martes, 31 de marzo de 2015

SER

La vida en 100 palabras

Buenas tardes:
Como sustitución a los inefables diálogos entre los señores oruga y ciempiés, comienzo hoy una serie de pequeños textos que compartiré semanalmente y que no pretenden ser otra cosa que breves pensamientos, expresados en 100 palabras como máximo. Siempre con el mejor de los ánimos para crear concordia y construir ese hogar más cálido en el que todos quepamos sin distinción ni etiquetas pero, eso sí, naturalmente, unidos por este mismo espíritu de entrega, superación y generosidad.
Espero te guste.
Un abrazo.

SER

Ser Cirineo que ayuda, Magdalena que acompaña, Centurión que comprende.
Ser agua que sacia, brisa que calma, tierra que acoge.
Ser flor que embellece, seda que acaricia, nata que endulza.
Ser sonrisa de niño, beso de enamorada, consejo de anciano.
Ser alfombra invisible, almohada mullida, gafas soñadoras.
Ser pieza de puzle, tecla de piano, cojín de sillón.
Todo esto querría ser porque siendo soy.
Pero si nada de eso soy, ¿de qué me sirve ser?
¿Seré acaso polvo ceniciento, brizna marchita, chatarra herrumbrosa?
Fui, soy, seré, sería.
Fui brizna,  soy sonrisa de niño, seré tierra que acoge.

Leer más

lunes, 30 de marzo de 2015

"El inquisidor" de Patricio Sturlese

Lunes de Libros

Buena tarde calurosa. Como cada lunes, te traigo una nueva recomendación bibliográfica. Espero que te resulte de interés.
Se trata de "El inquisidor" de Patricio Sturlese. Novela publicada en mayo de 2014 por Suma de Letras y con una extensión de 488 páginas.
Aquí la sinopsis.
Génova, 1597. Angelo DeGrasso, inquisidor general de Liguria, interroga en los sótanos de su abadía al brujo veneciano Eros Gianmaria mediante salvajes tormentos; busca una confesión. El papa Clemente VIII en persona le ha encargado una importante misión y no descansará hasta cumplirla: rastrear la última copia todavía existente del Necronomicón, el libro prohibido más buscado en tierras cristianas.
Hombre implacable y de profunda fe, dotado de aguda inteligencia y poder deductivo, el inquisidor DeGrasso es conocido por su crueldad a la hora de tratar con los herejes y su obediencia ciega al Santo Oficio de Roma, pero pronto se ve enfrentado a un destino escabroso. La aparición de una joven llamada Raffaella es solo el comienzo de un intrincado laberinto de misterios. Detrás del libro prohibido y una cofradía satánica se embarcará hasta el Nuevo Mundo donde hallará lo inesperado. Deberá librar una batalla a vida o muerte, no solo contra la herejía y los enemigos de la Iglesia católica, sino contra las tentaciones, los hermanos de la fe e incluso contra sí mismo.
Y aquí el vídeo promocional.
https://www.youtube.com/watch?v=5Is4gtwBh10

Leer más

domingo, 29 de marzo de 2015

La sombra



Buena noche de domingo. Noche especial.
Aquí mi postrer cuentecillo.
Un abrazo y feliz semana.

