miércoles, 27 de abril de 2011

La lectura sin fronteras

Hoy, mientras medio país se vuelca en un partido de fútbol, otra gente tendrá ocasión, en este Madrid primaveral, de acercarse al mundo de la lectura y sus escritores mediante la denominada Noche de los Libros. Librerías abiertas hasta la medianoche, escritores dispuestos a firmar sus obras y cuentacuentos en busca de autor.
Yo, junto con otros compañeros braillistas hemos participado en una lectura sin fronteras del primer capítulo de una de las entregas de la saga de Harry Potter. Se trataba de mostrar a la sociedad colombiana y española la trascendencia del sistema de puntos salientes para las personas ciegas.
Creo que el esfuerzo bien merece la pena. Louis Braille con su invento nos legó la llave de acceso al conocimiento y, a través de éste, al mundo de la luz.
Felices lecturas y ahí seguiremos reivindicando que cada vez haya más libros y productos accesibles para quienes, como yo, padecemos la ceguera.

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domingo, 24 de abril de 2011

La tarta de manzana


Ojalá que con este cuento os ayude a endulzar vuestra vuelta al cole.
Que estéis bien.

¡Corre corre, María! Que nos va a caer encima el diluvio universal. Con lo prometedor que había amanecido, y fíjate, cómo se está poniendo la tarde. Qué lástima. El último día de vacaciones y la que nos va a caer. ¿Has comprado la tarta de manzana? Mira que igual se nos olvida o se agota y sería una pena. Porque vaya si la hacen buena en esa pastelería. Está deliciosa, ¿eh que sí? ¿Te acuerdas cuando la descubrimos por primera vez? Es asombroso cómo uno se acuerda de esas cosas y eso que cada vez voy teniendo peor la cabeza. Era sábado. Habíamos salido a dar una vuelta por este pueblo, era la primera vez que lo visitábamos así que era necesario recorrer sus calles y plazuelas, sus rincones, sus lugares. Nos lo había recomendado la Toñi, ah la Toñi, ella sí que sabía vivir bien. ¿Qué habrá sido de ella? Estábamos cansados pero contentos y nos decidimos a entrar en La Dulce Alianza a tomar un té, tú, y yo, un café. ¿Con qué acompañarlos? Pues con qué iba a ser: con la especialidad de la casa. Deliciosa, oye; deliciosa. Tanto que se hizo tradición el que siempre que viniéramos la adquiriríamos. ¿Ay ay ay. ¿María? ¿Estás ahí? Qué mujer, sigues queriendo jugar al despiste, enredarme, hacerme rabiar. Cierro un momento los ojos en este banco donde nos habíamos sentado y tú vas y te largas. ¡Maríaaaaaa!
Ring ring ring.
-Uf, ya suena otro día más el despertador. Con lo a gusto que estaba soñando, con ella. Pa una vez que me acuerdo de lo que sueño y tiene que incordiar este cacharro. En fin, eso me pasa por querer apuntarme a todo. Quién me mandaría inscribirme en la excursión a la sierra. Ya lo sé. Luego me gustará y disfrutaré, pero con lo bien que estaba.
¿Que quién es María? Pues una novia que tuve, realmente la única a la que he querido de verdad. Pero claro, el destino no nos ayudó y ella tuvo que seguir el suyo, mientras que yo no quise ni supe torcer el mío. Qué cosas tiene el subconsciente. Traerme hoy a la memoria a aquella chica. Ah, ya sé porqué. Es que ayer compré… un buen trozo de tarta de manzana para hoy. Jejejej. Seguro que no es como aquélla.
Vamos, Andrés. Déjate de perezas y nostalgias. Ponte en marcha que se echa el tiempo encima. Uy, si está diluviando. Veremos qué deciden los de la organización con esta lluvia. Ya estoy listo, vayamos a ver qué pasa.
Al final salimos. Que no se diga, que nos echamos atrás. Allá donde vamos, hay un centro de interpretación micológica y a una mala, siempre podremos aprovechar el viaje. Además, nos dicen que la persona que nos lo enseñará es toda una autoridad en la materia.
Durante el trayecto, el aguacero amaina, pero no cesa. Bueno, lo que sea de uno será de todos.
El paseo se reduce a una pequeña vuelta hasta llegar al paraje donde se ubica una construcción de madera con tejado de pizarra típica de montaña. En ella se alberga el Museo de la Seta. Alguien, con cálida sonrisa y aspecto atractivo nos recibe. ¿Quién creéis que es? No puede ser. Los duendes se han propuesto jugar conmigo.
-¿Andrés? ¿Eres tú?
Ella está igual que como la recordaba, que como me la presentó la visión onírica de esta mañana.
-María. Gracias al cielo. ¿Cómo estás?
Su respuesta es un abrazo lleno de mensajes y preñado de afectos.
Lo demás apenas ya si tiene importancia.
-¿Sabes una cosa? He traído un postre especial. ¿Me dejarás que lo comparta contigo?
-¿Me dejarás tú a mí que vuelva a entrar en tu vida?
-¿Acaso crees que alguna vez saliste de ella?
Los demás excursionistas, entretanto, han deambulado por las distintas salas del museo. Ahora aguardan a que María les ilustre con el origen, variedades y formas de preparar ese manjar que son las setas.
Y mientras, yo sólo aprendo una cosa: que ella sigue igual de guapa y querible que siempre, que el primer día que hizo que mi corazón bailara a su son.

