jueves, 27 de febrero de 2014

Ternura

Buena noche de jueves.
Aquí mi nuevo esbozo de poema, que es hoy un canto a la ternura.
Paz y bien.
Con cariño de sensible solitario.

Ternura

Suave como bolita de algodón azucarada
Es tu cercanía al contemplar a este hombre que sufre.
Tus pequeños gestos de mujer generosa y buena.
Con tus manos protectoras se cubre
mi miedo ante la furibunda tronada.

Blanda hogaza de pan de pueblo crujiente,
Alimento inolvidable para mi soledad.
Tu voz, que preocupada por todo, en mi alma, alegre  resuena.
De tu sonrisa se nutre mi triste oscuridad
Siendo luz para mi desquiciada mente.

Amables son siempre tus palabras, eternas e inquietas;
Deseosas de calmar, calor perfumado,  mis permanentes dudas.
Por tu amistad sincera, me digo: ¡norabuena!
Hasta mis extravíos de hoy, llega el futuro que tú anudas
Con lazos de caricias pícaras y miradas coquetas.

¿Lloras? No son lágrimas, es fresco rocío
Que embellece tus tersas mejillas.
Por tu aroma embriagador de menta y hierbabuena.
Bajo la cascada de tus infantiles cosquillas
Se encuentra aquello que yo más ansío.

Cariñosos son tus abrazos, burbuja protectora;
Cuando mis ojos hablan de cansancio vital.
Tu entrega, que  convierte mis noches de muerte en luminosa nochebuena.
Hasta mí, llegan tus ilusiones de postal
Que brotan por mi piel cual feraz enredadera.

  Ah, tu dulce ternura de
pequeños gestos de mujer generosa y buena;
voz, que preocupada por todo, en mi alma, alegre  resuena;
amistad sincera, por la que me digo: ¡norabuena!
aroma embriagador de menta y hierbabuena.
entrega, que  convierte mis noches de muerte en luminosa nochebuena.
Que nadie la endurezca con aquello que todo lo hunde.

Tu ternura es mi aliento,
Comprensión y secreto pensamiento.
Tu ternura es mi invisible sostén
Sosiego, ilusión y bien.


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domingo, 23 de febrero de 2014

Charcos tras la tormenta

Buena noche de domingo. Feliz semana. Acaba febrerillo el corto y el carnaval se anuncia imparable.
Aquí mi nuevo cuento.
Que estéis bien.
Un abrazo.

