domingo, 31 de mayo de 2009

Otro día en el campo

Bien, sí: otro día en el campo.
Esta vez, además un poco diferente y por supuesto, cómo no, quiero compartirlo con vosotras y vosotros, demostrar, una vez más, que se puede, que pese a la discapacidad uno es capaz, siempre que se tenga voluntad y se disponga de la ayuda adecuada.



De la mano de la fundación También, dedicada a la organización de deportes adaptados para discapacitados, me apresté a participar en una jornada de senderismo en la sierra madrileña, concretamente en una vía pecuaria en torno al río Lozoya, el que es fuente del agua que bebemos los madrileños.
En el grupo, además de nosotros, cuatro ciegos totales y tres con resto visual aprovechable, participarían personas con paraplejia, movilidad reducida, niños, personal de apoyo y familiares.
La salida, programada para las nueve, se atrasó por la necesidad de acceder al autobús desde plataforma para los de sillas de ruedas, anclarlas, etc.
Llegamos al punto de salida de la marcha y allí se pasó otro buen rato hasta que se prepararon las bicicletas, unas máquinas adaptadas a cada necesidad: algún tándem para los ciegos que quisiéramos, otra especie de triciclos en los que los pedales se manejan con las manos para quienes no tienen piernas, etc.
En principio, mi idea era hacer el recorrido a pie, pero movido de mi espíritu aventurero, me decidí (no con pocas dudas) a probar el tándem. Hacía más de treinta años que no montaba en bicicleta. No sabía si recordaría aquello de mantener el equilibrio, si me dolería cierta parte trasera o yo qué sé. Pero _me dije_ ¿por qué no, intentémoslo. Y la verdad es que no me arrepentí lo más mínimo.
Me gustaría que me hubiesen hecho una foto con mi casco de ciclista dominguero, con esa pinta de... Nos montamos en la bici, salimos, yo iba todo emocionado, siguiendo las indicaciones de mi guía (deja de pedalear, pedalea suave, más fuerte…) y escuchando su descripción del paisaje que nos rodeaba, cuando de repente percibo un ruidito como pof pof. Pinchazo que te crió. Sí que estamos buenos. Hasta las bicicletas me llaman gordo, lo que me faltaba.
En fin, con lo bien que íbamos, allí que nos quedamos tirados hasta que vinieron los técnicos a desfacer el entuerto (como diría aquél).
Vuelta a la ruta: el pantano a la izquierda, vacas, ovejas, caballos, algún pueblecito, urbanizaciones, paisajes verdes, árboles tupidos, torrentes cristalinos hijos de un invierno de nieves, fragancias de tomillo, espliego, césped, pinos…
Entre unos y otros, el caso es que, a qué negarlo, hubo cierta descoordinación y ante las encrucijadas una de esas leyes de Murphy se vieron cumplidas (si has de elegir entre dos caminos, siempre elegirás el erróneo) , nos perdimos. Pero valió la pena.
Llegamos a un punto que más era una auténtica postal.Éramos unos cuantos los del grupo que nos detuvimos en un paraje, pasado el pueblo de alameda del Valle (ver foto). Se trataba de un puente con la barandilla de hierro por encima del río Lozoya. Se oía su fluir impetuoso, se sentía el rumor de las ramas de los árboles, el olor del césped, el trinar de un auténtico coro de pájaros y por sobre todo ello, la paz se podía palpar. Se portaron muy bien conmigo y me pintaron lo que estábamos contemplando, incluso me acercaron al borde del río para que tocase el agua, estaba fría, pero percibí su pureza transparente.
Los móviles hicieron su trabajo para que retrocediéramos al punto de encuentro donde sería el almuerzo, una comida a base de croisants de jamón serrano y sandwichs mixtos, fruta y refrescos, y sobre todo acompañada de camaradería y de satisfacción por haber superado un nuevo reto.
El regreso, tranquilo, alegre y, yo, siempre yo, dando color. Alguien diría: es que son como niños, pero sin el como, no se les puede sacar de casa. No creáis, que ni hice el pino ni nada parecido. Simplemente dejamos que la imaginación volase y hiciese de un pequeño recipiente con huesos de cereza que fuese un cubilete de dados y jugásemos al parchís sin tablero ni fichas ni nada por el estilo. Por cierto, la partida terminó en tablas. Jajajajjaajjajajajaj

De viajes

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viernes, 29 de mayo de 2009

Un proverbio árabe

He leído hoy un proverbio árabe muy cierto, aunque bien pudiera decir que no es muy apropiado para mí.
A ver qué opináis vosotras.



“Quien no sabe interpretar una mirada, no sabrá tampoco entender una larga explicación.”
Me parece que dice mucho acerca de la inteligencia y de la capacidad de observación.
Ahora vienen mis dudas:
Yo que no puedo interpretar las miradas, no porque no sepa hacerlo, que a lo mejor también hay algo de eso, sino porque se me escapan al tacto, ¿cómo podré entonces ser capaz de entender vuestras explicaciones?
Ah, sí; ya sé: porque vuestras explicaciones son miradas traducidas en palabras.
Miradas limpias, palabras claras; miradas francas, palabras cálidas; miradas de luz, palabras de ilusión; miradas, miradas, miradas.

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jueves, 28 de mayo de 2009

Camisetas de futbolistas con braille

Me apetece compartir esta noticia con vosotras y vosotros porque todo lo que sea difundir mis queridos puntitos es siempre digno de resaltar.
Habrá que ver dónde colocan los rotulitos en braille. Ummmmm…..



La selección de fútbol francesa conmemorará el bicentenario del nacimiento de Louis Braille, creador del alfabeto en relieve para las personas ciegas que lleva su nombre, según informa el diario "L'Équipe".Para ello, los jugadores del equipo galo llevarán camisetas con su nombre inscrito en braille en el encuentro amistoso contra Nigeria, que se celebrará el próximo 2 de junio en Saint- Étienne, en el departamento francés de Ródano-Alpes, según anunció su entrenador Raymond Domenech.El objetivo de la iniciativa es que la utilidad del braille sea conocida por el gran público, así como recaudar fondos a beneficio de la labor educativa, de investigación e integración social de la Federación de Ciegos de Francia, para lo que se subastarán algunas de las camisetas de la selección francesa.

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Visito una oficina de Correos

Querida amiga:
Una vez más, hacía tiempo ya en que no me dirigía a ti, quiero contarte, hablar de alguna de mis vivencias porque se que te interesan y las acoges con todo ese gusto, del que tanto dispones y me regalas.
Espero que, desde mi última misiva, sigas bien, continúes con tu mismo afán por aprender, por recibir el fruto de tanta belleza.
Resulta que…



…ayer me dispuse a enviar un paquetito, con hojas para anotar en braille. Tuve que acercarme a la oficina de Correos más próxima a mi trabajo. Allí que me fui con mi bastón, en el tiempo de recreo, de café.
Entré en la oficina y me encontré con numerosa concurrencia. Me dijeron:
-Tiene usted que sacar número de la máquina que hay allí.
Yo me dije:
“¿qué máquina, dónde está? ¿qué botón tengo que pulsar?
Claro tuve que poner mi mejor cara de cieguito simpático y pedir el favor. Me dieron un papelillo, del tamaño de un sello, y me dijeron que me había correspondido el 69 A.
¿Y luego qué?
Pues esperar a que me tocase. ¿Y cómo saber qué número iba pasando, a qué ventanilla había que ir?
Pues sí, amiga; otra vez a poner cara de bueno,a preguntar, a no saber si me quedaba mucho o poco tiempo de espera, a si se me pasaría el dichoso turno. Y encima sin desayunar.
Al fin me tocó y después de tramitar el envío certificado pedí pponer una reclamación. Sí, con educación y respeto, pero con ganas de hablar, de que se me entienda. Me parece intolerable que un organismo de titularidad pública no disponga, con tanta tecnología y medios de los que se presume, de la mínima adaptación que verbalice el dato que vaya saliendo en la correspondiente pantallita que indica la dichosa máquina.
Alguien me dijo:
-Pase usted, no espere.
Pero yo quise aguardar mi turno como uno más, que de eso se trata: de ser uno más.
Con la frustración pintada en el rostro, aunque con los deberes hechos, volví al trabajo y, ni corto ni perezoso, puse la queja oportuna a través de la web de Correos.
Supongo que caerá en el saco roto de la red,pero… al menos me quedó el consuelo del pataleo.
Menos mal que las cartas que me mandas, lo mismo que las de mi otro amigo, Pierre, me llegan a casa sin necesidad de ir a buscarlas a la estafeta del barrio, aunque por éstas, sí merecería la pena pasar por encima del diabólico trasto, saltar esa, una más, barrera.
Con la esperanza de que pronto vuelva a recibir tu afecto y de que estés disfrutando de esta primavera tan amiga de los sentidos, me despido con todo el afecto del que, siempre, te haces merecedora.
Besos agradecidos..

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miércoles, 27 de mayo de 2009

Merceditas: mi reto. “La última ceremonia”

Mi querida Merceditas me pasaba, esta mañana el reto que, a su vez, le había lanzado Rayuela. Y yo cómo no, no podía rehusarlo
Consiste en crear una historia, un cuento, en el que aparezcan las palabras vida, sexo, amor, literatura, viaje y cine.
Yo se lo paso, por si ellas quieren darle a la imaginación un poco de cancha, a Viperina, Carmina, amelche y Narradores a la Oreja Verde.
A ver qué os parece mi pequeña chaladura.



Aquélla iba a ser su postrera participación en un ritual de bodass.
Lo prepararía con su mejor empeño, pero con nostalgia, con la de saberse inútil en aquel poblado, bueno ya no sabía muy bien qué era ese mundo de máquinas, cemento y prisa. Y eso que cuando, durante aquel lejano beltaine, en que fue designado por la diosa para su misión, la acogió como un honor. Parece que se pensó en él como el más adecuado, por su juventud y dotes especiales, para cumplir el destino de hacerse visible en un universo que ya no era el de siempre, un mundo cambiante, desconocido. La tarea sería ardua, pero la confianza de sus mayores le alentaba.
Habían pasado ya muchas lunas desde aquella especial fiesta celta y ahora estaba cansado, viejo, desilusionado. Aunque, quién sabía.
Finalizado el período de verano y, antes de que aquellos extraños humanos emprendiesen otras acciones, había logrado convencerles para que detuviesen sus nuevas formas de existencia cotidiana y regresaran al tiempo de la magia. Que asistieran a la ceremonia, la última.
Se trataba de consumar el matrimonio de tres parejas, tres enlaces que tal vez hiciesen renacer los tiempos de sabiduría y los del respeto a la naturaleza.
Las doncellas eran tres jóvenes hermosísimas, llenas de virtudes. Sus nombres: Amor, Sexo y Vida.
Amor tenía facciones soñadoras, delicadas, de carácter a medias posesivo, a medias dispuesto a la entrega. Era muy buscada, aunque ella sólo se entregaría a quien supiese acogerla sin condiciones.
Sexo era más risueña. De melena rojiza, de color fuego, sus rasgos rotundos y su mirada llena de picardías, la hacían muy deseable. Era más sociable, desde siempre le gustó degustar nuevas frutas.
Y Vida era la sensatez, la plenitud. Seria, aunque llena de misterios, merecía la pena quererla. Su aspecto era sereno, con su moño siempre en lo alto, sus ojos profundos atesoraban un mundo de promesas.
Por su parte los jóvenes pretendientes se llamaban Literatura, viaje y Cine.
En Literatura se encerraba un sin fin de promesas y gallardía.
Viaje significaba aventura.
Y Cine era el más joven, casi un niño. Pero garantizaba la continua ilusión.
Llegó el gran momento, la culminación de su tarea. Secretamente esperaba que aquéllas engendrarían el germen del retorno al pasado, bien que transformado en nuevos brotes.
Se encendió una gran hoguera en el centro, la música acompañaba la procesión de todos, irían cogidos de las manos y bailarían en círculo.
Morgan, arropado de su capa ritual, su báculo de roble y su mirada limpia ofrecería a los contrayentes la copa de la diosa para que bebiesen su néctar y entonces ya podrían gozar del frenesí.
Vida se unió a Literatura. Sexo a Cine y Amor a Viaje.
Cuando se consumó la tradición una poderosa luna dejó que las estrellas se uniesen a ella y sonrió feliz. Sabía que el futuro aún no estaba perdido.
Aquellas tres parejas serían el inicio del retorno al auténtico paraíso.
Morgan se perdió en la lejanía, se fundió con el nuevo horizonte al tiempo que sus ojos veían lo que había creído perdido para siempre.