La sombra

Una sombra sigilosa asoma entre las ramas. Observa atenta en medio del camino. No tiene prisa, nunca la tuvo. Observa agazapada entre las sombras. Al fin y al cabo, ella también es una sombra que se mimetiza con las otras, sí, como las otras pero, a cambio de las otras, por mucho que sea una de ellas, ella es sibilina, hostil, opaca, negra.
Se podrá pensar que espera saltar, agarrar, atrapar, asfixiar, aniquilar. Es una sombra maldita, eterna, intemporal, destinada a una sola misión, esa misión.
Será así, acaso. Pero algo es indudable: su existencia sólo es posible si existe la luz. Esa luz a la que ella acecha para engullir.
¿Qué forma tiene? ¿De verdad crees que importa? Irá moldeándose conforme lo necesite para cumplir su destino:  alargada, estrecha, profunda, densa, curvada, rotunda, espiral o romboidal.
Hasta ahora siempre se salió con la suya. Siempre atrapó, asfixió, agarró, engulló a la luz. Sí, siempre lo hizo, siempre pensó que lo haría  hasta que aquél, una tarde de primavera,  se pare a su lado.
Ella no se preocupa. Es uno más. Un miserable humano, una persona nada más.
Va a saltar sobre él, pero no puede envolverlo como siempre acostumbró. ¡No puede! Alguna misteriosa fuerza se lo impide. No lo entiende. Y si no puede acabar con él, su muerte será inevitable.
Al fin había podido cumplir su sueño. Su determinación y empeño le ha inducido a perseverar, a indagar cómo alguien que no ve puede ser capaz de afrontar la gran aventura de ser senderista solitario. Sí, ha participado muchas veces en marchas organizadas, cogido de brazos y barras direccionales, pero no le basta, quiere fusionarse solo con la naturaleza.
La solución la encuentra en Internet, cómo no. Internet y la tecnología. “Una ruta para solitarios senderistas”. Así figura anunciada en cierta página de experiencias viajeras diferentes.
¿Cómo podría haber sabido aquello de lo que nadie advierte en semejante foro. Claro, que nadie podía advertirlo porque nadie llegaba al final de la ruta. A saber quién puso el anuncio, pudo ser la propia sombra quien lo hiciera, maléfica sirena, diabólica serpiente conocedora de todas las formas de atraer hasta ella.
Ciego valiente que avanza tranquilo. Experiencia sensorial en plenitud, un paraíso degustado en silencio, solo, único.
Ritmo constante, firme y pausado. Avanza. ¿Qué?
Se para, no sabe por qué. Percibe algo, como una fuerza poderosa que le empuja. Una fuerza que aprieta pero que se rinde, al fin. No sabe qué ha sido. Continúa su camino. Llega a un fabuloso estanque, preñado de olores increíbles, sonidos majestuosos, texturas acariciadoras.
La sombra se ha extinguido derrotada. No queda nada de lo que siempre fue. Aquellas ramas estériles que nunca desaparecían germinarán en un majestuoso roble al que, por los siglos de los siglos los druidas venerarán como el lugar de la luz.
Quién podría haber sabido cómo se originó aquel lugar legendario.
Qué curioso. Cuando el ciego andarín quiera compartir su experiencia en aquella página web que hablaba de rutas para solitarios no la encontrará. Buscará y buscará en el buscador de buscadores de la red, pero no hallará rastro alguno de ella.

    



Leer más

jueves, 26 de marzo de 2015

Miedo



Buena tarde de jueves.
Como corresponde, aquí mi nuevo esbozo poético.
Que te haga soñar.
Un abrazo grande y sin miedos. Jejejje.

Miedo

A que te vayas
Y dejes huérfana mi alma.
A que vengas
Lúgubre y sin mañana.

Al trueno que grita
Y en micorazón, iracundo palpita.
Al sol que abrasa
Mi boca desierta.

A la ceguera de las palabras
Rencores y flechas.
Al sinsentido de las obras
Mortales ondonadas.

Al yugo de la moda
Que iguala, tirana.
A la mordaza de la brisa
Que ahoga, sin prisa.

Al hambre de tus ausencias
Infinitas en su brevedad.
Al hartazgo de tus tristezas
Inagotables en mi soledad.

A morirme en vida
Inútil sin medida.
A vivir en clave de huida
Sin patria ni acogida.

Miedo a perderte
Protagonista de mi viva muerte.
Miedo a quererte
Siendo de otro, su consorte.
Miedo.

Leer más

domingo, 22 de marzo de 2015

El único abrazo de amor para un hombre solo



Buena noche de domingo:
Con mis mejores deseos de que tú sí tengas la dicha de poseer abrazos de amor, comparto mi último cuento.
Con cariño.
Un abrazo grande, uno o mil, pero ni el único ni el último.