Charcos tras la tormenta

Parece ser uno más de los muchos charcos que pueblan las calles de la ciudad. Después de tres días de lluvias torrenciales amaina, al fin,  el aguacero.
Los débiles rayos del sol, al atardecer, se asoman a ese espectáculo inundado de barro y objetos arrrasados.
Los avatidos moradores se enfrentan a la noche y al desastre con los ánimos menguados y el espíritu decaído. A no pocos de ellos, el temporal les ha dejado en la ruina, habiéndoles despojado de esa memoria que suponen los enseres personales de toda una vida, testigos mudos de alegres triunfos y tristes derrotas cotidianas.
Y, no obstante, no es un charco cualquiera. No lo es, porque el líquido que lo ha alimentado dándole vida, no es el agua, si no la sangre.
Así es, pero el caso es que el cuerpo al que debió de pertenecer no aparece por parte alguna. Sin duda que también fue arrastrado, junto a vehículos, electrodomésticos, ramas de árboles y tantas otras cosas más.
Nadie se había dado cuenta de semejante hecho hasta que llegó Estíbaliz para decirlo a sus padres.
La niña venía manchada de arriba abajo y su madre, al contemplarla se asustó.
-Hija, ¿qué te has hecho? Tienes sangre por todas partes.
-Mamita, yo nada. Es que tropecé con un palo que había y me caíd de morros y como todo está calado, pues eso. Uuuufff,qué frío tengo.
-Ven, anda. Menos mal que nuestra casa se ha salvado de la inundación. Qué razón tenía tu abuela al decir que estaba hecha a conciencia y que no habría quien la tumbara. Ven a cambiarte.
Luisa le comenta a Jorge, su marido. Cómo ha llegado la niña a casa. Ella es partidaria de dejar correr el asunto y no meterse en líos; él, en cambio, decide indagar. Pide a la chiquilla que le muestre el lugar donde se cayó. Van cogidos de la mano, padre e hija hasta el final del soportal de la plaza.
Señala con su dedito.
-Ahí fue donde tropecé, papaíto.
Sí, no hay duda. Es sangre ese líquido espeso y parduzco.
Al tiempo que Jorge verifica las sospechas, atina a pasar, a caballo y encapotada, la pareja de la Guardia Civil.
Les da el alto, para variar. Siempre fue al revés hasta esa tarde de septiembre.
-Agentes, mi hija se ha caído en ese charco, un charco que no es de agua si no de sangre. ¿Qué puede hacerse? Tal vez, alguien esté malherido o, incluso, muerto, y no lo sepamos.
-Sí, habrá que investigar. Pero todo es un caos. Esperemos a que se calmen las cosas  y veremos.
-¿Esperar? ¿Nada más piensan hacer?
-Mire, buen hombre. La comisaría se ha inundado, como todo, andamos echando una mano allá donde podemos y no estamos para juegos de pelis americanas. Tomaremos, por lo que pueda pasar, una muestra y seguiremos a lo nuestro. Usted no se preocupe. Díganos sus datos y si lo necesitamos, ya le llamaremos.
-Germán, ¿ves ahí delante lo mismo que yo?
-Ummm, sí, Ana. ¿Cómo puede ser? ¡Es otro charco de sangre!
-Sí, pero está lejos del otro. No tiene sentido, a no ser que algún desalmado haya aprovechado la tormenta para vengarse de alguien. Esto pinta mal.
-Germán, Ana, el jefe nos reclama a todos. Me ha pedido que localizara a la gente. Se han encontrado varios charcos de sangre, diseminados por las calles de la ciudad.
-¿Más aún?
-Sí, García y Pelayo y Ruipérez.
-Y nosotros también.
-Sé que no es el momento, pero hemos de averiguar de dónde procede tanta sangre. No parece que haya razones para ello, nadie ha denunciado nada.
Los días pasarán y no avanzarán en el esclarecimiento de semejante misterio. No podrían haberlo hecho. De no ser que hubieran recurrido a la adivinación o el ocultismo para ello, hecho completamente descartado.
Ah, si hubiesen estado atentos a las noticias.
Si lo hubieran estado, tal vez se habrían percatado de algo curioso.
Una epidemia de murciélagos estaba acabando con la especie. Los biólogos estaban perplejos. Las aves aparecían muertas de inanición. Esa era la causa de la muerte.
¿Acaso resultaba que la gran tormenta había hecho que no pudieran beberse su alimento de vida?
La primavera llegó, con su esplendor y el expediente de los charcos de sangre fue archivado en el apartado de los casos sin resolver de la Comandancia. Eso sí, la población de murciélagos autóctonos desapareció definitivamente. Otras especies colonizaron el vacío dejado por semejantes mamíferos en las cuevas de los parajes colindantes a la ciudad, pero ya nunca más hubo murciélagos en la provincia de Aurora.


 

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sábado, 22 de febrero de 2014

Sintiendo a la naturaleza. Otra vez más, ¡con el voluntariado de BBVA!


Y llega mi amigo Diego Cruz Sánchez y me dice:
-Alberto, os he apuntado a Elena y a ti para el día 22 de febrero en que iremos a pasar la mañana a Humera. Lo pasaremos bien. Cuento con vosotros.
-¿Qué vamos a hacer?
-Ya lo verás, pero lo pasaremos bien.
-Pues como tenga que verlo… jajaj.
Así que, con la confianza ciega que tengo en él y en la gente de la Oficina de Voluntarios de BBVA, allá que me he ido esta mañana, a ciegas, sin saber lo que haríamos en el Aula Medio Ambiental de Humera, en el municipio de Pozuelo de Alarcón.
He quedado con Elena para ir juntos al autobús, al punto de encuentro de siempre, en el Paseo de la Castellana y al salir, en los torniquetes del Metro, nos encontramos con José Luis y el director de la ODV, Joaquín. Así que ellos nos han acompañado hasta el bus. Aquí, otro momento mágico, como siempre que participo en estas actividades: la magia de la amistad y el cariño con que me reciben unos y otras. Siempre es, para mí, una pasada.
Nos hemos ido para allá y en un pis pas hemos llegado al Aula.
El espacio es de lo más curioso y original. Pongo enlace a su página web donde puedes echar un vistazo (por cierto, perfectamente accesible):
http://www.movilizared.es/es/index.asp
Con Paco, Pili, José Luis, Carmen, Miguel Angel, Evalí, Jeferson… y la atenta ayuda de monitores y voluntari@s he ido participando como uno más en las actividades propuestas.
Se trataba de ayudar a impulsar tres proyectos de futuro que quedarán disponibles para ser visitados y servir de marco a la educación medioambiental: un jardín creativo, un huerto ecológico y preparar planteros de flores y cepellones para reforestar.
Los numerosos niñ@s que han venido tenían también sus actividades especiales: confeccionar flores con botellas de plástico recicladas y hacer una ruta por el entorno, en la que debían descubrir una serie de pistas y una carta misteriosa.
El caso es que nos han dividido en 3 grupos que iríamos rotando por los 3 proyectos.
En el del jardín creativo, enseñaban lo que es el pélex como combustible ecológico y su capacidad calórica; el diseño de un árbol de arcilla donde se colocarían las flores hechas por los niñ@s y preparar el terreno para ese jardín, que tendrían por asientos palés a modo de laberinto; en el huerto había que limpiar el terreno de maleza y tocones de árboles cortados con la idea de que el 5 de junio _bonito día de cumple mío, jeje_ por aquello de que es el Día Mundial del Medioambiente esté en pleno esplendor; y en el Hospital de Plantas, deberíamos preparar cepellones de encina para su conservación hasta ser trasplantados a la tierra, limpiar y acribar, quitar hojas secas….