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Soy una imagen

Como ya sabéis, me gusta hacer piruetas con el lenguaje. Así que, ¿por qué no imaginar que soy una imagen?
Claro eso supone llevar la paradoja al extremo. Que un ciego vea su propia imagen es mucho imaginar. Porque al ser así, no puede tocarse, comprenderse al tacto. No hablamos de una maqueta ni de una figura decorativa o de una escultura, hablamos de imagen pura y dura.



Como mirarme al espejo no conduce a nada, lo mismo que asomarme al reflejo en ese estanque del parque (y no soy un fantasma) he pensado creer que mi figura se quede en el plano bidimensional, pierda volumen y pase a formar parte de, bueno, un lienzo, una fotografía, un dibujo.
Me veo fijando la mirada en el horizonte, se supone que busco el foco de quien habrá de plasmarla. Trato de parecer natural, no sé si ponga una mueca de sonrisa o ría abiertamente.
Antes no me gustaban las fotos, total para qué, si no las veía. Pero desde que las puedo poner en este marco, pues me interesan, sé que luego habrá quien las disfrute y se sentirá más cerca.
Y las manos ¿cómo las pongo? No sé si caídas, brazos cruzados, abrazando, estendiéndolas.
Alguna vez he jugado a tirar fotos yo con el móvil. ¿qué saldrá? ¿Adónde enfocaré? Toda una lotería.
Imaginemos a aquellos seres de la Edad Media que no tenían otra manera de aprender, sino a través de imágenes. Imagino que ven la mía pintada. ¿qué entenderían al mirarme? Desde luego que espero que no pensaran que tenían ante ellos a un ser que ha de sufrir la maldición de la ceguera, a un endemoniado maldito, al fin y al cabo, quiero suponer que, de no decir que lo soy, no se me nota. Al menos, ésa es una ilusión: tratar de tener una pose natural, en la que mi mirada no aparezca vacía, sin vida.
Otra cosa es el fondo más adecuado sobre el que aparezca mi faz: ¿el sepia de lo antiguo? ¿El abierto del horizonte? ¿una casa? ¿Un paisaje? No sé cuál me favorecerá más, ni tampoco sé qué color de ropa sería más adecuado. Podría acompañarme de un detalle, un símbolo, que me represente: un libro en la mano, una palabra pintada en el pecho….
Y luego esa foto, ¿dónde irá a parar? ¿A un álbum, a un viejo baúl olvidado, al marco de cabecera de alguien que…, a un calendario? Soñar, imaginar, fantasear.

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lunes, 25 de mayo de 2009

El canto de los pequeños


Me parece ésta una información muy aleccionadora. La naturaleza, siempre tan sabia, ha dotado a unos pajarillos, aparentemente insignificantes, de voz, bueno mejor digamos de trinos.



Lo que sigue es una especie de catálogo emplumado de pesos y medidas. Entre las aves también rige la ley de la acústica por la que a un cuerpo pequeño le corresponde un sonido agudo. Por el contrario, las llamadas de los grandes son más graves y rotundas.
Los pequeños se comunican por medio de tenues siseos, agudas estridencias y sutiles silbidos. Entre los pesos pluma, las aves con un peso corporal de unos pocos gramos, plumaje incluido, la finura es la norma.
En el palmarés de los pequeños reinan los dos reyezuelos, el sencillo y el listado, los más livianos de nuestros pájaros. Siete u ocho gramos, y eso si están bien alimentados, producen al hablar un siseo pulsante, una señal que roza los límites de lo audible para los más duros de oído, que se propaga bajo las copas de los bosques. En ocasiones ser tan pequeño es una ventaja. De nuevo las normas de la acústica actúan, ya que los sonidos muy agudos, las vocecillas de los reyezuelos, resultan muy difíciles de localizar espacialmente. Y esto, en los bosques llenos de merodeadores, puede ser una gran ventaja.
El desvanecido canto de los reyezuelos contrasta con la voz aguda pero poderosa, de los chochines. Un gramo más de peso da para mucho, y el trino torrencial de estas aves, de carácter mucho más exhibicionista, estalla y se propaga con gran eficacia a distancia. De los ocho o nueve gramos del chochín emana pura potencia.
Frecuentemente, entre la espesura de las riberas se escucha el silbido del ruiseñor bastardo, una llamada tan imperativa que parece una orden. Estos pajarillos, que poco tienen que ver con aquellos de los que les viene el nombre, viven siempre ocultos entre la vegetación de las riberas. Son virtualmente invisibles, aunque su presencia nunca pasa desapercibida.
Los humedales, las encañizadas y carrizales de las orillas, son un buen escenario para los pesos pluma. Varias especies diminutas viven y cantan sobre los largos tallos sin llegar a flexionarlo con su peso.
Es el caso de la buscarla unicolor, con una voz ronroneante y continua que se parece más a la llamada de un insecto que a la de un ave. A pocos metros por encima, un pulso agudo, una señal intermitente, pespuntea el ambiente: silba un buitrón en pleno vuelo de demarcación territorial.
Volvemos a los bosques, pero aún dentro de la misma escala de tamaños y frecuencias. El catálogo de los sutiles se completa con la llamada del agateador común, nueve gramos siempre agarrados a los troncos. Y con la liviana y repetitiva melodía de los mosquiteros comunes, entre los más ubicuos por todo tipo de arboledas. Pasa, aguda, una bandada de mitos, la sutileza hecha voz. Y un carbonero garrapinos pone, al fin, el sentido del ritmo y del compás.
Todo este barullo procede de las gargantas de once pájaros. Entre todos ellos, no suman más de cincuenta gramos de peso.

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El tot tem de las nuevas especies animales

Quien piense que está ya todo descubierto y que no hay nada nuevo reservado a los pioneros está equivocado. Según la noticia aún hay cosas curiosas por descubrir. Supongo que debe ser cuestión de ponerse a la tarea.



El Instituto Internacional para la Exploración de Especies de la Universidad Estatal de Arizona (EEUU), junto con un comité internacional de taxónomos (científicos encargados de explorar y catalogar las especies), han anunciado, como cada año, el 'Top 10' de las especies nuevas descritas en 2008.
La lista incluye a especies que se caracterizan por alguna característica extrema: el más pequeño, el más largo, etc. Así, en ella se encuentra un caballito de mar diminuto, una planta de café sin cafeína, una bacteria extremófila (capaz de sobrevivir en condiciones extremas) que vive en un spray de pelo, una serpiente enana de 10 centímetros, un larguísimo insecto de casi 60 centímetros,
un pez fósil que representa al vivíparo (que pare crías y no huevos) más antiguo hasta ahora conocido y una serpiente extraordinariamente enroscada, entre otros.
Según el informe que acompaña a la lista, en 2007 fueron descubiertas y descritas 18.516 especies nuevas para la ciencia.
"El comité internacional de expertos taxónomos que hizo la selección de los 10 mejores especies descubiertas a partir de otras miles que fueron descritas en 2008 está ayudando a llamar la atención sobre la biodiversidad, el campo de la taxonomía y la importancia de los museos de historia natural y de los jardines botánicos", dice Quentin Wheeler, entomólogo y director del Instituto Internacional para la Exploración de Especies en la Universidad Estatal de Arizona.

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domingo, 24 de mayo de 2009

Barcelona

Quiero inaugurar una nueva etiqueta con esta entrada. Se trata de compartir con vosotros mis recuerdos. Como le decía a la querida Brujita, el día que yo me quede sin recuerdos, será el momento en el que realmente esté ciego y empiece a morir.
Pretendo empezar por mi primer viaje a Barcelona.
Espero que os hagan sonreír un poquito estas reminiscencias y os empujen a pensar en las vuestras. Perdonad por si son algo deslabazadas, pero… ¡ha pasado tanto tiempo!



Era un niño de unos 6 años, nos encontramos a principios de los setenta del siglo XX. Una vez más mi padre me lleva al oculista, a la clínica barraquer. Voy en un tren de madera, la gente me da de merendar, de cenar, yo qué sé. Hemos tomado el tren en Ágreda (Soria) y no llegaremos a la estación de Francia hasta la mañana siguiente. Salimos al pasillo del tren, abrimos la ventanilla. Escucho el sonido de la locomotora, la noche, el discurrir del viaje.
Estoy en una estación muy grande, un reloj, con mucha gente, con maletas de cartón o tela, cestas, se saludan, se abrazan. Cogemos un taxi de color amarillo y negro. Vamos a la Puerta del Ángel, a la pensión.
Veo las calles amplias, nada que ver con las de mi pueblo, arboladas, casas muy bonitas (luego sabré que fueron proyectadas por un tal Gaudí).
Entro en la clínica, es la calle Muntaner, aceras anchas. Dos plantas, luz tenue, batas blancas que vocean nombres, personas tocadas de unos gorros extraños (turbantes) y señoras tapadas con velos. Parecen sacadas de Aladino.
Espero, espero. Leo tebeos del capitán Trueno, de Mortadelo y Filemón, de Pepe gotera y Otilio. Me canso, me aburro.
Me conducen a una sala, me echan gotas, me resisto, me echan gotas. Lo veo todo borroso, veo una luz azul en una máquina en la que apoyo la barbilla y tengo que mirar. Me hace daño. Luego otra luz blanca, me hace daño.
Salimos de la clínica. Vamos a comer a la fonda. Comida casera, mesas cubiertas de ule a cuadros.
Vamos al puerto. Una estatua grande grande señala con el dedo hacia… no sé.
Un barco enorme, negro como una ballena ocupa toda una dársena. De él salen marineros negros, enormes.
Recogemos la maleta en la pensión, mi padre me compra un pastel. Volvemos a la estación. Gente, mucha gente.Trenes que llegan, trenes que se van.
Subimos al nuestro. Volvemos acasa.
Destellos del pasado. Fogonazos de luz.

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sábado, 23 de mayo de 2009

La senda del tiempo

Esta canción de celtas cortos significa mucho para mí. Seguramente todos ya la conoceréis, pero hoy sábado me apetece compartirla con vosotros.
Como dice la letra, “a veces llega un momento en que te haces viejo de repente”. La melancolía se apodera de uno y escuchar esta canción hace que mi alma se tiña una vez más de color y la soledad, la tristeza y el no ver dejen paso a la ilusión y a las ganas de seguir adelante.



A veces llega un momento en quete haces viejo de repentesin arrugas en la frentepero con ganas de morirpaseando por las callestodo tiene igual colorsiento que algo hecho en faltano se si será el amorMe despierto por las nochesentre una gran confusiónes tal la melancolíaque está acabando conmigosiento que me vuelvo locoy me sumerjo en el alcohollas estrellas por la nochehan perdido su esplendor A veces llega un momento... He buscado en los desiertosde la tierra del dolory no he hallado mas respuestaque espejismos de ilusiónhe hablado con las montañasde la desesperacióny su respuesta era soloel eco sordo de mi vozA veces llega un momento...

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jueves, 21 de mayo de 2009

Mi definición de Amistad

Hace demasiado tiempo que no comparto una reflexión, que no es sino transmisión de mis pensamientos, anclados en unos valores, principios y experiencia sólidamente asentados a lo largo de los años.
Quiero, por tanto, hoy mostraros algo más de mi idea de la amistad y las relaciones.
Se admiten discrepancias.



