúmaz.
-Déjate de loradas y ven acá, que ya tenía ganas de echarte el ojo encima.
-Poz como no ce m’eche otra coza encima…
-¿Y qué? ¿Cómo ha ido tu visita a la casa de las ocas?
-Ah, poz mu requetebién. Rezulta q’había una lechuza tarotera con zu baraja y to y m’ha echao la buenaventura. M’ha zalío una carta con un rollo de pergamino y únaz léntez. Paice qu’ezo quié desí que voy a ce famozo y que voy a zalí en loz papélez. Gggggrrrrr gggggrrrr.
-Pues sí que las tenemos.Con lo que a ti te gusta emplumarte, no falta nada más que te vengan a dar mas vuelo. Lo que te faltaba. Esperemos que no se te suba la gracia lechucera a la cresta. ¡Qué paciencia tengo que tener contigo!
-No ce me ponga uzté ací, que bien c que ma echao de ménoz.
-Ay ay ay, cómo me va conociendo este puñetero loro. En fin, venga; haz algo y llévame ahora tú, que ya bastante ha tenido que cargar conmigo la buena de la Merce. Vamos hacia el coche, que ya estoy algo cansado, que no está uno acostumbrado a estos excesos.
Poco a poco el resto del grupo se va congregando para partir a sus lugares de destino.
Don Romualdo no lo quiere reconocer, pero bastante que ha disfrutado. Ahora bien, ¿ese deleite que siente vendrá dado por el viaje? ¿O será porque ha contado para él solo con la compañía de la Merce? Qué buena chica es y cómo la aprecia. Sí, señor; es de esas amistades que ya no se encuentran.

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martes, 3 de agosto de 2010

"La ciencia moderna …

Hoy que tan de moda están todos esos anuncios de curalotodo, Sigmund Freud (1856-1939) nos propone una receta bien sencilla en pro de la felicidad:

"La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como unas palabras bondadosas"
Hoy que tan de moda está el lenguaje agresivo, los gritos o los silencios, que aún son más perturbadores, pensar en palabras bondadosas como la mejor de las medicinas supone todo un hallazgo. Creo que hemos de tratar de prodigar su práctica.
Luego habremos de buscar la farmacia donde las expendan, aunque lo más fácil será proveernos de una buena ración de esas píldoras y ponernos a repartirlas en cuantas ocasiones nos sea posible.
Seguro que estáis conmigo: no tienen contraindicaciones y los efectos secundarios que provocan son milagrosos: calor en el alma y sonrisas electrizantes.

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domingo, 1 de agosto de 2010

Berlín y Praga: la Historia bajo mis pies

Sí, en efecto; ya volví de ese viaje que anuncié el pasado viernes. Una semana y ya ha finalizado. Otro viaje que contar, otro periplo a mis espaldas de homo viajerus frustrado.
Aquí van mis impresiones, alejadas de toda guía o libro de viajes, flashes luminosos de ciego, iluminado… ¿por quién?:

