En la ONCE de Almería, en el marco de los actos del bicentenario del nacimiento de Louis Braille, se representó hace unos días este pequeño cuento que nos arranca la sonrisa, pero que recuerda al genio creador.
Que os guste.
Narrador:: Luis era ciego. Si quería conocer una historia, alguien tenía que contársela. Un día abrió el libro que tenía preparado para que se lo leyera su amigo. Iba pasando las hojas, acariciando tan sólo las páginas como si, con este gesto, deseara demostrar su
impotencia, rozando nada más las palabras impresas. Abstraído como estaba, Luis ni se percató de que hacía un rato que su dedo pasaba una y otra vez por encima de un bultito chiquitín, similar a un granito menudo. Casi se asustó cuando, de pronto, oyó una vocecilla que gritaba:
Puntito: ¡Ay, ay, ay! ¡Estáte quieto, que me haces cosquillas!
Louis Braille: ¿Quién está ahí?
Puntito: Soy yo, el puntito
Louis Braille: ¿El puntito? ¿qué puntito?
Puntito: ¿Qué puntito quieres que sea? el que tienes bajo tu dedo
Louis Braille: ¿Un puntito que habla?
Puntito: Es que si no abro el pico acabarías matándome a cosquillas. ¿Tú no tienes cosquillas?
Louis Braille: Pues claro que tengo…pero ¿cómo puedes hablar si eres un puntito?
Puntito: Los puntitos como yo, hablamos discretamente
Louis Braille: ¿Y por qué?
Puntito: Porque la gente, cuando nos ve nos achucha.
Louis Braille: ¿Pero cuánto sois?
Puntito: Mis amigos y yo somos seis puntitos que vivimos en este libro. Como somos tan iguales, nos llamamos Punto 1, Punto 2, Punto 3, Punto 4 (que soy yo), Punto 5 y Punto 6.
Louis Braille: Encantado de conoceros.
Narrador: Y desde aquel día Luis y los seis puntitos se hicieron muy amigos. Juntos se divertían a tope: cantaban, se contaban historias, jugaba…Lo que más les divertía era jugar al escondite. Los seis Puntos usaban como escondrijo las páginas del libro, y Luis tenía que encontrarlos y averiguar cuál de los seis era el que había atrapado.
Al principio le costaba distinguirlos porque eran muy parecidos… pero, poco a poco, en cuanto los tenía bajo el dedo, los identificaba.
Tanto Luis como sus amigos tenían que extremar las precauciones para que nadie los oyera, no fuese a resultar que la gente pensara al oírlo hablar sólo que se había vuelto loco y lo encerraran en un manicomio. Pensad que todo esto sucedió en París allá por el año 1825 y, en aquella época, no se lo pensaban demasiado para meterte en un manicomio.
Puntito: Oye Luis, no podemos continuar con esta situación, siempre con el alma en vilo para que nadie nos oiga. Hemos tenido una idea para hablar contigo sin pronunciar una sola palabra. Nos colocaremos bajo tu dedo de diferentes maneras. Así, cuando te encuentres sólo con el Punto 1, querrá decir que es la letra A; si te encuentras con los puntos 1 y 2 será la letra B…
Louis Braille:¡Ah! ¡ya lo entiendo!. ¡Será una especie de alfabeto!
Puntito: ¡Muchacho! Será un alfabeto con todas las de la ley.
Louis Braille: ¡Fantástico! Si yo puedo leer con los dedos este alfabeto, los demás ciegos también pueden hacerlo.
Puntito: ¿Cómo?
Louis Braille: Con un punzón puedo hacer en un papel puntos iguales a vosotros. Por tanto, puedo hacer tantas letras como quiera.
Narrador: Sólo queda una última cosa, que la gente lo aprenda ¿os animais?
lunes, 2 de febrero de 2009
Louis Braille y el puntito
Publicado por Alberto en 4:46 p. m.
Etiquetas: El braillee
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
7 comentarios:
Hola Alberto:
el cuento ha quedado muy a proposito y la firma de luis braille acompaña esas palabras.
saludos.
¡Hola Alberto! ya estoy en casita...me alegró mucho encontrarte aquí en mi casa virtual,nada más llegar; pasamos la noche en Madrid pero a primera hora de la mañana volamos para acá.
La historia de la amistad de Braille con los "puntitos" es divina...
besos volados
Me animaría encantada, pero desgraciadamente no me sobra ni un minuto al día con todo lo que ya tengo entre manos, pero lo que sí te digo es que me ha encantado esta narración, es una forma muy acertada de acercar la historia del braille a quienes, al no utilizarlo, no lo tenemos apenas presente.
Un abrazo, amigo.
Ésa es la idea: que os vayáis familiarizando con el braille y su creador, al menos pretendo poner un granito, digamos mejor un puntito, de arena.
gracias por vuestro aliento.
Hola Alberto, me ha gustado el cuento de "Louis Braille y el puntito" y creo que es muy interesante que nos vayas contando cosas que podamos aprender y asi entender mejor el lenguaje Braille.
Me gusta este blog, ahora entiendo el premio que te dio nuestro amigo Manrique, voy a enlazarte para venir por aqui si tu me lo permites.
Una historia preiosa, me alegro de haber pasado por aquí,te visitare mas a menudo. Un saludo
trabajo en un preescolar que se llama Luis braille, y el cuento que compartes, permitirá que los niños comprendan la importancia de su legado. Gracias
saludos desde Durango, México
Publicar un comentario