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sábado, 23 de abril de 2011

¿Por qué leo?

Un día como hoy, no puedo resistirme a compartir aquí las razones de mi afición lectora. Ojalá que con ello os anime a practicar ese sano vicio que es el atreverse a degustar un libro, sea cual sea su género o temática. Lo importante es que nos ayude a disfrutar.
Hace años, ya van siendo demasiados, cuando dejé de poder leer en caracteres visuales y aún no había descubierto los audiolibros ni, mucho menos, había aprendido braille, sentí que el mundo se empequeñecía, que me empobrecía. Padecí una rápida pérdida de visión y, aparte de lo que me dificultaba en mi vida cotidiana, lo que más me dolía era el no poder leer. Había llegado, incluso a quemar hojas de algunos libros de tanto como los acercaba a la luz para que mis ojos pudieran penetrar en sus letras.
Ese impás fue duro, pero pronto volví a redescubrir el placer de volver a leer.
Primero a través de cintas casettes y luego, tras meses de constancia, mediante la magia de unos puntos misteriosos. Desde aquel “Miguel Strogoff” hasta el que ahora leo, “La sociedad literaria y el pastel de piel de patata” han sido muchos los títulos descubiertos gracias a Louis Braille y a mi tenacidad aunque ahora, también el sonido me acompaña, ya en grabaciones de calidad digital y almacenados en tarjetas SD que me permiten, en un pequeño aparatito disponer de variedad.
El braille requiere constancia y aprendizaje, ocupa más pero es más auténtico y directo. El sonido es más cómodo pero pierde la ortografía y el que el ritmo de la lectura te lo marque quien lo lee.
Y, no obstante, ambos métodos de lectura me son útiles y los practico con deleite. ¿Por qué?
Cuando leo sueño, viajo, amo, soy protagonista de la Historia, aprendo, sonrío, me estremezco, vivo. Pero, más aún, vuelvo a ver, recupero todo un mundo de colores, formas y dimensiones. Las descripciones son luz a mis ojos, los diálogos representan encuentros y los personajes creados son oportunidades únicas de acercarme a héroes, aventureros, hermosas mujeres y personajes dignos de admiración y hasta de rechazo.
Pero, además, la lectura alimenta mi afición por crear historias, cuentos, por inventarme otra realidad en el convencimiento de que, con ello, ayudo a que quien los lea, experimente sensaciones y sea un poquito más feliz.
Muchas gracias porhacerme creer que lo logro.
Y que, por muchos años, pueda seguir descubriendo el maravilloso mundo de los libros.

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jueves, 21 de abril de 2011

Feliz y sentida Semana Santa

Y mientras todo huele a Semana Santa, yo trato de no dejarme inundar por el olvido del misterio. Mi fe me dice que estamos en el momento cumbre de la realidad del cristianismo.
Mientras unos piensan en disfrutar de unos días festivos en playas y pueblos, y otros se rinden a la devoción procesional, yo quiero que mi alma le dedique a ese Jesús que se entregó por mí, un sentido y sencillo recuerdo de homenaje y súplica de perdón.
Me gustaría imbuirme de ese fervor religioso de nazarenos y costaleros, pero no puedo, mi ceguera y mi carácter me lo impiden, pero desde la humildad y sencillez yo también vivo la Semana Santa en su verdadero sentido más allá de espectaculares manifestaciones.
Que estos días, no sean unos días más en el calendario, si no que sean momento para sentir que debemos ayudar a que este mundo sea un hogar más cálido.
Me gustaría que gracias a mi sonrisa o acciones, alguien tuviese un instante pequeño de felicidad, pequeño pero intenso e iluminador.
Feliz y sentida Semana Santa.