¿Y el Albertito qué ha hecho?
He lijado palés, tanto que los he dejado como el culito de un bebé, he echado las ramas podadas del huerto a carretillas para ser retiradas e incluso he llevado un gran saco a modo de tándem adonde nos han dicho que las retiráramos, qué buena lumbre podría hacerse para asar cositas ricas ricas del tenor del choricito, la panceta o la morcilla (todo sanísimo, jejejej) y he ido metiendo los cepellones en susbotecitos practicando aquella explicación clásica del nacimiento y el acto sexual procreativo: “papá pone la semillita en el botecito que es mamá y… (no me taches de machista, ¿eh?)”
Hemos acabado compartiendo viandas traídas por una empresa de cáterin integrada en su totalidad por personas con diversidad funcional en el merendero y en el ambiente cordial de siempre.
Me llevo para el recuerdo inolvidable la ilusión de todos por contribuir a que el Aula crezca en recursos, su originalidad y reciclaje variopinto, con un Hotel para los Insectos (lujo asiático), el mariposero o los jardines verticales, la maravilla de la tierra desgranándola entre mis dedos, sintiendo la vida en esencia (lombrices y demás bichillos no faltaban); la inclusión que es ejemplo y testimonio con personas discapacitadas trabajando allí, el cariño con que he sido recibido.
Ah, y esa frase que coronaba el árbol de arcilla: “La tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”.
 
    

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jueves, 20 de febrero de 2014

Soledad

Buena noche de jueves.
Que estéis bien y en buena compañía.
Con cariño… paz y bien.
Un abrazo de luz.

Soledad

Se queda vacío el colchón tras tu despertar,
Lleno de calor y sonidos sin medida.
Solo estoy, sin nadie a quien mirar.
¿De qué me sirve la vida
Si ya no tengo con quién soñar?

Se van los instantes de tu compañía,
Huyen de mí, ¿adónde irán?
Solo, irremediablemente, noche y día.
Felices a otros harán,
Mientras yo lloraré, cascada eternamente fría.

Se queda vacío el sofá, de abrazos plagado;
Mágica patria del placer y el descanso feliz.
En él construimos nuestra cabaña, cobijo alado.
Besaba tu boca, tus ojos y tu nariz
Para beberme tu néctar más deseado.

Se van tus caricias y sabias palabras;
Vuelan zarandeadas por el viento del deber.
Con tu partida, mi universo descalabras.
Pobre de mí, sin poder morir ni volver a nacer;
Sólo me queda esperar a que algún día, otra vez, la puerta de mi hogar, abras.

Te vas, me quedo vacío;
Solo, buscando siempre tu regreso.
Aguardaré al luminoso estío
Para recibir, de nuevo,  tu viejo beso,
Que siembre mi corazón, de amor,  baldío.

¿Volverás? Es mi mendiga pregunta
ante tu adiós de abrazos corteses.
Volveré, respondes, entre la marabunta
Para que allí me busques
Y vivamos hasta que me torne difunta.

Soledad es mi compañera,
Mi destino de soltero
Camino y meta verdadera.
Por mucho que te diga que te quiero,
Poco obtendré de tu sonrisa zalamera.

Soledad amiga, no me dejes
Pues si me dejas ni siquiera a ti te tendré.
Entre los pliegues de mi alma buscaré
Aquello que me recuerde tus quereres.



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domingo, 16 de febrero de 2014

caricias

Buena noche de domingo. Paz y bien.
Que estéis bien.
YO, tras fin de semana nupcial familiar, retomo mis rutinas. Aquí mi nuevo cuento.
Me ha salido reflexivo.
Buena semana.