El único abrazo de amor para un hombre solo

Leoncio Pérez es un hombre solo. Mayor ya, resiste el paso del tiempo con una honestidad a prueba de rechazos. Hace su trabajo con la profesionalidad de quien ha dedicado toda una vida a cumplir sin más opción ni tacha.
Siempre aseado en el vestir y digno en el andar.
Lo intentó durante mucho tiempo pero nunca consiguió descubrir quien le quisiera. La razón nunca la supo. No era feo ni malencarado, no concebía el mal, no era mal conversador.
A lo largo de los años había ido viendo cómo pasaban por su vida mujeres que siempre rechazaron sus pretensiones, acaso demasiado caballerosas. Quién sabe.
Habría deseado tanto gozar de los abrazos de amor de los que sus compañeros de trabajo siempre presumían… Habría disfrutado tanto queriendo a la mujer de su vida…
Llega el día de la jubilación de Leoncio. Le harán la inevitable fiesta de despedida y pensarán en hacerle algún regalo a la altura de sus muchos merecimientos. Dudan qué pueda ser y lo mejor que les parece es un bono de fin de semana con todos los gastos pagados en una casa rural de lujo. A él siempre le atrajo el campo y sin duda que le gustará, pese a que lo ideal sería que lo disfrutase en compañía.
-Bueno. Muchas gracias os doy por vuestro regalo. No sé si debería aceptarlo, pero lo haré por si aún hay una oportunidad para este viejo solitario. Os echaré de menos, vagabundo eterno de días sin fin.
El lugar concertado por sus compañeros es espléndido, ubicado en un entorno idílico, tranquilo aunque sí hay más clientes que él.
Da una vuelta por los alrededores, disfruta de una suculenta cena, lee un rato y se va a la cama, solo como siempre.
Entra en la habitación, una cama grande, alfombra mullida, muebles cálidos y detalles confortables.
Abre la puerta y casi no puede creerlo.
Alguien está esperándole. ¡Es una hermosa mujer!
-Leoncio, sé que te llamas Leoncio y sé que siempre me buscaste. Soy la mujer de tu vida.
-¿Cómo? Que… quién…
Esta noche es para ti, ésta y el resto de noches de tu vida seré para ti.
Leoncio no puede creer lo que escucha y ve. Una hermosa mujer madura, ataviada de una gasa blanca, rostro limpio, moño alto.
-Ven, Leoncio. Ven a mí. Déjate abrazar una y mil veces. Sé cuánto deseaste un abrazo de mujer. Hoy yo te ofrezco, no uno, si no mil.
Cómo podría haberse resistido aquel solitario viejo jubilado a no ceder a la tentación de refugiarse entre aquellos amorosos brazos, entre aquel cálido pecho.
Leoncio nunca despertará. Poco le importó que cuando aceptó el abrazo la piel de aquella mujer fuera como de mármol, fina pero fría. Que los pechos no se adaptaran a su presión hambrienta de amor.
Leoncio no despertó.
¿Quién era aquella mujer?
Si se hubiera presentado con su guadaña y su rostro descarnado nadie, ni siquiera el bueno de Leoncio, lo habría dudado. Pero al verla tan fina, tan galante y receptiva…
Y, sin embargo, aquella buena mujer, aquella en cuyos brazos, todos antes o después acabaremos, quiso abrazar a Leoncio de manera especial para que, por última y única vez supiera qué se siente al ser abrazado con amor.
Nunca podremos saber si el bueno de Leoncio pudo o no saberlo. Lo cierto es que, a la mañana siguiente, cuando lo encontraron sin vida, todo en él emanaba paz.



Leer más

jueves, 19 de marzo de 2015

Haikus primaverales



Buenas tardes:
Cercana ya la nueva estación, salen estos haikus florales cque, como jueves que es, completan un nuevo esbozo poético de acuarela y carboncillo.
Que te hagan soñar.
Un abrazo ilusionado.

Haikus primaverales

Es reverdecer.
En tus ojos la vida,
Brilla el alma.

Sonrisa de miel.
Que las flores reviven,
Risueñas crecen.

Nacen colores.
Y nuevos perfumes
Son tus dones.

Los pajarillos
Alegran con sus trinos
Tus mudos sueños.

Río travieso.
Cascada impetuosa.
Que a mí, besas.

Lluvia caliente.
Por mis dedos resbala
Tu manantial.

Luna lunera
Que saludas a la mar
Con alegría.

Largos los días.
Entre la fuente fértil
Brota el amor.

Adiós invierno.
Lejos ya las tristezas,
Cerca las dichas.

¡Es primavera!
Los sentidos son goce
si tú floreces.

Leer más

miércoles, 18 de marzo de 2015

De adioses y despedidas



Buena noche de miércoles:
Porque todo tiene que acabar, acaban aquí los diálogos entre la oruga ciega y el ciempiés paralítico.
Espero os hayan resultado curiosos semejantes diálogos.
Un abrazo de despedidas.