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domingo, 17 de abril de 2011

El ramo de olivo


Feliz Semana Santa.
Con cariño.

Al bueno de Agustín no le quedaban ya ganas ni fuerzas para ir a recoger el ramo de olivo en la misa del domingo de ramos. Cuántas veces lo había hecho en el pasado y había disfrutado con la ilusión de lo que significaba. Mas ahora ya no se sentía capaz. Sus ojos se habían poblado de tinieblas y su energía había sido robada por los años. Ahora se limitaba a dar pequeños paseos por los aledaños de la residencia en la que se encontraba alojado y a seguir la eucaristía a través de las emisiones radiofónicas de turno.
Cuando llegaba ese día, recordaba. Rememoraba cómo de niño aguardaba a que su tía le regalase su palma llena de golosinas. Luego, de mayor, lo recogía él solo y lo hacía tratando de que fuese uno que tuviese muchas hojas _cada una de ellas sería la promesa de un momento de felicidad_. Y ahora ya únicamente se conformaba con tentar su bastón de ciego, un bastón que estaba surcado de nervaduras y rugosidades, pero que a él le servía para sentirse seguro.
¿Para qué salir? ¿Para qué tener que resignarse al que le quisieran dar como si de una limosna se tratase? Ah, si su tía viviese aún, ella le traería la palma como siempre lo hizo durante su infancia.
Mientras otros hacían ostentación del ramo que les habían querido llevar, él se aferraba a aquel recuerdo y se negaba, aun a costa de mostrarse desagradecido a que le trajesen uno.
Salió al jardín, se sentó en su banco de siempre y se refugió en la casa de la memoria. Esperaría a que se hiciese la hora de comer, a que viniese a buscarle la cuidadora. Trataría de sonreírle -era siempre tan amable_, mientras tomaba su brazo y escuchaba cómo le auguraba unos alimentos de fiesta. Todo estaría bien aunque a él le faltase su ramo de olivo, su palma.
En esas estaba cuando alguien se sentó a su lado. Se extrañó porque ni siquiera, quien así lo hizo, pronunció palabra alguna. Transcurrió un rato y él supo que volvía a quedarse solo. El lenguaje de los sonidos y los olores delataban al intruso: el crujir de la gravilla hollada por unas tenues pisadas, un vestido en movimiento.
Y el perfume como de lilas recién cortadas. Volvió a recordar. Su mente se poblaba de imágenes de un ramillete de flores recién cortadas, entregadas a alguien con nombre de Amada y que también partió.
No pudo resistirse a extender su mano derecha. Con sorpresa y curiosidad tocó algo. ¿Qué podía ser?
Deslizó sus dedos por toda la longitud del objeto, les dejó acariciar unas formas de terciopelo y notó cómo se impregnaban de calor, de suavidad.
¿Sería posible?
-Hola, don Agustín. ¿Cómo está? Uy, vaya ramo tan bonito y qué bien huele. Lo ha notado, ¿verdad?
-¿Un ramo, ¿cómo es posible?
Y entonces, esa vez, sí, esa vez entrevió a lo lejos la figura de una hermosa joven vestida de blanco y con sonrisa de plata que le miraba con ojos de sol. Ese día Agustín volvió a ser feliz y, en la residencia, todos se extrañaron de que llevase su ramo.
A quienes le preguntaban por él, se limitaba a responderles con la luz pintada en la mirada. Por fin no se sentía solo porque acariciando e regalo que aquel ángel le había dejado, sentía que acariciaba una belleza que él solo podía contemplar, una belleza más hermosa y más suya que cualquiera de las que pudiesen ver quienesveían. Qué feliz se sentía. Volvía a querer a la vida porque su corazón supo, otra vez, lo que era la paz.