Bien, a estas alturas ya sabréis del valor que doy a la amistad con mayúsculas, un sentimiento fundado en la generosidad, la comunicación, la constancia y la comprensión/empatía.
Creo en la amistad sincera entre hombre y mujer. Es más, tengo grandes amigas y sé que ellas lo son también mías. Me molestan mucho aquéllos que sólo conciben una relación hombre-mujer en plano sexual o de rollo amoroso. Creo que son estrechos de miras.
Lo mismo creo de aquéllos que por dejar de estar en diferente grupo político o sindical rechazan la amistad.
Y más aún lo creo de quienes, ciegos también, creen que únicamente pueden encontrar amistad entre otros ciegos. Pienso que hemos de huir de los corporativismos.
La amistad verdadera es una flor rara, hermosa pero escasa. Ha de regarse periódicamente y saber que ahí estará, pase el tiempo que pase.
Creo que hay que buscar amistad en todas partes, independientemente de las circunstancias, es la mejor manera de no empobrecerse como persona.
A lo largo de nuestra trayectoria uno va conociendo a mucha gente, lo cual es bueno y necesario. De todas estas relaciones muchas quedan en simples encuentros, otras llegarán a un grado de conocimiento circunstancial y sólo unas pocas superarán el paso del tiempo y el empuje de las dificultades.
El verdadero amigo, muchas definiciones se han escrito sobre ello, creo yo, es aquél que está para los malos momentos. Para los buenos, siempre habrá otros.
Es verdad, uno se lleva decepciones en no pocas ocasiones. Pensabas que tenías un amigo y resulta que descubres que sólo era un conocido. Pero estoy convencido que siempre se mantiene viva la posibilidad de encontrar una nueva amistad. No hemos de obcecarnos en que perdido uno, no vas a encontrar otro. Cierto que el grado de decepción ante tal pérdida es grande, pero no la es menos la tristeza que uno experimenta cuando llegas a un lugar esperando contemplar la hermosura de aquella planta y compruebas que ha sido cortada.
Estoy convencido de que debemos estar abiertos, si bien con la necesaria prudencia, a una nueva oportunidad. ¿Cómo no voy yo a decir esto, si hay tanta gente que me ayuda, que me escucha?
Y a partir de aquí, la mano tendida, la escucha y la prudencia.
Aquella flor de la que hablaba debe antes haberse plantado y haber dejado que crezca para que alcance su esplendor, su hermosura. De no ser así, corremos el riesgo de que sea algo efímero, volátil y frustrante.



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martes, 19 de mayo de 2009

El mono que quiso ser escritor satírico

Al tanto con la moraleja de esta fábula que me parece muy ilustrativa.
Cuidado con dejar de ser uno mismo por pretender quedar bien con todo el mundo.



En la selva vivía una vez un Mono que quiso ser escritor satírico.Estudió mucho, pero pronto se dio cuenta de que para ser escritor satírico le faltaba conocer a la gente y se aplicó a visitar a todos y a ir a los cócteles y a observarlos por el rabillo del ojo mientras estaban distraídos con la copa en la mano.Como era de veras gracioso y sus ágiles piruetas entretenían a los otros animales, en cualquier parte era bien recibido y él perfeccionó el arte de ser mejor recibido aún.No había quien no se encantara con su conversación y cuando llegaba era agasajado con júbilo tanto por las Monas como por los esposos de las Monas y por los demás habitantes de la Selva, ante los cuales, por contrarios que fueran a él en política internacional, nacional o doméstica, se mostraba invariablemente comprensivo; siempre, claro, con el ánimo de investigar a fondo la naturaleza humana y poder retratarla en sus sátiras.Así llegó el momento en que entre los animales era el más experto conocedor de la naturaleza humana, sin que se le escapara nada.Entonces, un día dijo voy a escribir en contra de los ladrones, y se fijó en la Urraca, y principió a hacerlo con entusiasmo y gozaba y se reía y se encaramaba de placer a los árboles por las cosas que se le ocurrían acerca de la Urraca; pero de repente reflexionó que entre los animales de sociedad que lo agasajaban había muchas Urracas y especialmente una, y que se iban a ver retratadas en su sátira, por suave que la escribiera, y desistió de hacerlo.Después quiso escribir sobre los oportunistas, y puso el ojo en la Serpiente, quien por diferentes medios -auxiliares en realidad de su arte adulatorio- lograba siempre conservar, o sustituir, mejorándolos, sus cargos; pero varias Serpientes amigas suyas, y especialmente una, se sentirían aludidas, y desistió de hacerlo.Después deseó satirizar a los laboriosos compulsivos y se detuvo en la Abeja, que trabajaba estúpidamente sin saber para qué ni para quién; pero por miedo de que sus amigos de este género, y especialmente uno, se ofendieran, terminó comparándola favorablemente con la Cigarra, que egoísta no hacia más que cantar y cantar dándoselas de poeta, y desistió de hacerlo.Después se le ocurrió escribir contra la promiscuidad sexual y enfiló su sátira contra las Gallinas adúlteras que andaban todo el día inquietas en busca de Gallitos; pero tantas de éstas lo habían recibido que temió lastimarlas, y desistió de hacerlo.Finalmente elaboró una lista completa de las debilidades y los defectos humanos y no encontró contra quién dirigir sus baterías, pues todos estaban en los amigos que compartían su mesa y en él mismo.En ese momento renunció a ser escritor satírico y le empezó a dar por la Mística y el Amor y esas cosas; pero a raíz de eso, ya se sabe cómo es la gente, todos dijeron que se había vuelto loco y ya no lo recibieron tan bien ni con tanto gusto.Augusto Monterroso

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lunes, 18 de mayo de 2009

León: reflexiones de viaje

Ya sabéis que estos pasados días, aprovechando que el viernes, en Madrid, nos daban fiesta por aquello de san Isidro, el patrón, decidimos emprender una aventura, hacer un viaje, conocer León.
Una vez que me he recuperado bastante del cansancio que supone todo viaje, pero enriquecido con el bagaje que siempre se adquiere cada vez que se visita un lugar, me gustaría hacer unas pequeñas reflexiones sobre lo vivido.
Os prometo poner por aquí, cuando disponga de ellas, algunas fotos del viaje.

Que diez personas, unas ciegas totales y otras con un pequeño resto de visión, seamos capaces de afrontar un viaje, sin el apoyo de ningún monitor, etc., creo que es ya un hecho muy a valorar. Muestra un primer logro: el de dejar constancia de que, con una buena planificación y organización, puede hacerse y además resulta positiva la experiencia.
Me queda de León que es una ciudad, en cuanto a su faceta turística, cómoda, agradable para pasear, con unas gentes acogedoras, con una gastronomía espectacular y con elementos urbanos agradables a mis sentidos: sus estatuas, sus parques, el paseo junto al río Órbigo, el barrio Húmedo.
Es una ciudad en la que la espiritualidad sale a flote: saber que fue, y aún lo es, un punto clave del Camino de Santiago, el penetrar en su catedral con la luz tamizada por unas vidrieras maravillosas o el estar en san Isidoro, en su claustro.
Me emocioné al tocar un cantoral o antifonario: un ejemplar miniado con sus tapas de piel, sus hojas de pergamino y sus signos para guiar a los monjes en el noble canto gregoriano.
Me ilusioné al situarme al lado del maestro Antonio Gaudií, junto a su Casa Botín, una escultura en la que está sentado, tocado de un sombrero y dibujando en su cuaderno quién sabe qué.
Me vi transportado a la Edad Media al pisar la plaza de la catedral. Pensé que en aquel momento, un domingo cualquiera del siglo XIII las gentes, y yo con ellas, pasábamos un día de mercado, con sus puestos de venta de productos agrarios y artesanales, con los juglares y sus romances de ciego, sus peregrinos…
Me dolió estar delante de unos tesoros del mundo del Arte y la Historia, y no poder verlos, no poder tocarlos. Pensaba que si han aguantado el paso de los siglos, bien podrían superar la caricia de mis manos. Sí, es verdad: la imaginación. Pero ante determinada belleza, mi capacidad evocadora no es suficiente, os lo aseguro. Me podréis decir que piense en lo afortunado que era estando allí, y así lo hice, pero…… el cristal y los carteles lo impidieron: “Prohibido tocar”.
La guinda del viaje la constituyó el estar en el local del grupo Café Quijano, La Lola (¿quién no ha escuchado esa canción? “Se llama Lola y tiene historia…” Por si acaso,, pinchad en el título de la entrada y podréis recordarla). Es un establecimiento grande, de tres plantas, en el que el padre de los hermanos, integrantes del grupo, canta en vivo música de boleros con una voz y una maestría en el manejo de la guitarra absolutamente envidiables. Que estuviésemos allí y que su dueño tuviese el enorme detallazo de invitarnos a una botella de cava, de dedicarnos una canción y de volcarse con nosotros, de decir que personas como nosotros éramos un ejemplo por nuestro humor y nuestra fuerza, es algo enormemente emocionante, muy hermoso.
En definitiva, por encima de cuestiones puntuales, éste ha sido otro de esos momentos inolvidables: lo aprendido, las risas, la camaradería, la demostración de que se puede… la normalización.
¿Y quién no me dice a mí que Guzmán el bueno, san Francisco de Asís, Neptuno o Gaudí no cobraron vida y me llevaron de la mano a su mundo? ¿Que no quisieran llevarme ante uno de aquellos soldados romanos que, en el año 68, perteneciendo a la Legio Septima Gemina, se asentaron entre los ríos Bernesga y torío para proteger la explotación de las minas de oro en la región de las Médulas?

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Accesibilidad universal a los museos

Como, seguramente conoceréis, hoy es el Día Internacional de los Museos. Pues bien, quiero sumarme a su celebración, compartiendo un pequeño, pero interesante artículo, para llamar la atención sobre la necesidad de pensar en la accesibilidad universal a essos espacios y cómo su adaptación no supone mayores costes.
A mí me gusta ir a los museos, pero claro… a los que pueda disfrutar de sus contenidos y no a los que mi visita vaya a ser una mera pérdida de tiempo.
Su autor es profesor ayudante del departamento de Arqueología de la universidad de Alicante.



En los últimos veinte años se ha desarrollado la “Nueva Museología”, una corriente que busca la democratización de los valores y de los productos culturales.
Los museos han cambiado su centro de interés del objeto al visitante: se han multiplicado las exposiciones temporales, los eventos culturales, la tecnología audiovisual ha invadido espacios donde antes reinaban frías vitrinas repletas de antigüedades... A pesar de sus logros, uno de los principales fracasos de esta corriente ha sido la falta de integración del público con discapacidades. El interés pasó del objeto al visitante, pero no a todos los visitantes.
La mayoría de las enormes inversiones que se están haciendo en museos no contemplan la accesibilidad integral como prioridad. Estos nuevos montajes difícilmente se adaptarán, una vez orgullosamente inaugurados, al público discapacitado. Es urgente, pues, identificar las causas de problema y posibles estrategias para concienciar a políticos, arquitectos y técnicos responsables de estas instituciones. En mi opinión, algunos tópicos entorpecen este necesario proceso.