De adioses y despedidas

-Cari, qué malita he estado. Ay ay ay, cómo me duelen las alas.
-Sí, vida mía, oru. Creí que no volverías en ti. Cómo sangrabas… pero, ¿sabes una cosa? Tus alas son preciosas. Nunca vi alas iguales a las tuyas.
-¿Tienen puntillas? Es que me acuerdo de cuando veía que las señoras, lo primero que buscaban para pavonearse eran las puntillas.
-A mí de ti sólo me gustan las mejillas y las orillas, nada de las puntillas. Sería curioso… una mariposa con puntillas. Y qué más.
-La verdad que sí, no parece que hagan juego.
-¿Lo has pasado mal vida mía? Ahora que puedes volar, aunque sea a lomos del viento… ¿te marcharás? No te fíes no vayas a acabar clavada con una chincheta en la pared de algún melifluo coleccionista de lepidópteros. Ten cuidado.
-Ay no, ciempi. Siempre te querré. Hemos estado tan a gustito estos meses. ¿Te acuerdas cuando te contaba chismes de los humanos?
-Cómo olvidarlo. ¿y cuando organizamos la fiesta con los Cantores de Grillis?
-Sí, sí. La chicharra de la caparra era toda una corista. Lo hemos pasado bien, ¿verdad ciempi querido? ¿Eh que sí?
-Yeeeees. Sé que debes marchar en pos de tu destino y sé también que yo me quedo aquí hasta acabar siendo devorado por cualquier pajarraco o pajarraca. Qué le vamos a hacer. ¿Me dejarás algo como recuerdo?
-Claro. ¿No te imaginas qué?
-Ummmmm ¿tu tanga?
-Yeeeees. Cuida no te vayas a enredar entre sus gomitas. Pobre ciempi, cuánto te voy a recordar.
-Bueno… serás feliz como una lombriz.
-Cuéntame algún vicio más de los humanos antes de marcharte, anda… joooo, porvfa….
-Los que se juegan lo que no tienen apostando a un número o una bolita o un pedazo de cartón. Qué ilusos. Qué poco comprenden que ahorrando lo que se juegan ganarían lo que esperan ganar perdiendo lo que gastan.
-Pero si me dijiste que había humanos avaros y cicateros, de los que no gastan ni en cerillas para alumbrarse en la noche ni en vestidos para arropar sus carnes colgantes. Y ahora dices que hay quienes se gastan lo que no tienen en unas bolitas y unos pedazos de cartón. Te digo, oru, que no te entiendo.
-Bien claro que hablo. A los que no entenderás, como yo tampoco lo hice nunca, es a ellos, los humanos. Lujuriosos, hipócritas, charlatanes, cobardes, fanfarrones, pelotas, pervertidos y mercachifles.
-¿Y yo? Ciempuzo, me decías. Y no sé qué más.
-Ah, pero era con cariño. Me deslumbraste a la primera, lo mío por ti fue amor a primera vista.
-A primera y última, que con lo cieguita que viniste… Cieguita viniste y cieguita te fuiste.
-Sí, pero ciega de ira llegaba y ciega de amor me voy.
-Anda, oru. Dame un último abrazo. Envuélveme con tus alas.
 -¿Querrás? ¿Querrías?
-Ayyyyyy oru. Qué bien estoy así, que mortaja tan suave.
Una rana, que tiempo atrás fue sapo y que fue objeto de burlas por una extraña pareja de bichejos, ahora vuelve a la charca y si algo fuera a llamarle la atención sería un curioso artilugio. Un carricoche cuyas ruedas son dos setas. Está desvencijado, abandonado, roto.
Pero aún más algo increíble le llamará la atención. Una hermosa mariposa de alas de colores está despatarrada y a su lado un ciempiés figura caído en una postura imposible. La rana salta… se da el banquetazo… le sabe bueno el menú… Pero qué tonta la rana… Por arte de magia se queda ciega y paralítica… Qué puede hacer… Esperar, claro. Esperar a que venga la princesa y deshaga el hechizo. Ahora que cuando lo haga… ¿el príncipe seguirá siendo ciego y paralítico?
   

Leer más
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...