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sábado, 16 de abril de 2011

La felicidad de compartir

Que uno pueda disponer del lujo de compartir es sinónimo de felicidad, al menos para mí. Saber que entregas lo mejor de ti y que, a cambio, recibes afecto, gratitud y respeto es algo mágico, esencial.
Cuando tengo ocasión de sentir esta experiencia me siento pleno, ilusionado, y sé que ese afán mío por dejar una tenue huella se hace realidad otra vez más.
¿Que a qé vienen estas reflexiones un sábado por la tarde?
Pues a que ayer recibí ese afecto, esa gratitud y ese respeto a cambio de compartir el mundo de la ceguera, mi día a día, con niños.
El colegio público Gúzquez de Villamayor de Santiago, en Cuenca, tuvo el detalle de querer invitarnos a mi amiga Elena y a mí, para que participáramos en su semana cultural. Se trataba de que habláramos del día a día de una persona ciega para que los alumnos y alumnas de distintos cursos de enseñanza primaria del centro, pudiesen conocer de cerca, lo que significa la discapacidad.
Creo que son muy necesarias este tipo de actuaciones prácticas como forma de mostrar que las personas ciegas podemos desarrollar una vida normal, pero también como forma de dar a conocer las limitaciones a que nos vemos enfrentados y poner en valor el esfuerzo, la tenacidad y el espíritu de superación, actitudes un tanto olvidadas en estos tiempos.
A lo largo de nuestras charlas, Elena y yo, explicamos la trascendental aportación de Louis Braille con su sistema de lectura y escritura de puntos salientes, los chicos descifraron, con brillantez, una palabra en ese código y respondimos a sus preguntas, llenas de sentido común y curiosidad. Se portaron de forma admirable, atendiendo a lo que les íbamos contando.
He de resaltar el cariño con que fuimos tratados, encarnado en Julia pero que venía de todos. Fue muy emocionante escuchar frases de reconocimiento que hablaban de admiración y de lo que nuestra exposición les había aportado. Del significado de la valentía y la perseverancia. También lo fue el que luego, ya por la tarde, paseando Elena y yo, unos chicos que nos habían escuchado nos saludaran.
Nosotros quisimos dejarles un cuento y un mapa de Europa que conjugan el braille, el relieve y los caracteres visuales como símbolo de lo que las personas ciegas queremos: la integración social, la participación como los demás.
Los bombones y la planta con que nos obsequiaron fueron también símbolos, deseos de que endulcemos los momentos amargos y enraizamiento de amistad que deberá regarse con la constancia y el recuerdo.
Pero también compartí con la familia de elena y en la iglesia escuchando la belleza de la música interpretada magistralmente por el coro. Me sentí querido y agasajado.
Ojalá que a quienes nos escucharon ayer hablar de cómo hacemos la compra, cómo sabemos la ropa que llevamos, cómo no nos perdemos o el trabajo que hacemos les sirviese para aprender algo. Yo también aprendí de ellos que mi testimonio y mi sonrisa pueden ayudar a ver las cosas con mayor optimismo. Y por eso me siento privilegiado.

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miércoles, 13 de abril de 2011

La Unión Europea EBU informa

Por si os interesa, copio nota de prensa de la EBU en relación con los derechos de autor y la lectura.

Unión Europea de Ciegos
Comunicado de prensa
París, 13 de abril de 2011

Evento en el Parlamento Europeo relacionado con la hambruna de libros: la EBU pide al Consejo de la UE que apoye el tratado para terminar con la hambruna de libros

