sábado, 23 de abril de 2011

¿Por qué leo?

Un día como hoy, no puedo resistirme a compartir aquí las razones de mi afición lectora. Ojalá que con ello os anime a practicar ese sano vicio que es el atreverse a degustar un libro, sea cual sea su género o temática. Lo importante es que nos ayude a disfrutar.
Hace años, ya van siendo demasiados, cuando dejé de poder leer en caracteres visuales y aún no había descubierto los audiolibros ni, mucho menos, había aprendido braille, sentí que el mundo se empequeñecía, que me empobrecía. Padecí una rápida pérdida de visión y, aparte de lo que me dificultaba en mi vida cotidiana, lo que más me dolía era el no poder leer. Había llegado, incluso a quemar hojas de algunos libros de tanto como los acercaba a la luz para que mis ojos pudieran penetrar en sus letras.
Ese impás fue duro, pero pronto volví a redescubrir el placer de volver a leer.
Primero a través de cintas casettes y luego, tras meses de constancia, mediante la magia de unos puntos misteriosos. Desde aquel “Miguel Strogoff” hasta el que ahora leo, “La sociedad literaria y el pastel de piel de patata” han sido muchos los títulos descubiertos gracias a Louis Braille y a mi tenacidad aunque ahora, también el sonido me acompaña, ya en grabaciones de calidad digital y almacenados en tarjetas SD que me permiten, en un pequeño aparatito disponer de variedad.
El braille requiere constancia y aprendizaje, ocupa más pero es más auténtico y directo. El sonido es más cómodo pero pierde la ortografía y el que el ritmo de la lectura te lo marque quien lo lee.
Y, no obstante, ambos métodos de lectura me son útiles y los practico con deleite. ¿Por qué?
Cuando leo sueño, viajo, amo, soy protagonista de la Historia, aprendo, sonrío, me estremezco, vivo. Pero, más aún, vuelvo a ver, recupero todo un mundo de colores, formas y dimensiones. Las descripciones son luz a mis ojos, los diálogos representan encuentros y los personajes creados son oportunidades únicas de acercarme a héroes, aventureros, hermosas mujeres y personajes dignos de admiración y hasta de rechazo.
Pero, además, la lectura alimenta mi afición por crear historias, cuentos, por inventarme otra realidad en el convencimiento de que, con ello, ayudo a que quien los lea, experimente sensaciones y sea un poquito más feliz.
Muchas gracias porhacerme creer que lo logro.
Y que, por muchos años, pueda seguir descubriendo el maravilloso mundo de los libros.

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