Caricias

Agapito Colmenero se ahoga, mientras el cielo se oscurece con nubes de gris plomizo.Pugna por boquear algo de oxígeno para que la vida no se escape irremediablemente de su mísero cuerpo mortal.
Nadie se da cuenta pese a que la multitud de viandantes pasa a su lado sin cesar. Quiere gritarles para que se detengan y le ayuden, pero no puede hacerlo. ¡No puede!
Se encuentra sentado en un banco, agarrado a sus brazos de frío metal, un poco oxidados, aferrándose a ellos, como si éstos fueran su única y postrera tabla de salvación.
¿Cómo ha llegado a semejante situación agónica? Seguramente de manera paulatina, sin darse cuenta y cuando lo ha hecho, ya no había remedio.
Se fue undiendo poco a poco en esa tumba invisible para los demás, pero muy real para el pobre Agapito.
¿Qué sentido tiene luchar? Lo mejor sería rendirse y abandonarlo todo. Así descansaría y, tal vez, entonces, se darían cuenta que había un cadáver derrotado en la acera. A lo mejor, ni siquiera entonces lo verían. Todo se ha deshumanizado de tal forma en la sociedad que le ha tocado vivir que lo mejor es sucumbir.
-Vamos, Chispa. Deja a ese señor que hay en ese banco. Está sucio y es horrible cómo huele y la pinta que lleva. Igual está borracho. Bah, qué asco. Qué gentuza.
El acicalado perrillo, no obstante, insiste en lanzarle sus heroicos lametones a aquel hombre desastrado y solitario.
Su dueña, tira de la correa, no vaya a ensuciarse con el pobre mendigo. Los lacitos con que lo adorna, los rizos de peluquería canina de lujo no pueden ensuciarse.
Agapito, por primera y única vez, siente, no sabe cómo, un calorcillo que nunca ha sentido. Breves caricias. Es tan poquita cosa. Tan poquita, pero tan dulce… Ya puede morir en paz. Alguien se ha apiadado de él, al fin.
Para cierta encopetada señora a la que gusta salir a dar su paseo, junto a su mascota, el episodio que pronto recogerán los diarios, según el cual, un nuevo indigente ha aparecido muerto en la calle, no le interesa lo más mínimo. Lo que nunca sabrá es que ella, o más bien, su caniche Chispa, tuvo algo que ver. Claro que hay tantas cosas que pasan sin verse…

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jueves, 13 de febrero de 2014

Tristeza

Buena tarde, buen jueves.
Paz y bien
Siempre adelante y que la tristeza, cuando venga parta rauda.

Tristeza

Te fuiste en pos del Amor,
Ladrona de corazones huérfanos.
Triste gris de palabras perdidas.
Llegaste sin nada en las manos,
Víctima de deseos  sin pudor.

Dijiste que te quedarías siempre a mi lado,
Partiste en busca de la felicidad.
Triste oscuridad de mis ojos que nunca verán tus partidas.
Callaste el dolor que acompañaba a tu bondad,
Pobre desgraciada siempre yendo de lado a lado.

Soñaste con caballeros andantes, arrojados paladines;
Nunca existieron en tus despertares.
Triste mortal que siempre vestirá túnicas mal zurcidas.
Despertaste, solitaria, sin nadie que bebiera tus negros pesares
y alumbrara tus amargos sinsabores y torcidos mohines.

Muerte, olvido, ausencias, ceguera;
Abandono de sueños e ilusiones.
Triste despojo de madres ¡tan sufridas!
Desiertos de cariño sin frescos manantiales;
Ni frondosa, de alegría, cálida enredadera.
 
Triste.
Gris de palabras perdidas;
oscuridad de mis ojos que nunca verán tus partidas;
mortal que siempre vestirá túnicas mal zurcidas.
despojo de madres ¡tan sufridas!
¡Siempre te esperé, ansiada luz, pero nunca viniste!





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Día Mundial de la Radio

Se celebra hoy el Día Mundial de la radio. Cómo no hacer una mención a esta efeméride.
Recuerdo de niño a mi abuela Susana escuchando la radio novela de turno, mientras yo merendaba sus rebanadas de pan con vino y azúcar o de mermelada casera.
Luego yo tuve también la mía y escuchaba los partidos de los domingos y aquel Crónicas de un pueblo.
Y ya cuando la ceguera se adueñó de mis ojos, fue compañía fiel de palabras cercanas y cálidas.
Es mi compañía de desayuno, comida y cena en mis días de amo de casa solitario. En cuanto llego de trabajar la pongo.
He tenido la fortuna de intervenir en entrevistas radiofónicas en directo o diferido, siempre en sus estudios y cabinas y actualmente colaboro, hablando de viajes, en el programa de Radio María, Los ojos de Bartimeo y en otro en el que repaso la historia de la literatura, El mundo de las palabras perdidas. Me gusta la radio, me siento bien en la radio. Cada vez que estoy allí me emociona saber que mi voz va a llegar a personas lejanas que no saben cómo es mi imagen, pero que, a pesar de todo, me escuchan y hasta admiran.
Recuerdo la creación, por parte de la ONCE, de los sueños radiofónicos, Canal ONCE y Onda Cero. Qué pena que quedaran en el camino..
Y ahora me acompaña a través del móvil cuando viajo por ahí.
Recuerdo programas de aquella Antena 3 Radio y cómo no, a José María García y a Juan Antonio Cebrián en La rosa de los vientos y sus pasajes de la Historia..
Disfruto de la amistad de Sofía Gonzalo y Cristina López, de Cope.
La radio iguala a quienes veis y a los que no vemos en el territorio de la palabra y la imaginación.
La radio, en fin, es todo un invento.