Millones de ciudadanos ciegos de la UE tienen que hacer frente a una “hambruna de libros”, ya que solo un porcentaje muy bajo de libros se producen en “formatos accesibles” que las personas ciegas puedan leer, tales como braille, macrotipo y audio.
El 13 de abril la Unión Europea de Ciegos puso de relieve esta situación en un evento que tuvo lugar en el Parlamento Europeo en Bruselas. La reunión estuvo presidida por los siguientes eurodiputados: Berlinguer, Lichtenberger y Sosa-Wagner, de Italia, Austria y España respectivamente.
El debate se centró en el borrador de un tratado redactado por la Unión Mundial de Ciegos que fue presentado de forma oficial en el 2009 en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), un organismo de las Naciones Unidas con sede en Ginebra. La mayoría de los Estados miembros de la OMPI apoyan la propuesta, pero el Consejo y la Comisión de la UE manifiestan su clara preferencia por leyes no vinculantes, recomendaciones y licencias voluntarias, pero la EBU no está de acuerdo.
Lord Low de Dalston, Presidente de la Unión Europea de Ciegos, declaró tras el evento:
La Unión Europea de Ciegos ha participado en la organización de este evento para poner de relieve la oposición del Consejo y de la Comisión de la UE al tratado que se propuso en el 2009 a fin de que las personas con discapacidad visual tengan más acceso a la lectura. Los Estados miembros de la UE siempre están pidiendo tratados vinculantes para proteger los intereses de aquellos con propiedad intelectual; lo único que estamos pidiendo nosotros es que traten con el mismo nivel de seriedad la necesidad de que existan excepciones de copyright para que las personas con discapacidad visual tengan acceso a los libros, y que por lo tanto apoyen la adopción de una ley vinculante en la próxima reunión de la OMPI en junio.”
A diferencia del Consejo y la Comisión, el Parlamento Europeo por lo general se ha mostrado a favor de la propuesta de tratado presentada. En noviembre de 2010, 101 eurodiputados firmaron una carta redactada por la Unión Europea de Ciegos dirigida al comisionado del mercado único, Barnier a favor del tratado.
Luigi Berlinguer, uno de los eurodiputados que participó en el evento, sostuvo que este asunto ha de verse como un derecho.
“No basta con firmar la Convención de la ONU sobre Discapacidad y con decir cosas positivas sobre los derechos de las personas con discapacidad. La UE, si ha de actuar conforme a lo estipulado en la Convención, debería apoyar la propuesta para que se adopte un tratado en la OMPI a favor de las personas ciegas y de otras personas con problemas para la lectura.”
Sobre el tratado de la Unión Mundial de Ciegos
1. El problema que estamos intentando solucionar
Incluso en el 2011 las personas ciegas y otras personas con problemas para la lectura, como las personas con dislexia, siguen teniendo un acceso muy limitado a los libros que se publican, ya que tan solo el 5% de las obras publicadas se harán accesibles en los países ricos, y menos del 1% en los países más pobres. A esto lo llamamos “hambruna de libros”.
Cada vez más, la aplicación de las nuevas tecnologías hace que se esté avanzando a gran velocidad y abaratando los costes de accesibilidad, como sucede en el caso de los libros electrónicos; esta revolución digital debería ayudar a terminar con la hambruna de libros, permitiéndonos compartir libros en formatos accesibles a nivel mundial.
Sin embargo la ley de copyright no ha ido cambiando a la par que la tecnología; a menudo la ley de copyright impide la producción de libros accesibles a nivel nacional y el compartir las obras accesibles a nivel internacional.
2. ¿Qué es el tratado de la Unión Europea de Ciegos/OMPI? (“el tratado”)
La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) se encarga de elaborar tratados y otras leyes internacionales para la regulación de los derechos de propiedad intelectual y de las patentes.
La Unión Mundial de Ciegos, con la ayuda de expertos en copyright, redactó una propuesta de tratado que los gobiernos de Brasil, Ecuador y Paraguay presentaron de manera oficial en la OMPI en el 2009.
El tratado conseguiría:
- Que las personas con problemas para la lectura y las organizaciones especializadas pudieran hacer, legalmente, copias accesibles de los trabajos publicados en todos los países que firmen el tratado
- La legalización del envío internacional de libros accesibles sin el permiso de los editores
- Prevenir que los contratos con las casas editoriales obstaculicen las excepciones a la ley de copyright para las personas con problemas para la lectura (en la actualidad hay ocasiones en las que esto ocurre)
- Respetar la ley de copyright: ¡esto no es un ataque a las casas editoriales!
El Comité Permanente de Derechos de Autor y Derechos Conexos de la OMPI, que se reúne dos veces al año, está estudiando la propuesta de tratado de la Unión Mundial de Ciegos. La reunión de junio de 2011 contará con tres días adicionales destinados específicamente a estudiar la propuesta y otros tres que ya se han asignado para tratar el tema de la discapacidad para la lectura.
3. ¿Por qué se necesita un tratado?
Hay muchas razones, pero las dos razones principales son:
1. Tan solo una tercera parte de los países del mundo cuentan con excepciones nacionales a la ley de copyright que permita la producción y distribución de libros en formatos accesibles. Todos los países necesitan una excepción de este tipo, ya que a menudo las editoriales no ofrecen versiones accesibles de los libros, ni permiten que las hagan las organizaciones especializadas. El tratado daría lugar a que existiesen dichas excepciones.
2. Las características de las legislaciones nacionales relativas al copyright impiden que los distintos países importen y exporten libros en formatos accesibles; el tratado eliminaría esta barrera legal; lo que permitiría que cientos de miles de libros circulasen entre las organizaciones de ciegos de muchos países.
3. ¿Pero no son el “Diálogo de Partes Interesadas de la UE” y la “Plataforma de Partes Interesadas” de la OMPI alternativas mejores, más rápidas y más efectivas?
No; ya que son, a lo sumo, soluciones parciales. Nunca ofrecerán el mismo nivel de cobertura que un tratado vinculante a nivel internacional.
Sin duda queremos trabajar conjuntamente con las editoriales a fin de obtener las licencias pertinentes, pero las que se están proponiendo son demasiado complicadas y un retroceso si lo comparamos con muchos de los acuerdos que ya existen en la actualidad con las casas editoriales.
En cualquier caso, estos acuerdos por su naturaleza son mucho más proclives a las modificaciones que una ley vinculante; además, solo serían adecuados, como mucho, para las organizaciones de los países desarrollados que cuenten con muchos recursos. Dadas estas preocupaciones y la necesidad de que la EBU y la WBU utilicen sus escasos recursos de una forma efectiva, hemos suspendido nuestra participación en el Diálogo de Partes Interesadas de la UE y en la Plataforma de Partes Interesadas de la OMPI, a la espera de que se adopte en la OMPI un tratado vinculante internacional sobre excepciones de copyright en línea con el que hemos propuesto.