El primer tópico es que no merece la pena adaptar para una minoría que, además, acude poco a estos lugares, pero se trata de una abrumadora minoría (más del 10% de la sociedad), y el envejecimiento progresivo de la población está contribuyendo a aumentarla. El público mayoritario a los museos serán, a medio plazo, unos mayores que han tenido gran acceso a la educación y que desean acceder a la cultura, así que no es mala idea adaptar nuestras instalaciones a quienes serán nuestros principales clientes. Con los años todos tendremos alguna discapacidad: hacer museos accesibles es como invertir en un plan de pensiones para todos. Por otra parte, el hecho de que los discapacitados vayan poco a los museos se debe a que esos espacios y sus contenidos les ofrecen con demasiada frecuencia serias dificultades de acceso físico e intelectual, de modo que es comprensible un cierto desánimo. De ahí la importancia de publicar guías actualizadas para visitantes con discapacidades.
El segundo tópico es que beneficiando a esta “minoría” estamos perjudicando a la mayoría. Pero si contamos también a quienes, de forma temporal o permanente, no poseen las mismas capacidades físicas que la media de los adultos —niños, embarazadas, personas accidentadas, de baja estatura y mayores— la minoría ya no lo es. Además, los equipamientos accesibles favorecen a todo el público, porque son cómodos, se adaptan a una gran variedad de visitantes, no perjudican al resto del público: le benefician. Lo que es bueno para los discapacitados es todavía mejor para quienes no lo son, incluyendo a los que, simplemente, están cansados.
El tercer tópico se refiere al coste de la accesibilidad. Y aquí hay que afirmar rotundamente que, en fase de diseño, la accesibilidad no es más cara (cuesta lo mismo una vitrina accesible que una que no lo es). Una vez entregada la obra, las reformas para adaptarla, de aceptarse por la institución titular —algo muy difícil a corto o medio plazo—, sí pueden suponer un coste adicional importante.
En cuarto lugar, la mayoría de la población —incluidos los técnicos y los arquitectos— reduce la cuestión a la presencia de rampas y ascensores, pero accesibilidad no es sólo ausencia de barreras arquitectónicas. Mientras los primeros museos intentaban asemejarse a templos clásicos, con alto podio y escalinatas, ahora las barreras se suelen evitar por norma legal, pero no sólo se trata de acceder al propio museo, sino también —en la medida de lo posible— a sus contenidos (vitrinas, textos, objetos, imágenes, maquetas) y a su entorno: comunicaciones urbanas, aparcamientos...
Por último, existe una tendencia a solucionar la cuestión con equipamientos especiales: algunos museos crean para los visitantes ciegos salas aparte (los “gabinetes tiflológicos”) que, a pesar de su buena intención, suponen un trato especial, que también es discriminación. Es mejor integrar. Una maqueta tocable no sólo la disfrutarán los ciegos: también el resto del público.
En este punto, vamos a proponer cinco estrategias que, creemos, podrían ayudar a desarrollar definitivamente la museografía accesible —incluyendo museos del territorio, como parques, rutas e itinerarios culturales—. La primera estrategia tiene que ver con la educación y la concienciación. La realización de cursos para técnicos, arquitectos e ingenieros (como los que cada año realiza la Generalitat Valenciana en universidades) contribuye a implantar en las nuevas generaciones de diseñadores de nuestros futuros equipamientos la concienciación necesaria para que, cuando se enfrenten a un nuevo proyecto, les resulte algo natural la búsqueda de la mayor accesibilidad.
La segunda estrategia consistiría en dar suficiente publicidad de los productos accesibles. Guías de turismo, páginas web y folletos deben ayudar al visitante con discapacidad a seleccionar sus visitas. Aquí hay que apelar a la acción de las Administraciones públicas, y a la constante actualización de estos recursos.
La tercera estrategia es premiar la excelencia. España es un país de pocos premios. Sería conveniente crear cuantos más reconocimientos públicos mejor a
Los proyectos y acciones de accesibilidad. Al fin y al cabo, el mundo de la cultura se mueve mucho por imitación o deseo de lo que otros han hecho o conseguido.
La cuarta estrategia consiste en seguir los principios del diseño universal. Este concepto, creado en 1985 por el arquitecto Ronald L. Mace supone “el diseño de productos y entornos de manera que puedan ser utilizados por el mayor número de personas, sin necesidad de adaptación o diseño especializado”. Su objetivo “es simplificar la vida de todos, haciendo que entornos, productos
y comunicaciones sean más útiles para un mayor número de personas con un coste adicional bajo o nulo”. Sus principios (diseño útil a cualquier tipo de usuario, que se adapte a las capacidades, que transmite de forma clara la información, cómodo y de bajo esfuerzo físico, y la posibilidad de acercamiento, alcance, manipulación y uso del dispositivo independientemente de la talla, postura o movilidad del usuario) son la clave para la realización de un auténtico producto cultural accesible. En el Museo de Villajoyosa todas las maquetas son tocables, hemos rebajado de 160 cm (la habitual en museografía) a 135 cm la altura media de los textos (siempre en macrotipo) y hemos creado un modelo de vitrina accesible en colaboración con la empresa Riobe, S.L. La voluntad y el respaldo políticos han marcado, desde hace años, una línea a favor de la accesibilidad en los museos municipales, como la casa de la Barbera o el proyecto de nuevo museo arqueológico.
No es necesario ser un museo grande para ofrecer un producto accesible, no es una cuestión de dinero.
Por último, se trata de que la persona con discapacidad pueda aproximarse lo más posible (la total accesibilidad es casi una utopía) a los valores culturales del patrimonio que el museo oferta, aunque necesite ayuda. Una fórmula aceptable sería que existieran recursos a su alcance físico e intelectual para un tiempo de visita equivalente al de una persona no discapacitada (no menos de una hora). Vitrinas y mobiliario adaptados, maquetas tocables, láminas Fuser, algunos originales o reproducciones tocables, audiovisuales subtitulados y audiodescritos, etc. pueden ayudar a conseguir este objetivo. No olvidemos consultar siempre durante la fase de diseño a especialistas o representantes de cada colectivo o a organismos y asociaciones especializados. Con no mucho esfuerzo, utilizando los medios adecuados, podemos entre todos contribuir a crear una auténtica museografía accesible.

Antonio Espinosa Ruiz

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jueves, 14 de mayo de 2009

Futuribles

Ha llegado a mis manos, por razones profesionales, el informe elaborado por el Observatorio del Libro y la Lectura, dependiente del Ministerio de Cultura, correspondiente a 2008 y de él, me ha parecido muy acertada esta reflexión que firma Juan José Millás. Espero que, a quienes tanto gozáis de la pasión de la lectura, os sirva de estímulo mayor aún.



¿Qué habría sido de mí si no hubiese estado en París, en Nueva York, en Londres,
en Atenas, en Lima, en México, en Quito, en Bogotá…? Supongamos
que arranco de mi vida la experiencia de esas ciudades, sus museos, sus gentes,
sus comidas, sus parques, sus licores, su agua, su humedad, su atmósfera, su
luz. Imaginemos que jamás he paseado por esas urbes remotas cuyas calles han
ido formando en mi memoria (en mi conciencia) una red que forma parte de
mí, que me conforma, y por la que de vez en cuando me aventuro de nuevo
real o imaginariamente. Soy en parte el resultado de haber estado allí como
soy en parte los cinco dedos de mi mano derecha o soy en parte mis ojos o
soy en parte mis oídos. ¿Qué habría sido de mí sin los oídos, sin los ojos, sin
los dedos de la mano derecha?
Más futuribles: ¿Cómo sería yo de no haber ido nunca al cine? ¿Cómo me
quedaría si me extirparan las tardes pasadas en las salas de sesión continua?
¿Cómo habría sido en la madurez de no haberme identificado en la adolescencia
con los héroes y antihéroes de las películas, cuyas actitudes trataba
de imitar al salir a la realidad, a la calle? ¿Qué aspecto tendría si un bisturí
inmaterial me privara retroactivamente de todas aquellas emociones? ¿A qué me dedicaría en la actualidad de no haber sido víctima de Hitchcock, de Scorsese,
de Howard Hawks, de Welles, de Bergman, de Coppola, de Kubrick, de
Peckinpah, de Godard, de Allen, de Bardem, de Berlanga…?
Y así, de forma sucesiva, hasta llegar a donde pretendíamos: al libro.
¿Dónde estaría yo ahora, en el instante en el que escribo esta frase, de no
haber tropezado con Julio Verne en una biblioteca pública? ¿Cabe imaginar
mi vida sin El viaje al centro de la Tierra? ¿Sería el mismo hoy de no haber
caído en mis manos Crimen y castigo? ¿Mi existencia se podría explicar sin
la presencia de las novelas en las que ingresé con el temblor del que entra
en habitaciones desconocidas? Todos los libros de los que me he alimentado
están en mí a la manera de un conjunto de glándulas, de un sistema
linfático. Ellos han contribuido de forma decisiva a la creación de eso que
llamamos identidad, subjetividad, conciencia. Soy incapaz de imaginarme
sin la experiencia lectora como soy incapaz de imaginarme sin corazón. Si
no hubiera sido lector, ¿de qué me habría servido visitar las ciudades mencionadas
al principio de estas líneas? ¿De qué ver tantas películas, tantos
cuadros, de qué escuchar tanta música? ¿Quién, si no mi yo lector, me
impulsó a viajar, a visitar museos, a escuchar música y puso palabras o dio
sentido a todas esas experiencias que determinaron mi vida? ¿Qué clase de
amigo, de padre, de compañero, de contribuyente, de espectador, sería de
no haber leído?
A menudo, los lectores no valoramos suficientemente nuestra actividad.
Los propios escritores manifiestan con frecuencia algún desdén (sin duda
impostado) por su actividad al afirmar que un libro no cambia nada, que un
título no puede modificar el mundo. Probablemente, esa afirmación se basa
en la idea dominante de que lo que no se puede cuantificar no existe. Los
conocimientos que proceden del discurso científico, al contrario de los que
proceden del discurso literario, se pueden medir. La persona que aprende a
hacer ecuaciones se va a la cama con la seguridad de que hoy sabe algo que
ignoraba ayer. También después de leer un relato de Tolstoi somos más sabios
que antes de haberlo leído, pero no es fácil decir por qué, no es posible medir
la cantidad de conocimiento que nos ha aportado. De ahí el desprestigio de las humanidades. ¿Para qué sirve eso, qué conocimientos de tipo práctico
aporta, qué salidas profesionales tiene?
Quizá un libro concreto no modifique nada. Tampoco un lector. Pero la
suma de miles de libros y miles de lectores contribuye a hacer la realidad más
habitable. Imaginemos, si no, cómo seríamos colectivamente de no haber
existido Homero ni Virgilio ni Dante ni Petrarca ni Camoens ni Cervantes
ni Shakespeare ni Flaubert… Supongamos que no se ha escrito la Eneida ni
Edipo Rey ni El Lazarillo ni La Celestina ni Hamlet ni Drácula ni Ana Karenina
ni La Regenta ni la Biblia… Supongamos que tomamos la historia de la
Humanidad y arrancamos de su corpus todo lo relacionado con la lectura…
Incluso alguien que no hubiera leído jamás comprendería que seríamos distintos.
E inevitablemente peores. Este es uno de los misterios del lector: que
leyendo para sí mismo, para satisfacer sus propias necesidades —y a veces en
la soledad más cruel que quepa imaginar— beneficia secretamente a la sociedad
en la que vive: como si la pastilla que usted se toma contra la migraña
quitara también el dolor de cabeza a sus vecinos.
Los lectores, que siempre han sido en términos relativos poco numerosos,
vienen constituyendo desde hace siglos eso que los sociólogos (y los físicos
nucleares) denominan «masa crítica», es decir, la cantidad de personas necesaria
para activar un fenómeno (o la cantidad mínima de materia necesaria
para que se mantenga una reacción nuclear en cadena). La mayoría de los
ciudadanos no ha leído a Chejov ni a Zola ni a Hemingway ni a Kafka ni
a Elliot ni a Camus… Pero quienes los han leído (la masa crítica) han sido
capaces de transmitir —por una suerte de ósmosis— los valores de sus obras a
la sociedad en la que vivían. Aristóteles y Platón están extrañamente, y gracias
a los lectores, en quienes ni siquiera conocen su existencia.
La masa crítica. La masa. La masa de pan. Pienso en lo que hace crecer a
la masa de pan, en la levadura. ¿Qué clase de levadura, de bacteria, necesita la
masa crítica de lectores para esponjarse como una hogaza? Ni idea. De hecho,
me conformaría con que no se encogiera como una verruga. «A lo largo de
la historia», dice Borges, «el hombre ha soñado y forjado un sinfín de instrumentos.
Ha creado la llave, una barrita de metal que permite que alguien penetre en un vasto palacio. Ha creado la espada y el arado, prolongaciones
del brazo del hombre que los usa. Ha creado el libro, que es una extensión
secular de su imaginación y de su memoria».
¿Qué sería de la imaginación del hombre, y de su memoria, si desaparecieran
los lectores o su masa crítica se redujera hasta extremos inoperantes?

Juan José Millás

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España: el único país de Europa con voto accesible para los ciegos

No he sabido resistirme a compartir esta noticia con vosotros. Y digo esto, porque uno no está acostumbrado a que cuenten con él para hacer declaraciones en los medios de comunicación.
No quería parecer inmodesto, pero sí creo que os interesará y hará ilusión ver mi nombre reflejado en un diario como El Mundo, en su sección de Solidaridad.