Creí en un principio que visitar Berlín y Praga en apenas cinco días sería precipitado pero la buena organización, la entrega y la maestría de Paloma y Alfonso, nuestros guías hicieron posible, no sólo que pudiésemos recorrer los lugares principales, si no que aún parásemos en un par más de enclaves germanos: Spree Walt y Dresde.
Pisar la Historia trágica del siglo XX en Berlín, tocar el cartel en relieve que recuerda la existencia del muro de la sin razón, atravesar la Puerta de Brandemburgo, escuchar los testimonios dramáticos de las víctimas del Holocausto y pisar la plaza en la que se cometió otra ignominia, un lejano 10 de mayo: la gran quema de libros en la berlinesa Bebel Platz. Estar tomando un helado en Dresde bajo la atenta mirada de un Lutero seguramente sorprendido al contemplar cómo tres ciegos españoles miran y ríen, recorrer la carretera por la región de los Sudetes, pensar que aquellos escenarios fueron destruidos por el huracán de las guerras y, sin embargo, ahora han sido vueltos a poner en pie. Deambular por las calles que Frank Kafka recorriera, atravesar el majestuoso puente de carlos y la Ciudad Vieja de la capital checa, su Barrio Judío y su catedral de San Vito … fueron momentos de emoción. Sentía que yo estaba allí, que me impregnaba de un pasado tantas veces contemplado en libros y películas. Pero también, pisar, patear laAlexander Platz, con su majestuosa torre, y recordar la serie televisiva que la ambientaba cuando yo aún veía, surcar las aguas del Moldava y pasar una tarde de domingo recorriendo el pulmón verde de Berlín, fantasear con el pedaleo en bicicleta por sus veredas sombreadas, además de contemplar el vanguardismo de los edificios en la Postdamer platz.
La música fue otro de los protagonistas de esos días. Un concierto de órgano en la catedral de Berlín, otro con trompeta e instrumentos de cuerda interpretando a maestros judíos en la Sinagoga española de Praga, un coro en la iglesia Kaiser, los sones de campanas de relojes y mucha música callejera desde un organillero que nos seduce en Praga hasta un trompetista que nos cautiva en Dresde.
Mi perspectiva de la capital alemana: es una ciudad difícil para orientarse una persona ciega por la amplitud de sus espacios, sus plazas y avenidas, exentas de referencias. En cambio, Praga parece más manejable. Sin embargo, ésta me pareció en exceso masificada por bulliciosos grupos de turistas jóvenes.
Lo que más me gustó… Spree Walt, un lugar interior de vacaciones a 100 kms. De Berlín, en dirección sudeste. Es una especie de estuario en el que el río Spree se ramifica y por el que pequeñas canoas de madera lo surcan. Es el pueblo de los pepinillos, ¿cómo pensar que puedan organizarse visitas guiadas en torno a esta hortaliza? Mis manos tocaban el agua, sentían cómo eran refrescadas por un espejo cristalino mientras cuerpo y mente eran mecidos, en medio del silencio del bosque acompañado del trinar de pájaros, por la canoa, una barca de madera que podría haber sido construida por mi buen sr. Rafael, hombre que vierte sus sueños preññados de bondad, en el modelado de réplicas marineras desde la más pequeña soportada en una pinza para la ropa hasta el más elaborado galeón.
En cuanto a la accesibilidad, nos encontramos con la sorpresa de que debimos haber reservado con mes y medio el poder tocar maquetas en el Parlamento (¿cómo saberlo?). A cambio, pudimos sortear las colas de gente y solicitar de forma gratuita audioguías en espacios emblemáticos. Eché de menos la presencia del braille, eso sí; no sé si porque no lo había o porque no estuvimos allá donde los puntitos mágicos se habrían dejado tocar.
¿Y las anécdotas, el humor? Cómo no, también las hubo. Un curioso botoncito en el respaldo del pasajero delantero de los aviones de Lufthansa que cual tripa de Jorge, se estira y encoge mientras un dedito queda pillado. Una simpática máquina secamanos que cuando la saludas te obsequia con una toallita. Unas chicas estrafalarias vestidas en plan gótico y que por bolso portan la réplica de un ataúd. La capacidad sorprendente de una camarera para cargar con 8 jarras de cerveza vaya usted a saber dónde las apoyaría, los platos de comida que más que platos parecían plazas de toros, una brocheta de pollo que podría haber sido la espada de aquel Atila, manjares pantagruélicos a base de salchichotas servidas en puestos callejeros, el checo gulas con patatas que más podrían decirse torrijas, copas de helado... La barandilla de un puente plagada de los más variopintos candados, mis manos que ven un descapotable Ford modelo T, haciéndome sentir un caballero de los años 30.
Pero por encima de todo lo anterior, los lugares, la Historia, los monumentos o las chanzas lo más importante fue la complicidad de los cinco que integramos el grupo, el cariño con que fui tratado, los momentos que compartimos en desayunos yparadas turísticas en torno a mesas de terraza regadas de helados, postres típicos a base de manzanas y frutos del bosque además, cómo no, de ese néctar rubio que es la cerveza.
¿Y el próximo periplo? ¿El próximo encuentro?Esperaré la invitación hecha regalo de volver a preparar una nueva aventura, eso sí, con la insoslayable e imprescindible compañía de Alfonso, Paloma, Nuria y Elenita, y quién sabe de qué otras buenas gentes que sepan ponerle color a la vida, ilusión y magia a la realidad. Gracias, siempre por obsequiarme tantos dones.


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