Email: ebu@euroblind.org

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domingo, 10 de abril de 2011

El atraco frustrado


Otro domingo más, otro cuento más. Que estéis bien y con buen ánimo para afrontar una nueva semana.

Una alcancía de barro cocido en color negro, ribeteada de incrustaciones doradas, era el último curioso objeto que le quedaba a Paula de la tienda heredada de su padre, un establecimiento que fuera famoso por los artículos de artesanía que en él se dispensaban y al que siempre había acudido el mejor de los públicos en busca de regalos y motivos decorativos para sus casonas y palacetes.
Ella había sido la heredera del negocio por su maestría creadora, eligiendo los colores que mejor se acomodasen a las características de su clientela y por sus naturales dotes de trato amable.
Sus hermanos no quisieron saber nada de la tienda. Se limitaron a reclamar la parte económica que les correspondiera y buscar nuevos horizontes.
Pero Paula se negó a dejar que se destruyese tanto esfuerzo volcado por su progenitor. Se adaptó a los nuevos tiempos y se empeñó en seguir adelante.
Era cierto, ahora todo había cambiado. Ya nada quedaba de la solemnidad de antaño. Las figuras, los joyeros, los jarrones, los búcaros y cuantos otros tesoros que su padre suministraba habían dejado paso a collares, anillos, pulseras y otras menudencias de bisutería. A ella no le importaba que algunas chismosas la criticasen por no haber seguido fiel al pasado. Pero es que ella no podía. Ni tenía el talento y los contactos de su padre ni la economía se lo hubiera permitido.
Iba tirando. Sobrevivía aceptablemente. No se quejaba porque, mal que bien, se había hecho un hueco entre la gente joven. Su especialidad eran, claro está, los abalorios hábilmente engarzados en piezas modernas y alegres.
Hasta que un día, a punto de cerrar ya, con la céntrica calle comercial donde se ubicaba la tienda Regalos Íñiguez, desierta, entró un hombre adusto, ataviado de ropa limpia pero algo pasada de moda.
-Vengo buscando al señor Ramón.
-¿El señor Ramón? ¿Quién pregunta por él?
-Soy Abelardo Quiñones. él siempre me proporcionó los mejores presentes para mis galanteos amorosos. ¿Quién es usted, señorita?
-Soy su hija. Él murió hace dos años. De todas formas, tal vez, yo también, pueda ayudarle como lo hacía él.
Al recién llegado le relampaguearon los ojos con chispas de codicia. Sabía lo del fallecimiento del artesano y también conocía quién le había sucedido. Pero, ¿conocería aquélla el valor de cierta hucha en la que se guardaba un documento único? Él siempre quiso comprarla. mas Ramón siempre se negó aduciendo que le pertenecía a su hija, que ése sería el nexo que les uniría para siempre.
-Quería, en este caso, un regalo especial. Sé que su señor padre vendía unas alcancías muy hermosas. ¿Le quedan aún?
-Lo siento. Yo ya no vendo ese tipo de productos. Si le interesase una pulsera o un colgante, quizás encuentre lo que busca.
Abelardo nada dijo. En cambio, extrajo del interior de su chaqueta un fino estilete que brilló al par que los ojos del recién llegado.
-Vamos, _siseó_. Dame la alcancía que tú y yo sabemos.
Ella se negó. Él se abalanzó con la fuerza que imprime el deseo brutal y cuando comenzaba a apuñalar el cuello de Paula, Sultán, el fiel mastín que tanta compañía y afectos le deparaba se abalanzó sobre el atacante. El perro había acompañado fielmente los últimos tiempos de Ramón cuando éste ya sólo quería que pasase el tiempo cuanto antes para ir al encuentro de su amada esposa.
Paula se salvó sin apenas daños. No así el agresor, que resultó muy malherido.
Días después, se descubrió todo. La policía informó de que Abelardo, en realidad, se llamaba Abel Kinsley y era un forajido, en otro tiempo muy lejano, compañero de negocios de Ramón. Lo que contenía la alcancía, objeto de toda la peripecia era la identidad real de Abelardo y el destino que había elegido. Era la única prueba que le comprometía con un pasado que quería borrar. No podía permitir que algún día saliese a la luz y se descubriese la verdad acerca del origen, y pendencias, del ahora discreto caballero acomodado, eterno aspirante a desempeñar cargo como político electo.