Un total de 1.321 personas ciegas o con pérdida parcial de visión han solicitado en España votar en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 7 de junio con un sistema accesible, según informaron fuentes del Ministerio del Interior.
Gracias a este sistema, puesto en marcha por Interior y por la ONCE tras la modificación de la ley electoral en 2007, las personas ciegas o con pérdida parcial de visión y conocedoras del sistema de lectoescritura braille que lo hayan solicitado podrán votar sin que nadie les lea las candidaturas de los diferentes partidos.
Según ha informado la ONCE, en España hay unas 70.000 personas ciegas o con pérdida parcial de visión y de ellas, más de 63.000 tienen más de 18 años y, por tanto, derecho a voto.
Sin embargo, Alberto Gil, de la Comisión Española del Braille, recuerda que no todas las personas ciegas o con problemas graves de visión son conocedoras del braille y que no todos los usuarios de este sistema de lectoescritura utilizarán el voto accesible.
En cualquier caso, subrayó, este sistema supone "un paso" adelante que, no obstante, "llegaría a más gente si hubiera un voto electrónico accesible".
El llamado voto accesible se implementó en las elecciones generales de 2008 con un total de 1.623 solicitudes es el único sistema de estas características existente en la UE, según han recordado el presidente de la ONCE y el de su fundación, Miguel Carballeda, y el vicepresidente primero ejecutivo de la Fundación ONCE, Alberto Durán.
Las personas que utilicen el voto accesible recibirán el día de los comicios la documentación oportuna en la mesa electoral en la que les corresponda votar.

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miércoles, 13 de mayo de 2009

Un señor ruido

Y me quejo yo del ruido que arman mis vecinos los sábados por las noches.
Aquello sí que debió ser todo un espectáculo. Claro para verlo de lejos.



El 27 de agosto de 1883, se escuchó la estruendosa erupción del volcán Krakatoa con una fuerza de 100 megatones, escuchándose hasta 5.000 km de distancia. La fuerza produjo un tsunami de 40 m de altura que destruyó más de 150 aldeas a lo largo de la costa de Java y Sumatra.
La isla llamada Krakatoa se encontraba en el Océano Índico con una superficie de 47 km 2. Asentada sobre una zona sísmica que había provocado esa superficie.
En dicha isla había un volcán de 800 metros de altura con cientos de años de antigüedad, de hecho los grupos indígenas identificaban el volcán como una deidad que podría estallar en cólera, por ello realizaban rituales y en ocasiones, sacrificios humanos. Hasta antes del siglo XIX este volcán se encontraba desconocido para la comunidad internacional.
A mediados de mayo de 1883 el volcán arrojaba fumarolas, desechos y ceniza, el 19 de junio las erupciones eran más intensas causando mareas altas, para el 11 de agosto las erupciones eran ya muy fuertes, ocasionando fisuras en los costados del cono volcánico, aún así nadie se imaginaba lo que estaba a punto de ocurrir.
Al medio día del 26 de agosto, en el volcán comenzó una de las erupciones más espectaculares que tenga registrada la vulcanología.
El 27 de agosto se registraron tres explosiones de mayor intensidad entre las 5:39 y las 8:20, antecediendo a la gran explosión, ocurrida a las 10:02. Su fuerza fue tal que se equivale a la de varias bombas atómicas como las arrojadas en Hiroshima y Nagasaki, Japón. La pequeña isla voló en millones de pedazos.
La erupción provocó maremotos con olas de 40 m de altura recorriendo miles de kilómetros alcanzando continentes lejanos, destruyó 150 aldeas y provocó la muerte de casi 35.000 personas.
Se cuenta que el ruido fue tan intenso que se escuchó a cinco mil metros de distancia, en áreas de Madagascar y Australia. Hoy día los especialistas aseguran que ha sido el ruido más fuerte que se ha escuchado en el planeta. Muchos creyeron que era el Día del Juicio Final predicho en la Biblia.
Las erupciones disminuyeron rápidamente y se hizo famosa en unos meses, cuando la isla ya no existía. Cuarenta años después del desastre, en 1927, se volvió a registrar movimientos intensos, a causa de lo cual brotó una isla que alcanza los 200 metros, se le dio el nombre de Anak Krakatau o ‘hija de Krakatoa’, los geólogos llegan a la conclusión de que no es más que otro cono del mismo volcán que hizo erupción en 1883, por lo que podría sufrir una explosión tan espectacular como aquélla.

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La respuesta de Voltaire

Fijaos qué respuesta dio Voltaire a un aspirante a ppoeta. Espero que no digáis vosotros lo mismo de mis cuentecillos.



-Es muy conocida la causticidad del escritor, filósofo y dramaturgo francés Francisco María Arouet (1694-1778), más conocido como Voltaire. Cierta cruda tarde de invierno, un poeta aficionado le leía a Voltaire algunos de sus últimos versos, mientras éste sufría a un tiempo los rigores del frío y la falta de talento de su pupilo. Al finalizar, el joven preguntó a Voltaire:
-¿Qué opináis?
A lo que Voltaire contestó:
-Si hubiérais puesto más fuego en vuestros versos, o vuestros versos al fuego, no nos moriríamos ahora de frío.

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martes, 12 de mayo de 2009

No me doy por vencido

Después de dejaros ayer ese último puñado de tierra, Tiflohomero quiere volver a uno de sus objetivos primeros: servir de ayuda, poner unas gotitas de optimismo, para ayudar, de forma humilde sí, pero sincera, a contribuir y decirles a esas personas que se sienten tristes o agobiadas, que merece la pena, que hay muchas cosas hermosas por las que seguir adelante.
Ya sabéis: merece la pena, se puede y, como alguien dijo: "por larga que sea la tormenta, al final siempre acaba saliendo el sol".
Y quiero, para ello, poneros una canción de luis Fonsi de su disco "Palabras del silencio".
Que sirva de algo. Ése será nuestro mayor premio, el de Tiflohomero y el de su creador.
Como siempre, para reproducir el víde, pinchad en el título de la entrada.


Me quedo calladoSoy como un niño dormidoQue puede despertarseCon apenas sólo un ruidoCuando menos te lo esperasCuando menos lo imaginoSé que un día no me aguanto y voy y te miroY te lo digo a los gritosY te ríes y me tomas por un loco atrevidoPues no sabes cuanto tiempo en mis sueños has vividoNi sospechas cuando te nombréYo, yo no me doy por vencidoYo quiero un mundo contigoJuro que vale la pena esperar, y esperar y esperar un suspiroUna señal del destinoNo me canso, no me rindo, no me doy por vencidoTengo una flor de bolsillo,Marchita de buscar a una mujer que me quieraY reciba su perfume hasta traer la primaveraY me enseñe lo que no aprendí de la vidaQue brilla más cada día,Porque estoy tan sólo a un paso de ganarme la alegríaPorque el corazón levanta una tormenta enfurecidaDesde aquel momento en que te ví…Yo, yo no me doy por vencidoYo quiero un mundo contigoJuro que vale la pena esperar, y esperar y esperar un suspiroUna señal del destinoNo me canso, no me rindo, no me doy por vencidoEste silencio esconde demasiadas palabrasNo me detengo, pase lo que pase seguiréYo, yo no me doy por vencidoYo quiero un mundo contigoJuro que vale la pena esperar, y esperar y esperar un suspiroUna señal del destinoNo me canso, no me rindo, no me doy por

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lunes, 11 de mayo de 2009

El último puñado de tierra

Como sé que alguna de vosotras, que tantos cariños dejáis por aquí, siente un gran apego a la tierra, he querido escribir un pequeño homenaje a ella, a la que tanto valora.
¿qué pasaría si no pudiésemos pisar la arena de la playa, el suelo fértil de un paisaje de vida y calor?



Era el último puñado de tierra que quedaba en aquel Universo. Todo lo demás había sido sustituido por el hormigón, el acero, cristal y otros materiales nuevos que habían salido con pretensiones de hacerse deudos del progreso ilimitado.
Se preguntaba aquél ¿qué convendría hacer con ese último vestigio de un pasado que ya empezaba a ser remoto?
Podría depositarlo en el Museo de Objetos Raros o en una cápsula que lo preservase para otro porvenir, quién sabe si lo habría, o finalmente si lanzarlo lejos y que los vientos decidiesen por él.
Cuando estaba a punto de optar por la decisión más fácil, sintió que su mano se impregnaba de misterio. Percibió la necesidad de enterrarla en aquellos granos grumosos que parecían haber tomado una nueva vida.
A su mente acudieron unas imágenes ya olvidadas, como si proviniesen de la noche de los sueños:
Una superficie, al tiempo que yerma, acogedora. El ocre, el amarillo, el pardusco grisáceo se extendían en un tapiz de barrancos, ondulaciones y rocas.
De este lecho surgía la vida como en un torbellino. Sonidos de trueno, de gigantesca inmensidad retumbaban en medio de aquella espiral.
Una madre se dejaba envolver por aquella tierra de la que surgía la efervescencia de la vida. Plantas vestidas de colores infinitos, animales de todo tamaño y el ser humano, discurrían sin fin y unos hombres, y mujeres que avanzaban, con su caminar iban esparciendo, expulsando aquella heredad primigenia.
La desolación se adueñaba de su visión a la vez que de su espíritu. No podía entender cómo era aquello.
Total, ¿qué más daba? En este nuevo mundo gozaban de comodidades ilimitadas, utensilios para todo, todo estaba medido, previsto. Pero… ahora, en contacto con ese último resto percibió que algo faltaba, que carecían de, ya casi no sabía bien de qué, pero sí era evidente que, por un instante, había notado una sensación ya lvidada, un calor…
Había llegado hasta allí para terminar de cercar el espacio y erradicar ciertas murmuraciones que ponían la nota discordante a su mundo perfecto. Se decía que en aquel punto, a cuyos pies, el mar se manifestaba poderoso, llegaban los barcos cargados de seres ignotos: unos seres que vestían de formas extrañas, iban tocados con gorros pintados de estrellas y exibían piruetas, danzas, melodías susurradas con sonidos guturales. Esto no podía permitirse.
Cuando ya casi había concluido su tarea, se encontró con ese último puñado de tierra. Quiso ignorarlo pero no pudo y lo apresó con su mano con la intención de…
Una palma suave, cálida se posó sobre su hombro. Le devolvió la paz que le había abandonado durante la ensoñación y escuchó:
-guarda para ti un poquito de ese tesoro que has tenido la dicha de encontrar. Sé el portador de él, no todo está perdido si cumples con tu destino.
Abrió los ojos. Se vio reflejado en los de una hermosa mujer, ojos que hablaban de esperanza, de afecto, de concordia. La mujer iba ataviada con una suave piel de gacela y sostenía un báculo. Iba descalza, tal vez en busca de esa tierra que ahora había sido sentida por el constructor. ¿Se dejaría éste vencer por lo incógnito? ¿qué promesas encerraría todo aquello?


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domingo, 10 de mayo de 2009

Un día en el campo


A raíz del viaje que un grupo de 42 ciegos y deficientes visuales, apoyados por 3 monitores, hemos hecho hoy para disfrutar de una jornada de senderismo en la naturaleza de la sierra madrileña, concretamente en los aledaños de Canencia, y que ha consistido en hacer un recorrido de 14 kms por un paisaje plagado de verdor, olores fragantes (acentuados por la lluvia) y la compañía de animales estabulados en semilibertad, se me ha ocurrido el siguiente diálogo.
Ah, ya sabéis… qué os gusteeeeee….