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martes, 11 de febrero de 2014

Entrevista en blog de la Universidad de Navarra

Buena tarde de martes invernal.
Comparto, con emoción agradecida, la entrevista que días atrás me hicieron desde la Biblioteca de la Universidad de Navarra.
El blog en que se recoge es muy interesante para todos aquéllos que somos apasionados del mundo de los libros y la lectura.
Espero os guste.
Aquí el enlace:
http://leseg.wordpress.com/
Buena tarde de martes invernal.
Comparto, con emoción agradecida, la entrevista que días atrás me hicieron desde la Biblioteca de la Universidad de Navarra.
El blog en que se recoge es muy interesante para todos aquéllos que somos apasionados del mundo de los libros y la lectura.
Aquí el enlace:

http://leseg.wordpress.com/

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domingo, 9 de febrero de 2014

El crimen del molino

Buena noche de domingo:
Comparto contigo mi última creación literaria, como es costumbre.
En recuerdo de los inolvidables días disfrutado por tierras murcianas surge esta historia de policías y fantasmas.
Que te guste.
Con cariño.

El crimen del molino

Como si del péndulo de un reloj gigante se tratara, el cadáver oscila de un lado al otro, anudado al marrano del viejo molino. ¿Cuánto tiempo lleva colgado de aquel grosero travesaño?
Una construcción ruinosa es lo único que queda del antiguo molino de la Cequia Ancha en el Campo de Cartagena, uno de tantos abandonados a su suerte, despojados de su antigua gloria.
Por casualidad, el bueno de don Antonio, pasó por allí a recordar pretéritas historias de maquilas y truhanerías. Alzó sus ojos hacia el desmembrado chapitel y lo vio. Temblando se aproximó, ascendiendo por la bamboleante escalera de caracol,  temiendo encontrarse con los despojos de algún conocido.
No, no supo quién podía ser. Aunque ni quiso, ni pudo, hacer un escrutinio detallado. Pensó en acudir a la Autoridad y dejarse de responsabilidades. En su mente quedaban aún rescoldos de antiguos temores al amo, fuera cual fuese, palizas, blasfemias, imposiciones injustas. Pero los relegó y actuó.
Cuando llegaron el señor juez y la Guardia Civil procedieron con los trámites. Nadie parecía saber a quién pertenecía aquel cuerpo en estado de descomposición, cubierto únicamente por una especie de túnica blanca y descalzo. No había más señas ni pistas.
Inquirieron al cadáver con modernas técnicas forenses, pero ni por ésas. Se resistía a desvelarles sus secretos.
Indagaron entre los archivos de casos sin resolver aunque no supieran por dónde tirar.
Lo que sí habían logrado deducir era que no se trataba de suicidio como causa de la muerte. Claro, que no parecía que lo hubiesen ahorcado ya que el cuello no presentaba rastros profundos, más allá de los producidos por la soga que lo aupó hacia ese improvisado patíbulo. ¿Entonces, ¿de qué había muerto? ¿Cómo se produjo el final?
Ya estaban por desistir en el empeño y enterrarlo en la fosa común de los sin nadie y olvidar el asunto cuando, de repente, apareció en el cuartelillo  de Torre Pacheco una anónima confidente. Quien la atendió era un joven e inexperto funcionario que la dejó escapar sin más. Únicamente se limitó a recoger el sobre que aquella desconocida cooperante le entregó con el encargo de que lo hiciera llegar al comisario Juárez. Lo depositó en la bandeja de entrada y se olvidó del asunto.
Horas después, el destinatario lo abrió sin prestar demasiada atención hasta que…
“No busquéis más. El fantasma del viejo molino debía morir para pagar por sus pecados. ¡Quemadlo!”
El diligente Juárez, con sus aires de poli de peli americana salió disparado hacia el despacho de la recepción.
-¿Quién ha traído esto?
El atribulado muchacho, salió de su cómodo refugio burocrático y asumió su responsabilidad.
-¿No le preguntó filiación e identidad?
-No. Parecía tan normal la señora… Me fié de ella.
-¿Cuándo aprenderá que en este oficio nuestro no hay que dejar nada al azar ni a la apariencia? ¿Y ahora qué hacemos? Tendremos que encargar a la Científica un análisis grafológico de estas palabras. Maldita sea… Qué incompetencia.
No podía imaginar, aunque debiera haberlo hecho, que no obtendría, como en el caso del cadáver, resultado alguno.
No le quedaba otra que regresar al lugar del hallazgo aunque fuera ya noche cerrada y la climatología invitara a marchar a casa. Un salvaje ventarrón acompañado de fuertes truenos y rayos iluminaban la escena.
Con la linterna de oficio se dirigió a la entrada. La puerta giraba libre sobre los goznes golpeando la pared.
Entró y alzó, como debió de hacerlo días atrás, don Antonio.
¡No podía ser! ¿Qué?
Otro cuerpo, no podía ser que fuera el mismo, se presentaba ante sus ojos en las mismas condiciones que el anterior. Y una voz amenazante aullaba, ¿o eran los truenos y el gemir del viento?
-No lo hagas. No te acerques. Si lo haces quedarás maldito para siempre.
Gruesas gotas de frío sudor se deslizaban por su rostro involuntariamente encogido. Salió de aquel ruinoso lugar, dejando atrás profesionalidad y valor. Subió al coche y aceleró alejándose cuanto antes.
A la mañana siguiente, ya con la luz del día, como protección, se presentaría y vería qué demonios pasaba.
Así lo hizo, pero la sorpresa invadió sus intenciones, aniquilándolas.
La torre estaba ardiendo aún. Rescoldos de la noche. ¿Qué podía hacer?
Pasado el tiempo necesario para que se enfriasen, se acercó. Tan solo, un trozo de madero carbonizado al que se pegaban los hilos de una maroma entre los cuales creyó percibir piel humana.
Entonces su teléfono móvil sonó.
-Señor, debe venir enseguida al depósito de cadáveres.
-¿Qué sucede?
-Ha desaparecido el cuerpo aquél que se encontró colgado en el viejo molino.
-¿Santo Dios! Una inquietante certeza se estaba abriendo paso, de manera irrevocable en su mente de analítico investigador por mucho que se empeñara en rechazarla.