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martes, 5 de abril de 2011

¿Cómo será mi mirada?

Me pregunto cómo será mi mirada. ¿Será clara? ¿Alegre? ¿Limpia? O, por el contrario, olvidada de ver, ¿habrá perdido brillo? ¿Denotará mi ceguera? ¿Carecerá de expresividad?
Me gustaría que cuando miro trasmitiera afecto, acercamiento, sonrisa.
A veces me dicen que por qué no llevo gafas. Digo que para qué, si no veo y además no me gusta ocultarme, excudarme en ellas para que no sepan lo que puedo estar pensando.
No sé, ya veis con qué cosas me ha dado por especular esta tarde de martes primaveral.
¿Y si cuando me encontrara con alguien me mirase a los ojos? ¿Qué pensaría? No me tachéis de presuntuoso, pero es que a uno siempre le gusta jugar con la imaginación. ¿Se preguntará si...? ¿Se dirá si...?
Ya sé. Cada cual va a su rollo y no pierde el tiempo en pararse a mirarle los ojos a un ciego. Vaya tontería, si son ojos que no ven. ¿Para qué mirarlos, entonces?

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domingo, 3 de abril de 2011

En busca del jazmín gigante


Con mis mejores deseos de que tengáis una buena semana.
Que estéis bien.

A Piedad le pesaba ya hasta su nombre. Y es que estaba harta. Harta de que dijeran de ella que era muy buena, muy responsable y muy ordenada. Que todo eso debía estar muy bien para que sus padres presumiesen de hija ejemplar, pero a ella le acarreaba la consideración de ser el bicho raro de la clase, la excluida de pandillas, travesuras y amoríos.
Este sentimiento de fastidio había ido creciendo con los años. Al principio le gustaba que sus abuelos le recompensasen sus pequeños milagros de niña con peladillas y propinas. Luego, ya de adolescente, empezó a molestarle que sus amigas la criticasen y la tachasen de ñoña y repipi. Y ahora, en 2º de Medicina, la cosa era una pasada. No contaban con ella para organizar las fiestas de la facultad ni para montar las campañas de rebeldía contra causas perdidas ni para nada.
Que vale, que ella soñaba con sus proyectos de cooperante en calcuta o con el descubrimiento de algún fallo genético en el desarrollo de tal o cual enfermedad y poder así hallarle remedio. Pero de ahí a que la marginaran, eso era demasiado.
Había tratado de cambiar, de actuar de forma diferente, de ser como los demás. ¡Pero no había podido hacerlo!
Ese sábado estaba particularmente mohina. Sus padres la habían dejado de ama de casa y ella, para no variar, no tenía ningún plan. ¡Qué asco! Y encima la primavera acababa de empezar con su apoteosis de luz, colores y fragancias.
¿Qué hacer? ¿Quedarse en casa tirada en el sofá rumiando su tristeza? ¿Salir? ¿Adónde? ¿Para qué?
En fin. Cogió un libro cualquiera, se puso los primeros vaqueros y camiseta que encontró y se fue al cercano Jardín Botánico. Allí nadie la molestaría y esperaba que, como en otras ocasiones, su alma hallaría esa paz de la que tan necesitada estaba.
Se adentró en el parque. Buscó un banco donde dejar los bártulos y sentarse. La verdad es que sí, se estaba muy bien allí. ¿Qué le importaba a ella que no fuese como otros parques en los que bicicletas y patines fuesen los protagonistas? Allí había silencio y ausencia de pandillas que le recordasen su exclusión.
En esas estaba, tratando de dejar atrás melancolías bordezuelas cuando oyó un rítmico toc toc toc. Levantó los ojos de la página que la tenía atrapada y ¿qué vio?
Un ciego que andaba paloteando de acá para allá. Parecía bastante despistado. Se dijo que tendría que ofrecerle su ayuda. Al principio lo dudó porque, ¿y si también aquél la rechazaba? Que alguna vez ya le había pasado: haberse lanzado y recibir por respuesta un "déjame en paz, niña".