-Feliz día, doña Vaca. Parece que hoy podremos darnos un festín. jiiijjiiii
-Así lo espero, don Caballo. ¡Cómo se presenta su día de domingo? mmmuuuu
-Pues no sé si a mi dueño le dará por llevarme de paseo, que sé de sus pendencias y andanzas amorosas _se cree él que no lo sé, pero sí sí_. Jjjjiiijjjjiii.
La que habla es una oronda vaca que tiene la facha bonachona de las matronas, hechas a criar retoños, maestra en sabiduría vacuna y su piel moteada de pardo y blanco. Y el ejemplar equino tiene, a su vez, la estampa ágil del que frecuenta el ejercicio diario; con una alzada magnífica, las crines sueltas, y abundantes, y el piafar de quien se sabe ya de cierta edad caballuna.
Ambos, vaca y caballo, estrenan un nuevo día. El paisaje abierto, teñido de una niebla matutina, se pierde en el horizonte. Están junto a un arroyo que fluye cristalino. Se hallan acompañados de un concierto interpretado por buenos representantes del género ornitológico.
-Muuuuuuuuuuu.
-Jiijjjiiiiiiiiii.
Así saludan a la mañana. Otros congéneres les acompañan.
-Oooohhhh. Pero, ¿Qué es aquello que viene por allí? Jjiiijiiii
- No sé, amigo. Espere, espere. Muuuu…
- Huy, si viene una manada de humanos y ¡qué raros parecen! Déjeme ver. Muuuu.
-Sí, sí. Fíjese, llevan unos perros sujetos de una brida extraña. ¡Y llevan dos palos, qué raros! –los humanos cada vez están más desconocidos. ¿Quién sabe adónde se proponen llegar?!- Jiiijiji.
-Aaaah, sí. Un palo blanco y otro normal. Pero, el caso es que no todos los llevan. Muuuu. Lo que sí parece, es que se quieren todos mucho. Van del brazo unos de otros. ¿Será que ha cambiado la especie humana y desde hoy van a ser más civilizados? ¿Lo pondrán todo como un estercolero? Y luego dicen de nosotras,de nuestras caquitas, con lo útiles que les resultan y lo que gruñen. Oiga, cada vez hablan más raro… Muuu.
-Jiijiiiiiji. Yo a mi amo sí le entiendo. Sobre todo cuando me hace llevarle abrazado de esas hembras que suele traerse. La última era bien simpática conmigo. Creo que le gusté yo más que el listo de mi dueño.
-Ya van pasando. Se les ve contentos. Mire ahí va un ejemplar estupendo, aunque… ¡tocado de una gorra, pero si llueve! Lo que yo digo… cada día más raros. Muuuuuu. Le veo entre otro humano y una humana. ¿A ver qué dicen? Que a una le gustan estas cosas.
-Oye, Alberto. La verdad es que nos está haciendo un día de lujo. Mejor no podíamos haberlo elegido.
-Dí que sí, Nuria. Y qué bien huele a campo. Es genial. No puedo creerme que me vea metido en estos trances. Con lo comodón que yo era. Qué pena que Elenita se lo esté perdiendo. ¿qué tal lo llevará?
-Podíamos hacer como aquél: encerrar en un frasquito este perfume y llevárnoslo para Madrid.
-Sería una idea genial.
-Bueno, menos mal que ya pasan todos de largo. A ver si nos dejan en paz y se marchan con viento fresco. Con lo tranquila que está una a sus anchas. Muuuu.
-Buenos días, doña Abubilla. ¿Ha visto a esos humanos qué raros son? Jiiijjiiiiji.
-Piiiipiripiiiipi. Sííí. Son de la capital. Han venido de excursión y mi querido Pájaro Carpintero me ha dicho que están ciegos _oiga_. Pero, eso sí. Tienen un humor…….






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sábado, 9 de mayo de 2009

El ciruelo del ruiseñor

Recuerdo hoy aquel banquetazo que me di a base de ciruelas cogidas del árbol de uno de los huertos de mi pueblo. Estaban ricas, eran dulces, de las claudias, pura miel. Tan buenas estaban que comí una y otra y otra…
Al cabo, ya en casa ¿qué pasó? Pues un épico dolor de barriga y una riada de… ¿color ciruela?
En fin, el caso es que me siguen gustando.
Y al hilo de las ciruelas otra cosa: “es como aquél maestro Ciruela que sin saber leer montó una escuela”. Toma castaña.
Bueno, ahí os va una leyenda sobre este árbol.
Feliz noche de sábado primaveral. A disfrutar de ella.


Un ciruelo de los jardines imperiales murió, y el emperador sintió vivamente esta pérdida que destruía la armonía de su parque. Ordenó pues, que fuese sustituído por otro árbol igual. Pero ¡ay! todas las indagaciones fueron vanas, y ya se habían agotado todas las posibilidades, cuando en la residencia de un noble caballero se descubrió un ciruelo de forma y tamaño semejantes al que había sido necesario arrancar.Los dignatarios de la corte se dispusieron a ir en su busca para transportarlo a los jardines del palacio. Pero antes de que el árbol fuese arrancado de su sitio, una niña se acercó a él y colgó de una de sus ramas una hojita de papel.Cuando el ciruelo fué transplantado, el emperador lo contempló con vivo placer; todas las reglas severas de la jardinería quedaban respetadas, pues el árbol no era ni demasiado alto ni demasiado espeso, sino perfecto.Habiendo advertido el papel colgando de una rama, mandólo traer. Era una de esas tiritas en las cuales los poetas, con diestro pincel, trazan a gusto de su inspiración las estrofas que le sugiere la vista de un vuelo de pájaros en el cielo gris o los frágiles pétalos del cerezo cuando caen como nieve olorosa.Y he aquí la poesía que leyó el emperador:"Muy augusta es la voluntad imperial pero si el ruiseñor viene a reclamar su habitáculo ¿qué podré yo contestarle?"Intrigado, el soberano mandó preguntar quién había escrito aquellas líneas. Supo así que el ciruelo había sido descubierto en la residencia de un poeta celebérrimo, el ilustre Ki-no-Surayuki (siglo VIII) y que el autor de la poesía era la hija de éste.

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La personalidad de un genio

Con motivo de la preparación de textos que, los pertenecientes al Club Braille de Madrid, leeremos el 19 de junio próximo en la Delegación Territorial, he entresacado estas líneas del carácter de Louis braille que me gustaría compartir con vosotros.
Que os gusten y ojalá que yo sepa ser fiel seguidor suyo. Sé que es difícil, pero… al menos lo intento..



Conocer la personalidad de Louis braille no resulta sencillo, pues su correspondencia prácticamente ha desaparecido y las obras, en las que vierte su sistema de lectura y escritura son, en general de lo más impersonal.
De todas maneras sí podemos asegurar que su espíritu estuvo preocupado por la más estricta concisión y por una búsqueda de la perfección. Era alguien que construía pacientemente y con método sus experimentos.
Bajo un aspecto poco expresivo por su temprana ceguera, atesoraba notables cualidades.
Fue un hombre honrado, probo y recto.
No consideraba que el yo fuese odioso, lo usó con gusto, lo cual no equivalía a inmodestia ni a que no reconociese la gratitud debida a quienes les precedieron.
Sus amigos fueron testigos de la enorme esperanza y entusiasmo que había puesto en sus investigaciones.
Siempre resaltó los méritos de los demás y si hubiese querido algún tipo de reconocimiento no habría sido por exaltación personal, sino por la gloria que habría recaído en el cuerpo de profesores, al que se honraba en pertenecer.
En él la amistad era un deber de conciencia al mismo tiempo que un afectuoso sentimiento y a ella habría sacrificado todo: su tiempo, su salud y su fortuna. Quería que su amistad fuese provechosa a quienes la daba. Se preocupaba por su conducta y esto le inspiraba firmes consejos. Cuando había que comunicar alguna cosa desagradable, era el primero en ofrecerse, con una sonrisa y” ¡… bueno, me sacrificaré yo!” Ponía todo su empeño en que no se le escapase nada que pudiera desagradar o contrariar. Sabía mantener una conversación de manera interesante y variada, pasaba de lo jocoso a lo serio, de la gracia a la severidad. Sus frases, ingeniosas, iban de boca en boca, alcanzando enseguida el rango de proverbios.
Su palabra y el tono de su voz llevaban siempre cierto sello de finura que representaba muy bien su fisonomía.
Lo sensato de su espíritu y la rectitud de su razón, así como la penetración de su inteligencia le hacían ser tomado por muchos como consejero y por su franqueza fue conocido con el apelativo de “censor”.
Siempre se le pedía que tomase parte en los distintos consejos de las sociedades a favor de los ciegos que, por entonces, se iban creando y a las que contribuyó de forma inteligente.
A sus palabras unía siempre la acción y la entrega, gustaba de servir de alivio a los sufrimientos de los desgraciados, y cuando hacía el bien, lo hacía con su sencillez y delicadeza habituales. Sabía que no bastaba con entregarse, sino que había que hacerlo con respeto y discreción.
Se cuenta que proporcionaba, de su propio bolsillo libros en relieve y demás materiales a los chicos que eran demasiado pobres para comprarlos.
Tenía un especial cuidado en no hacer nada que pudiese distinguirle, hacerle notar, manteniéndose siempre de acuerdo con las más estrictas reglas del buen parecer.
Contempló la proximidad de la muerte, no sin emoción, pero sí sin miedo. Todo ello por sus profundas convicciones religiosas.
En fin, la fisonomía dulce y apacible de Braille revelaba las amables cualidades de que estaba dotado.
En el monumento que, en 1882, se erigió en la plaza de su pueblo natal se le muestra con su traje de profesor, con su palma en la solapa de la chaqueta y la capa sobre el hombro izquierdo con una expresión de viva y aguda inteligencia.


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viernes, 8 de mayo de 2009

Brindis

Chin chin chin. A vuestra salud.
Sabéis ya, creo, que uno de mis grandes placeres es disfrutar de la compañía de buena gente en torno a una mesa con ricas viandas. Y como acompañamiento hacer ese brindis de buenos deseos. Así que, aquí va mi brindis por vosotros y vosotras. Que suene, que suene…



La palabra "brindis" viene de la expresión alemana "Ich bring dir's " (yo te lo traigo). Esta palabra llegó al español por medio del italiano. En 1527 los lansquenetes alemanes de Carlos V saquearon la ciudad de Roma y celebraron su victoria alzando sus copas y gritando esa expresión.Hay unos que dicen que la tradición de chocar las copas viene de tiempos medievales. Después de la caída del imperio romano y la invasión de los antiguos alemanes, cada pueblo tenía un rey.Cuando un rey quería expandir su control a otro pueblo, casaba a su hija con el príncipe del otro reino. Después invitaba al otro rey a una fiesta y le ofrecía un vaso de vino con veneno. Bueno, para evitar este problema, cuando un rey ofrecía un vaso de vino a otro rey, este chocaba su copa con la del otro rey para que sus vinos se mezclaran. Si es que lo iban a envenenar, por lo menos el otro rey tendría que morir también.Otra versión dice que la costumbre de chocar las copas es heredada de los romanos, quienes bebían mucho en sus fiestas y decían que al tomar un trago había que disfrutarlo con todo... todos los sentidos disfrutaban del trago: el olfato, el tacto, la vista y por supuesto el gusto, pero el oído no disfrutaba...por tanto chocaban las copas para que éstas sonaran ¡y se disfrutara con todo!En muchos idiomas la frase favorita que se intercambia al hacer un brindis es algo así como "A tu Salud!". Hay unos que piensan que la raíz de esta costumbre es que antiguamente se creía que el alcohol tenía espíritus los cuales concedían deseos que se pidieran sobre la copa. Generalmente se deseaban salud.Según don Daniel Mendoza, un gran enólogo de renombre mundial, la expresión 'Salud' al brindar viene de las grandes comilonas que organizaban los reyes antiguamente cuando regresaban de las grandes campañas y guerras. Como no existían los refrigeradores, la comida se fermentaba y traía graves consecuencias gástricas y de salud. Con el tiempo se habrían dado cuenta que tomando vino antes de la comida, las propiedades de éste hacían que la digestión fuera mejor.Por tal motivo se deseaban 'salud' al tomar el vino previo a la comilona.