 


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sábado, 8 de febrero de 2014

Yuncos y Esquivias: de cervezas, coches de cine y Quijotes

Bien. El otro día os hablé de mi viaje murciano y las grandes emociones que me había proporcionado. Hoy, se ve que para no perder la costumbre de “Homo Viajerus” frustrado (jejejeje) he caído en la tentación de darme otro garbeo por tierras toledanas, en esta ocasión de la mano de la ONCE. Un viaje cómodo y bien organizado, con el personal de apoyo muy atento y cuidando los detalles para que nadie se sintiera excluido. Eva Alonso ha estado al frente, con su profesionalidad y buen hacer de siempre.
El programa se componía de tres hitos culturales a modo de visitas guiadas:
La fábrica de cervezas artesanas de La Sagra.
El Museo de Coches de Cine en Yuncos.
La Casa Museo de Cervantes en Esquivias.
El desplazamiento desde Madrid ha sido corto y aunque ha hecho frío en lo climatológico, el calor ha estado presente a través de lo aprendido y disfrutado.
En la fábrica de cerveza hemos conocido el proceso de elaboración de esta bebida, con sus distintos ingredientes y fases, además de disfrutar de una cata de 6 variedades. Cata sensorial, a ciegas, jejeje, de su producción. Se han portado estupendamente y nos hemos divertido paladeando sabores afrutados y tostados, además de olores estimulantes.
En el Museo de coches hemos disfrutado tocando ejemplares bien interesantes de la historia automovilística, desde algún que otro Rolls Royce hasta algún Munstang pasando por los míticos Escarabajos o Seat 600. No han podido faltar las fotitos y el soñar con imágenes de época. Todo un deleite para mi imaginación.
Finalmente, en la Casa Museo de Cervantes, hemos evocado la figura del genial escritor y su proceso de creación literaria de la obra cumbre de las letras universales. En Esquivias se casó y escribió los pliegos de su burla caballeresca. Hemos tenido ocasión de tocar valiosos muebles del siglo XVI (como una soberbia mesa de madera, un arcón increíble o un sillón frailero), además de tener en nuestras manos la lanza y yelmo de aquel Alonso Quijano que, de tanto leer, perdió el seso. Me ha emocionado estar en la sala biblioteca desde donde, a través de un ventanuco, el barbero y el cura, arrojarían al patio (que también hemos pisado) los libros de caballerías para quemarlos en singular hoguera.
La comida abundante y fácil de partir y el restaurante decorado de forma rústica, con cómodos sillones y acústica tolerable.
Las anécdotas y ocurrencias no han faltado, claro, desde que “hemos entrado ciegos a la fábrica cervecera y hemos salido más ciegos aún, jajajaja” hasta eso de “¡voto a bríos, bellacos!, lanza en ristre asaeteando a miserable pellejo de vino, cual si fuera malandrín malhechor. Me he visto cargando a lomos del sufrido Rocinante en singular batalla contra gigantes, que no molinos, que los molinos los dejé en el Campo de Cartagena la pasada semana, jejejej.
En fin, un viaje de ésos que merecen la pena por su cercanía y comodidad, pero también por su contenido cultural, además de que en todo momento hemos podido tocar todo lo que teníamos a nuestro derredor, hecho éste que no siempre se da y que, por eso, me gusta resaltar.
Veremos a ver dónde me conducen mis próximos pasos guiado por ese Mago de los Caminos que tanto vela por mí.