-¿Necesita ayuda, caballero? ¿Quiere ir a alguna parte?
-Uff, menos mal. Gracias, guapa. Es que me han hablado de que viniese para oler un jazmín gigante que hay aquí. Y esto es un lío para mí porque no hay ninguna referencia. ¿No sabrás tú dónde está?
-Ah, sí. Si es muy famoso. Venga que yo le llevo. Si no le molesta, claro.
-Noo, qué va. Y encima con una ayuda tan guapa y tan simpática, quién va a decir que no.
-¿No le importa que le coja del brazo?
-No, qué va. Aunque lo correcto es que te coja yo a ti porque tú eres la que ve. Pero, como quieras, como mejor te vaya.
-Tenemos que subir unas escaleras.
-Ah, bueno. Lo que haga falta. Que soy todo terreno, como las cabras.
-jejeje. Vaya humor que tiene.
-Qué vas a hacer, hija. Al menos, el humor que no nos falte.
-Bueno, ya casi estamos. Pero antes, dígame una cosa: ¿por qué me ha dicho guapa si no sabe si lo soy o no?
-Ah, porque tienes una voz muy bonita, llena de matices, y como agradecimiento por haber querido ayudarme. Y porque siento que debes serlo.
-Uy, qué va. Soy muy normal; de guapa, nada. Bueno, yo qué sé. Todos dicen que soy un bicho raro.
-Vaya, a mí también me lo dicen. Así que ya somos dos. ¿Por cierto ese aroma dulzón y fresco a un tiempo, es lo que emana el jazmín?
-Sí, y eso que aún no está en plenitud, que acaban de salirle los primeros brotes nuevos. No sé, igual quiere quedarse solo y le estoy molestando.
-Que no, que no. Además, luego tengo que encontrar la salida. Y no tengo ni idea de por dónde se va. A lo mejor el que te está molestando soy yo a ti. Ah, y dime de tú que ya sé que me voy haciendo viejo, pero aún así, a uno no le gusta que se lo recuerden.
-No, si es sólo la costumbre.
Los dos solitarios se abstraen, mientras se dejan embriagar por un perfume magnífico.
-Sí que ha merecido la pena la excursión. Ya puedo decir que he tenido suerte. Entre lo a gusto que se está aquí y lo bien acompañado que estoy, vaya lujo.
-Más bien creo, que la que ha tenido suerte soy yo. Que no estaba muy animada y usted, bueno tú, y este olor han hecho que ahora me sienta mejor.
Si te apetece, damos un paseo y me cuentas. Yo qué sé si puedo ayudarte...
Tiempo después, han acabado tomando algo en una terraza cercana compartiendo sentimientos e ilusiones. El uno le ha hablado de sus viajes y cómo disfruta de ellos, de su gusto por escribir, de su afán por superarse. Y la otra le ha contado los problemas que le trae el ser como es, sus sueños, su forma de pensar.
-Chica, ya sé que es fácil decirlo; pero sé tú misma. La experiencia me dice que, al final, merece la pena y que siempre se encuentra a alguien como tú, a amigos. Créeme, sé de lo que hablo y te entiendo.
-Ay, ojalá tengas razón. ¿Querrás que te llame alguna otra tarde?
-Claro, faltaría más. Y si te apetece pasear, a otras amigas mías y a mí, nos gusta hacer senderismo, pero muchas veces no podemos al no tener quien nos acompañe. Así que...
-Ah, guay. Que me encanta la naturaleza. Bueno, ya estamos en la boca del Metro. ¿Seguro que te apañas bien?
-Sí, sí. Cuídate y ya sabes... cuando quieras me das un toque.
-Déjame que te dé un par de besos, que me ha hecho mucho bien el haberte encontrado. Y gracias. De verdad.
Ella marcha para su casa mucho más animada. Y él se sorprende de lo que le ha pasado esa tarde de sábado. Se dice que, como en tantas otras ocasiones, la realidad supera a la mayor de las ficciones.

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