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Aprendiendo, aprendiendo

Por aquello de que siempre conviene aprender cositas, quiero hablaros del último curso que me han dado en el trabajo.
Se trató de prevenir riesgos en oficinas y, oiga, no diré que no sea necesario. Pero, claro si lo hacen que sea un poquito más adecuado a este cegato (aunque sólo sea por hacer el paripé _como decía Nana_). Porque… se esperan buenas risas por vuestra parte.
Empezamos…



Después de firmar los papelotes de asistencia, por supuesto en vista, de que tuvieran que ponernos el D.N.I. y echar el garabato de rigor, saliéndome del recuadro habilitado al efecto, la monitora planta su inevitable proyector de la presentación de imágenes… click click click. Que ahora no somos nadie sin las dichosas presentaciones en power point. Todo muy bonito, claro: muchas fotos y hasta algún vídeo para animar el cotarro.
Pasamos a hablar de señales después de largarnos un soberano rollo sobre legislación. Oiga señales bien majas, de colores (claro) y de formas distintas. Pero… una pequeña pega… ¿cómo sabe el ciego qué señal hay, qué indica, dónde está? Ah, eso no importa. Podrían ser acústicas _sugiere una compañera_ A lo que la simpática monitora dice que no que el ciego debe aprendérselas de memoria, conocer el edificio. Estupendo.
Vamos a otro punto, que se nos va el tiempo. Las pantallas de visualización de datos. Vaya, y yo que la tengo arrinconada en una esquina de la mesa. Pues no, hay que tenerla enfrente y a la altura de los ojos. Ahora me doy cuenta de por qué me duele el cuello.
No contenta con ello, la señorita de marras pasa al tema de deslumbramientos y reflejos. Y digo yo, no me vas a deslumbrar, no; que más ciego de lo que estoy… Aunque a lo mejor es que de tanto mirar a mis compis estoy como estoy. Ya se sabe… “dame fuego con el brillo de tus ojos”.
Y para terminar el tema del extintor y el fuego. No me veo yo buscándolo y haciendo juegos malabares con la botellita en cuestión mientras se me socarran los pelillos, los pocos que me quedan. A no ser que queráis como menú ciego a la brasa de primer plato, de segundo cieguifrito y de postre ciego flambeado. Jejejjejejejejejejeje.
Y a todo esto, se olvida de lo bonito que es dejarnos una puerta a medio abrir y una escalera en medio del pasillo. La puerta de esa manera está fenomenal para que nos la llevemos por delante y la escalera, más si el operario está subido en ella, también es ideal para que le demos un empujón y se vayan, escalera y operario, a hacer puñetas. Pero éstos son detalles sin importancia.
Para rematar el examen:
¿Cuántas horas debe mirarse la pantalla para producirse fatiga visual? (Toma CASTAÑA). Así estoy yo de cansado al final de la mañana.
¿qué ha de hacerse para enchufar un cable a la red? Fácil: meter los deditos, palpar a ver cómo están puestos y meter el enchufe. UUYY si se me han puesto los pelos tiesos… Ummm…
En fin, toda una experiencia de lo más luminosa. No veais la cantidad de cosas que aprendí.

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jueves, 7 de mayo de 2009

Si no estás

Aquí os pongo el single, con su letra y música, del último disco de El sueño de Morfeo. Que os guste. He de deciros que la voz de la cantante a mí me gusta bastante.
Ya sabéis, para reproducir el vídeo: pinchad en el título de la entrada.
Y también, claro, se admiten descripciones voluntarias. Gracias.



Si no estás me traiciona el subconsciente.Si no estás me descubro de repente nombrándotey me siento tan pequeño.Si no estás te deseo en tu camino lo mejor.que unos nuevos brazos te den el calorque en los míos no encontraste,que en los míos no encontraste.Ojalá pudiese odiarte, ojalá fuera tan fácil olvidarte,ojalá que tengas suerte, ojalá no duela tanto no vertey los días me hagan mucho más fuerte.Ojalá que tengas suerte, ojalá no duela tanto no vertey los días pasan lentos.Si no estás todo pierde su sentido.Si no estás y ya no encuentro motivos para continuar,y me siento tan perdido.Si no estás acaricio tu recuerdo sin querery deseo que el destino te vuelva a traery ya no puedas marcharte,y no vuelvas a marcharte.Ojalá pudiese odiarte, ojalá fuera tan fácil olvidarte,ojalá que tengas suerte, ojalá no duela tanto no vertey los días me hagan mucho más fuerte.Ojalá que tengas suerte, ojalá no duela tanto no vertey los días pasan lentos, si no estás.Los días pasan lento, si no estás.Si tú no estás.Ojalá pudiese odiarte, ojalá fuera tan fácil olvidarte,ojalá que tengas suerte, ojalá no duela tanto no vertey los días me hagan mucho más fuerte.Ojalá que tengas suerte, ojalá no duela tanto no vertey los días pasan lentos, si no estás.

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miércoles, 6 de mayo de 2009

El regalo

A cuenta del regalo que acabo de recibir por mi trabajo sobre mi viaje a los lugares de Louis Braille y lo que ha significado para mí su código, me surge esta humorada.
Que os guste, como siempre.



¡Desgraciada de mí. Mira que ir precisamente a caer en las manos de un ciego! Con la de dueños interesantes que me podían haber tocado en suerte. Sí, señores de ésos de los de antes, de aquellos que portaban su traje, su sombrero hongo y su impecable bigote. O señoras estilosas, elegantes, dispuestas siempre al gesto amable. Y va y me envían a casa de un ciego que parece que fue premiado por no sé qué trabajo, que no escribió, claro, al menos no lo hizo con una de mis hermanas u otro de mis hijos.¡qué barbaridad, señores. Ya nada es lo que era! Si de por sí, ya nosotras casi nos hemos convertido en objeto de nostálgicos, vencidas por ciertas máquinas diabólicas, piezas de museo, , que me tenga que tocar a mí ser víctima del arrinconamiento, ¡no hay derecho!
Mi sangre se secará y no se preocuparán por cambiarla. Mi punta afilada se volverá roma por falta de uso y… nadie la repondrá.
¿Se han enterado ya? Soy una pluma estilográfica, una de factura esbelta, asir cálido y escritura de seda. Y todas estas cualidades mías van a perderse en cualquier cajón olvidado.
-Señor Alberto, tenga; le han traído este paquetito.
-Gracias, don Fernando. Lo esperaba.
A ver, a ver. Qué ilusión. Oye, oye, y yo que habría deseado un regalo más apropiado… pero la verdad es que cada vez me gusta más. Qué fina es, debe ser plateada, qué empuñadura más elegante. Bueno, la guardaré de recuerdo.
-Oiga, ni se le ocurra hacer lo que estoy pensando que usted piensa hacer.
-¿Eeehh! ¿Quién habla!
-Soy yo, su pluma, su regalo.
-Oiga, no se me ponga así. Yo fui el primero que pidió cambiarla por algo más indicado, una figura, un sujetalibros, algo que se tocase. Así que, déjese de lamentos. Al menos yo la cuidaré bien, la guardaré con esmero. Y mi mano la acariciará como ninguna otra sería capaz de hacerlo. ¿Qué quiere? ¿Qué la dejen por ahí abandonada al descuido de escritores despistados?
-Pero yo he sido hecha para crear, ser transmisora de historias, vehículo de cartas de amor, sello de grandes momentos y con usted… nada de nada.
-Déjese de refunfuñar. Confórmese con su destino. Sepa apreciar el mérito de quien pasa a ser su poseedor.
-Y ésta que habla, ¿quién es? Me voy a volver loco.
-Soy la señora Marcapáginas. Y no he podido callar ante la mala educación de esa presumida. Querido Alberto, te estoy muy agradecida porque siempre me tratas con cariño, me dejas que acaricie los puntitos de tus libros. Me permites avanzar en tus fantasías, en las aventuras que vas viendo, viviendo. Y ahora quiero recompensarte tantas atenciones, haciendo que la cascarrabias ésa se trague sus palabras.
-¿Y cómo lo harás?
Esto es increíble. Plumas que hablan, marcapáginas amistosas… ¿En qué quedará todo?
-Vamos, acérquese, doña Presumida. Pose su punta en mi lomo. Déjese guiar por los contornos de mi faz. Note como…
-Cógela ahora, amado Alberto Y verás.
Guuuaaauuu. Si los trazos que pinto se tornan táctiles, relieves. A ver, a ver. Voy a escribir… “amistad” _qué bonita parece_. Amor _qué suave_. Viaje _qué amplio se ve. Flor de rosa _como huele-…
-Gracias doña Marcapáginas. Me siento feliz. Soy un ser único. En el cielo de las plumas y bolígrafos podré presumir de gusto. Nadie como yo.
¿Cuántas letras no voy a poder pintar? Qué de mensajes, qué de sueños, qué de personajes. Y hasta podré ver mi nombre en un libro. Qué magia.
Doña Pluma y la señora Marcapáginas se unen en un gesto felizz al comprobar su utilidad, la dicha de su dueño. Ambas sonríen aunque Alberto no las vea, pero siente, percibe que un mundo nuevo se abre a sus ojos, a sus manos.



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martes, 5 de mayo de 2009

Un nuevo modelo de coche

Como sé que me apreciáis, si a alguien se le ocurre hacerme un regalito y no se le ocurre qué, aquí os pongo una idea.


La compañía holandesa PAL-V Europe BV, acaba de presentar el prototipo de un coche volador, que ha sido bautizado como Personal Air and Land Vehicle (Vehículo Personal Aéreo y Terrestre). En 2012, este coche saldrá al mercado, si todo sale como se espera. Sin embargo, en principio, no todo el mundo podrá conducirlo: será sólo para emergencias porque, si se generalizara su uso, sería necesario cambiar las leyes de circulación. El coche cuenta con tres ruedas, y en tierra podrá ponerse de 0 a 100 kilómetros por hora en menos de cinco segundos. En el cielo podrá alcanzar los 200 kilómetros por hora, tras un despegue para el que necesitará una distancia de 50 metros. Su motor, de la marca Mazda, será de tecnología híbrida y podrá funcionar con distintos tipos de combustible. El prototipo del “coche volador”, que se parece a un helicóptero, fue probado recientemente en una presentación celebrada en Amersfoort, una ciudad de la provincia de Utrecht, y a ella acudió incluso el ministro de transportes holandés, Camiel Eurlings.

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La serpiente blanca

De donde se demuestra la utilidad de hacer el bien.
Que os guste y paséis un rato agradable con esta fábula
Yo aspiro a practicarlo, en la escasa medida que puedo.

Hace ya de esto mucho tiempo. He aquí que vivía un rey, famoso en todo el país por su sabiduría..




De donde se demuestra la utilidad de hacer el bien.
Que os guste y paséis un rato agradable con esta fábula
Yo aspiro a practicarlo, en la escasa medida que puedo.

Hace ya de esto mucho tiempo. He aquí que vivía un rey, famoso en todo el país por su sabiduría..