  

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jueves, 6 de febrero de 2014

Surcos

Buenas noches:

Como cada jueves, que me resulta posible, comparto contigo mi nuevo esbozo de poema.
Por la utopía de las palabras amables que buscan dar luz.
Con cariño.

Surcos

Como el tenaz agricultor que escribe en la tierra palabras de vida
Primigenia hoja de luz y futuro.
Surcos de tus labios por los que pasear mis labios quisiera.
Como la aguja que recorre el disco de pizarra y cianuro,
Último signo de nuestra postrer despedida.

Marinero niño que, con barcos de papel, surca el lejano horizonte;
Velas al viento y remos de regaliz.
Surcos de candente fuego entre los pliegues de tu alma esculpir pidiera.
Explorador de sendas, vencedor de obstáculos sin fin;
Gastadas sandalias de peregrino, en pos del grial,  eterno errante.

Con mis dedos de luz labrar anhelo,
Caricias en tu piel de melocotón.
Surcos de tus traviesas pestañas penetrando en mi deseo que a tu asalto se rindiera.
Con mi entrega perenne sin sentido ni razón,
Para ti y por ti, todo lo fío a tu mínimo desvelo.

Surcos.
Surcos de tus labios por los que pasear mis labios quisiera;
de candente fuego entre los pliegues de tu alma que esculpir pidiera;
de tus traviesas pestañas penetrando en mi deseo que a tu asalto se rindiera.
Surcos de feraz enredadera.

Me muero por ser agricultor tenaz y nniño marinero,
Vivo para ser aguja y dedo.
Explorador de sandalias gastadas siempre sin descanso y arrojado denuedo
Para ti y por ti, que siempre te busco y quiero.

 

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martes, 4 de febrero de 2014

Murcia: de lebeches, jalopes y canjilones

Esta tarde invernal de lunes quiero contarte, y compartir, por tanto,  las numerosas vivencias y emociones generadas por ellas a raíz de mi último viaje, uno de los que, ya por derecho propio, pasa a situarse entre los mejores de mi vida y, tú bien lo sabes, han sido muchos.
Con el fin de no aburrirte, pero sin que te pierdas detalle, he decidido hacer dos partes en la crónica, una más descriptiva y otra más anecdótica y de sentimientos.

Todo empezó cuando en el mes de mayo, de la mano de mi admirada Rosa Sánchez fui a presentar Huellas de Luz a tierras alicantinas. El acto de aquella mañana de mayo fue conducido por Emilio tomás García, responsable de un interesante proyecto en el mundo periodístico de la Región de Murcia: Taller de Prensa Comunicación.
En agosto pusimos en marcha su empeño porque fuera a hablarles a chic@s de 5º y 6º de primaria sobre el testimonio de superación y esfuerzo de las personas con discapacidad y el ejemplo para su formación en valores,  al tiempo que difundiríamos mis Huellas.
Al final, Emilio diseñó un completísimo programa de actos, en el que se conjugaría la parte literaria, la experiencial y la turística siempre con la premisa clave de la emotividad, la sencillez y los encuentros de amistad. Más allá de las ventas del libro, se trataba de hacerme visible y enriquecernos espiritualmente con momentos para el recuerdo, sazonados, cómo no, con la rica gastronomía de la zona.
Todo estaba listo ya.

El escritor y diplomático murciano Diego de Saavedra Fajardo dijo: “la felicidad no consiste en vivir, sino en saber vivir”. Yo, estos días he aprendido para cumplir esa certera máxima.