. Nada le era oculto; se habría dicho que por el aire le llegaban noticias de las cosas más recónditas y secretas. Tenía, empero, una singular costumbre. Cada mediodía, una vez retirada la mesa y cuando nadie se hallaba presente, un criado de confianza le servía un plato más. Estaba tapado, y nadie sabía lo que contenía, ni el mismo servidor, pues el Rey no lo descubría ni comía de él hasta encontrarse completamente solo. Las cosas siguieron así durante mucho tiempo, cuando un día le picó al criado una curiosidad irresistible y se llevó la fuente a su habitación. Cerrado que hubo la puerta con todo cuidado, levantó la tapadera y vio que en la bandeja había una serpiente blanca. No pudo reprimir el antojo de probarla; cortó un pedacito y se lo llevó a la boca. Apenas lo hubo tocado con la lengua, oyó un extraño susurro de melódicas voces que venía de la ventana; al acercarse y prestar oído, observó que eran gorriones que hablaban entre sí, contándose mil cosas que vieran en campos y bosques. A comer aquel pedacito de serpiente había recibido el don de entender el lenguaje de los animales. Sucedió que aquel mismo día se extravió la sortija más hermosa de la Reina, y la sospecha recayó sobre el fiel servidor que tenía acceso a todas las habitaciones. El Rey le mandó comparecer a su presencia, y, en los términos más duros, lo amenazó con que, si para el día siguiente no lograba descubrir al ladrón, se le tendría por tal y sería ajusticiado. De nada sirvió al leal criado protestar de su inocencia; el Rey lo hizo salir sin retirar su amenaza.
Lleno de temor y congoja, bajó al patio, siempre cavilando la manera de salir del apuro, cuando observó tres patos que solazaban tranquilamente en el arroyo, alisándose las plumas con el pico y sosteniendo una animada conversación. El criado se detuvo a escucharlos. Se relataban dónde habían pasado la mañana y lo que habían encontrado para comer. Uno de ellos dijo malhumorado:
-Siento un peso en el estómago; con las prisas me he tragado una sortija que estaba al pie de la ventana de la Reina. Sin pensarlo más, el criado lo agarró por el cuello, lo llevó a la cocina y dijo al cocinero:
-Mata éste, que ya está bastante cebado.
-Dices verdad -asintió el cocinero sopesándolo con la mano-; se ha dado buena maña en engordar y está pidiendo ya que lo pongan en el asador.
Le cortó el cuello y, al vaciarlo, apareció en su estómago el anillo de la Reina. Fácil le fue al criado probar al Rey su inocencia, y, queriendo éste reparar su injusticia, ofreció a su servidor la gracia que él eligiera, prometiendo darle el cargo que más apeteciera en su Corte.
El criado declinó este honor y se limitó a pedir un caballo y dinero para el viaje, pues deseaba ver el mundo y pasarse un tiempo recorriéndolo. Otorgada su petición se puso en camino y un buen día llegó junto a un estanque, donde observó tres peces que habían quedado aprisionados entre las cañas y pugnaban, jadeantes, por volver al agua. Digan lo que digan de que los peces son mudos, lo cierto es que el hombre entendió muy bien las quejas de aquellos animales, que se lamentaban de verse condenados a una muerte tan miserable. Siendo, como era, de corazón compasivo, se apeó y devolvió los tres peces al agua. Coleteando de alegría y asomando las cabezas, le dijeron:
-Nos acordaremos de que nos salvaste la vida, y ocasión tendremos de pagártelo.
Siguió el mozo cabalgando, y al cabo de un rato le pareció como si percibiera una voz procedente de la arena, a sus pies. Aguzando el oído, se dio cuenta de que era un rey de las hormigas que se quejaba:
-¡Si al menos esos hombres, con sus torpes animales, nos dejaran tranquilas! Este caballo estúpido, con sus pesados cascos, está aplastando sin compasión a mis gentes.
El jinete torció hacia un camino que seguía al lado, y el rey de las hormigas le gritó:
-¡Nos acordaremos y te lo pagaremos!
La ruta lo condujo a un bosque, y allí vio una pareja de cuervos que, al borde de su nido, arrojaban de él a sus hijos:
-¡Fuera de aquí, truhanes! -les gritaban-. No podemos seguir hartándolos; ya tienen edad para buscarse pitanza.
Los pobres pequeñuelos estaban en el suelo, agitando sus débiles alitas y lloriqueando:
-¡Infelices de nosotros, desvalidos, que hemos de buscarnos la comida y todavía no sabemos volar! ¿Qué vamos a hacer, sino morirnos de hambre? Se apeó el mozo, mató al caballo de un sablazo y dejó su cuerpo para pasto de los pequeños cuervos, los cuales se lanzaron a saltos sobre la presa y, una vez hartos, dijeron a su bienhechor:
-¡Nos acordaremos y te lo pagaremos!
El criado hubo de proseguir su ruta a pie, y, al cabo de muchas horas, llegó a una gran ciudad. Las calles rebullían de gente, y se observaba una gran excitación; en esto apareció un pregonero montado a caballo, haciendo saber que la hija del rey buscaba esposo. Quien se atreviese a pretenderla debía, empero, realizar una difícil hazaña: si la cumplía recibiría la mano de la princesa; pero si fracasaba, perdería la vida. Eran muchos los que lo habían intentado ya, mas perecieron en la empresa. El joven vio a la princesa y quedó de tal modo deslumbrado por su hermosura, que, desafiando todo peligro, se presentó ante el Rey a pedir la mano de su hija. Lo condujeron mar adentro y en su presencia arrojaron al fondo un anillo. El Rey le mandó que recuperase la joya, y añadió:
-Si vuelves sin ella, serás precipitado al mar hasta que mueras ahogado.
Todos los presentes se compadecían del apuesto mozo, a quien dejaron solo en la playa. El joven se quedó allí, pensando en la manera de salir de su apuro. De pronto vio tres peces que se le acercaban juntos, y que no eran sino aquellos que él había salvado. El que venía en medio llevaba en la boca una concha, que depositó en la playa, a los pies del joven. Éste la recogió para abrirla, y en su interior apareció el anillo de oro. Saltando de contento, corrió a llevarlo al rey, con la esperanza de que se le concediese la prometida recompensa. Pero la soberbia princesa, al saber que su pretendiente era de linaje inferior, lo rechazó, exigiéndole la realización de un nuevo trabajo. Salió al jardín, y esparció entre la hierba diez sacos llenos de mijo:
-Mañana, antes de que salga el sol, debes haberlo recogido todo, sin que falte un grano.
Se sentó el doncel en el jardín y se puso a cavilar sobre el modo de cumplir aquel mandato. Pero no se le ocurría nada, y se puso muy triste al pensar que a la mañana siguiente sería conducido al patíbulo. Pero cuando los primeros rayos del sol iluminaron el jardín... ¡Qué era aquello que veía! ¡Los diez estaban completamente llenos y bien alineados, sin que faltase un grano de mijo! Por la noche había acudido el rey de las hormigas con sus miles y miles de súbditos, y los agradecidos animalitos habían recogido el mijo con gran diligencia, y lo habían depositado en los sacos. Bajó la princesa en persona al jardín y pudo ver con asombro que el joven había salido con bien de la prueba. Pero su corazón orgulloso no estaba aplacado aún, y dijo:
-Aunque haya realizado los dos trabajos, no será mi esposo hasta que me traiga una manzana del Árbol de la Vida.
El pretendiente ignoraba dónde crecía aquel árbol. Se puso en camino, dispuesto a no detenerse mientras lo sostuviesen las piernas, aunque no abrigaba esperanza alguna de encontrar lo que buscaba. Cuando hubo recorrido ya tres reinos, un atardecer llegó a un bosque y se tendió a dormir debajo de un árbol; de súbito, oyó un rumor entre las ramas, al tiempo que una manzana de oro le caía en la mano. Un instante después bajaron volando tres cuervos, que, posándose sobre sus rodillas, le dijeron:
-Somos aquellos cuervos pequeños que salvaste de morir de hambre. Cuando, ya crecidos, supimos que andabas en busca de la manzana de oro, cruzamos el mar volando y llegamos hasta el confín del mundo, donde crece el Árbol de la Vida, para traerte la fruta.
Loco de contento, reemprendió el mozo el camino de regreso para llevar la manzana de oro a la princesa, la cual no puso ya más dilaciones. Partieron la manzana de la vida y se la comieron juntos. Entonces se encendió en el corazón de la doncella un gran amor por su prometido, y vivieron felices hasta una edad muy avanzada.

11 Dec 2003


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lunes, 4 de mayo de 2009

Mi fiel compañera

Nunca os había presentado a mi fiel compañera y yo creo que, después de tanto tiempo, no puede pasar más tiempo sin que lo haga.
Os preguntaréis, ¿quién puede ser?
Ya sabéis lo que siempre se dice, que detrás siempre hay una gran mujer…



Bueno, bueno. He de deciros que siempre me acompaña, nunca me deja solo. Se mueve conmigo, camina conmigo, vive a mi lado.
Cuando veía jugaba a ponerme delante de ella, pero nunca lo conseguía. Ella siempre iba un pasito detrás de mí, pero siempre estaba ahí. Ahora no la veo ya, pero sé que está.
Quiero pensar que otras, celosas de ella, quisieron adueñarse de mí y casi lo consiguieron, pero yo me resisto a ello. Trato de poner luz donde ellas quieren reinar. Esto es así, pero pese a todo, sé que mi fiel compañera sigue ahí, a mi lado.
Quién será? _os preguntaréis una vez más_.
Pues bien, creo que ha llegado el momento… aquí está:
Su nombre es… Sombra.

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Conocido es que en las civilizaciones primitivas los ritos iniciáticos son el momento culminante de una persona, el instante en que atraviesa una frontera para dejar la niñez y la dependencia familiar, para pasar a la edad adulta y la emancipación.
Pues bien, creo que podríamos hablar de un acto similar para indicar un acontecimiento que, para nosotros, pudiera parecer banal, pero que ha sido todo un descubrimiento para una persona cercana a mí.



Esta persona de extracción humilde y trabajo como barrendero, quedó prácticamente ciego hace unos años. No había tenido la oportunidad de leer, primero por sus orígenes y después por la deficiencia visual.
Sin embargo, no hace mucho me transmitió su deseo de inscribirse en un Club de Lectura que se iba a inaugurar en la ONCE y que quería empezar a leer, que sino creía yo que sería tarde para ello o que le vendría grande.
Me pareció digno de estima, elogiable, el que a esa edad tardía quisiese empezar a leer. Me dijo que le aconsejase. Me dejó su mp3 para que le cargase, en él, los libros que a mí me pareciese mejor. Que él no tenía ni idea. Me pareció una responsabilidad, pero…
Y empezó el Club de Lectura y nos mandaron leer “El amor en los tiempos del cólera” de Gabriel garcía Márquez. Lo leyó enseguida, fue su primer libro y le gustó. El próximo viernes lo comentaremos en una nueva sesión de esa actividad.
Y me pidió más libros. Entonces ¿qué podía ponerle para que la tenue llama del afán por leer no se apagase?
Seguro que vosotras tendréis ideas mejores que las mías al respecto. Pude haber elegido otros, pero de entre los miles de títulos a escoger, me decidí por:
“El lazarillo de Tormes”, cómo no, con las andanzas de ese ciego inolvidable y genial.
“Las aventuras de Sherlock Holmes” por aquello de la intriga.
“A buen entendedor: diccionario de frases hechas de la lengua castellana” por descubrir a qué se deben y qué significan tantas muletillas como se suelen utilizar en nuestro hablar cotidiano.
“La aventura de Dios”, biografía novelada de san Francisco Javier, toda una gesta en una época de descubrimientos.
“Buenos días, Sócrates” que acerca algunos temas de actualidad a través de una sencilla historia de la Cultura.
Espero su opinión, su veredicto: ¿tendrá ganas de más?
¿Os imagináis que le mando a un Joyce, a un Faulkner, a un Saramago?
Como os decía, el embite me pareció muy hermoso aunque de responsabilidad. Un cuaderno en blanco en el que poner las primeras líneas de una, ojalá que posible adicción.
Os contaré.

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viernes, 1 de mayo de 2009

CORDOBESALIDAD

Una amiga me hace llegar esta descricpción de la Ciudad de los Califas. Por si la visitáis, aquí os la dejo.
Que os guste.



Nunca llames extranjero
a quien Córdoba visita,
aunque descienda del cielo
desde una estrella infinita.

Hónrale como a un hermano
Mostrándole su mezquita
Y ve con el conversando
por callejas y placitas.

Si acaso triste se encuentra
enseñale un patio en flor,
pensara que al cielo entra
y ahuyentara su dolor.

Háblale de sus mujeres
las que con una sonrisa,
le haran sentir mil placeres
mientras le envuelve una brisa
aromada de jazmines,
albahaca y azahar
que hará olvidar los confines
de donde pudo llegar.

Y en plena tarde de toros
muéstrale que los toreros,
en cordoba nacen todos
plenos de arte y punteros

En cada esquina un poeta
En cada calle un pintor,
Por doquier pincel, paleta,
musa, canto y trovador.

Si es patrimonio del mundo
Córdoba monumental,
Seria un error profundo
ver extraño a un oriental.


Nunca llames extranjero
a quien por Córdoba pasa,
di con tu abrazo sincero
y mirandole a la cara:
Que Córdoba es tambien suya
Que aquí esta su templo y casa,
Que en cada confín hay
Una pero esta dio nombre y alma.

Nunca llames a un extranjero
A quien Córdoba visita,
Que es palabra como el hielo
Y pronuncia honra quita

Joaquín Revuelto Rueda


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