El viaje era sencillo: tomar el tren en Atocha y dejarlo en Torre Pacheco, donde me recogería él y Nuria, su mujer, para dirigirnos al hotel. No había que hacer trasbordos ni épicos cambios de estaciones.
El hotel quise que fuera sencillo y familiar, cerca de donde ellos vivieran para resultar menos engorroso a la hora de acompañarme. Fue todo un acierto muy recomendable el elegido: Hotel Cristina en Los Alcázares, Una maravilla porque casi estaba solo en el establecimiento, el trato no pudo ser más  cálido y su ubicación muy próxima al paseo marítimo.
Había otro ingrediente que auguraba el resultado buscado. Este no era otro que participar de la presentación de la última obra de Rosa, la poesía hecha sensibilidad y Amor en estado puro: “Elementos en espiral”. Quise, por el mucho afecto que le profeso, prepararme la lectura en braille de uno de los poemas que adornan el libro, un esfuerzo especial, un pequeño símbolo del gran cariño que siento por ella y su familia. El lugar del evento era en el Café El Trastero de San Pedro del Pinatar.
 En definitiva, el programa fue el siguiente:
Encuentro en Alcantarilla con 120 chaval@s de colegios del municipio.
Participación en la presentación de “Elementos en espiral”
Presentación de “Huellas de Luz” en el centro comercial E-Leclerc de Sangonera la Seca.
Visita al molino de agua del Pasico y su hhermita.
Visita al Museo Etnológico de la Huerta Murciana en Torrepacheco.
Visita al teatro romano de Cartagena.
Paseo por calles y plazas de Murcia y Cartagena.
Presencia en medios de comunicación con entrevistas para la Cadena COPE y otros medios locales como el Diario La Información.
Ahí es nada, diréis.

Difícil es reseñar alguna pincelada de cada hito, pero no puedo por menos que resaltar el interés de los niñ@s de 11 y 12 años por conocer el mundo de la ceguera. Prestaron gran atención y plantearon preguntas entre lo chusco (si se echa un pedo y tiene que salir corriendo para que no le castiguen, ¿cómo lo hace? O ¿cómo hace para hacer pipí?) hasta las más profundas (¿qué haría si recuperase la vista o si me habían robado alguna vez?. El alto nivel cultural y gusto exquisito de la presentación del poemario amatorio. Las sorpresas que me deparó el acto en Leclerc con presencias inesperadas, además de la singular sensibilidad de Mari Carmen, su directora, que quiso elegirme como inaugurador de su espacio literario,  y el acercamiento a los usos y la Historia murcianos mediante las visitas.
Los actos me trajeron satisfacción plena por el resultado obtenido ante mi implicación y esfuerzo por estar a la altura de las espectativas. Esto pude percibirlo nítidamente al ver cómo impactaba el que leyera en braille, los aplausos y tirada de fotos (me pareció convertirme en una mega super star) y los comentarios laudatorios, excesivos a mi modo de ver, hacia mi persona, y forma de transmitir.
Claro que con la implicación y apoyo de Emilio y Nuria y de Paco Rabadán Aroca, otro notable escritor murciano, el que así fuera, resultó sencillo. “Una cosa lleva a la otra” y con ellos todo se hizo fácil, además, claro de la energía insuflada por Rosa, estando a tope conmigo en todo momento, sin olvidar tampoco, el cariño de Rafa y Diego, periodista aquél y fotógrafo éste, en cualquier caso, todos insignes personalidades.
En cuanto a las visitas culturales, resultaron magistrales tanto por lo que me aportaron por la forma en que se volcaron conmigo los encargados de hacerlas. No olvidaré a don Antonio Pagán que, a sus 78 años, nos dio toda una lección de lucidez, sentimiento y sabiduría popular en torno a esas construcciones; como tampoco olvidaré a Félix Pina que me dejó tocar todo lo tocable en el Museo Etnológico, desde mobiliario, útiles de la vida cotidiana, forjas, etc (me quedo con un fastuoso escritorio, una arqueta increíble, las jarras de novia o el olor en la botica  o la carroza. En cuanto al teatro romano, la guía fue fantástica, divulgativa y cercana, estando atenta a que tampoco yo me perdiera en sus explicaciones de lo que actualmente, me pareció, una obra de rehabilitación arqueológica, portentosa.
El ambiente relajado de las calles y plazas peatonales, sintiendo cercanos los edificios emblemáticos como la catedral o el Teatro Romea y el gigantesco ficus murcianos o la calle Mayor y el puerto cartageneros; el aroma a productos como las naranjas, el brécol; los sabores descubiertos, marineras, calderos, cordiales y asiáticos; cumplir con la tradición en la hermita, cogiendo un clavel y pasándolo por la efigie de la virgen; y esa incursión aventurera en solitario por el paseo marítimo de Los Alcázares, son imágenes que quedan ya grabadas en mi memoria para siempre.
En la siguiente parte, las emociones y anécdotas.

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