lunes, 9 de febrero de 2009

La lámpara y el ciego

Parece que la musa de la escritura ha decidido pasarse por aquí unos días y me ha dejado que os cuente otro relatillo.
A ver qué os parece.

¡Ya está bien! ¡Estoy harta de que todo el mundo se olvide de mí!
Sí, soy la lámpara de ese mocoso llamado Aladino. Todos me utilizan y todos sueñan con poseerme, pero nadie se ha preocupado de mi origen, de dónde fui a parar a manos de aquel malvado brujo avariento.



Resulta que mis antepasados se remontan a los sabios griegos y que hemos sido utilizadas para dar luz, ofrecer seguridad y proporcionar calor. Y después de todo eso, de mi pasado heroico, de las filigranas con que fui dibujada, a nadie le importo.
Pues ya estoy harta. La próxima vez que alguien quiera que deje paso al genio me voy a negar.
Me han tenido olvidada, arrinconada, han dudado de mi utilidad y sólo les ha interesado lo que podían sacar de mí.
Ya viene otro a buscarme. ¿O no? Ah, pasa de largo, ni se ha fijado. Y el caso es que hace cosas raras, parece que va barriendo el suelo con un palo blanco. No lo entiendo: ni es una esclava ni el palo es una escoba. ¿Quién será?
Ruedo a sus pies, me hincho para brillar más y ni por esas…
-¿Qué es esto con lo que me tropiezo? Voy a agacharme no sea que me dé otro golpe de tantos. ¡Mira qué hay mierda por el suelo siempre!
¿Qué hará ese tipo? Pone su mano encima de mí, pero no noto que me frote como lo hacen siempre. Parece que es otro tocar. Umm… tiene la mano fina.
-¿qué será? Parece un zapato… una caracola de mar… pero noto que da calor. Se oye como un chisporroteo… ¿qué será?
Mira que es tonto ese hombre. No sabe que soy una lámpara. O no ha sido niño al que le leyesen mi historia o la ha olvidado, como los humanos olvidan todo lo que no sea tener.
-¿Y?... ¿Si fuera…? Pero no puede ser. Tendría gracia que un ciego vaya a encontrarse con… sí sí, con una lámpara. Vaya vaya. Pues ya podía hacer el milagro la dichosa lamparita…
Sigue acariciándome. Parece que sea la caricia del viento en primavera. Me gusta. Querría quedarme con él. Al menos no es como todos, esos que enseguida que me agarran quieren sacarme riquezas, joyas, amantes… Éste no.
Voy a hablarle:
-¿Quién eres?
Anda, si hablas. Pues un ciego que iba dando su paseo y ha tropezado contigo.
-¿Un ciego? ¿Eso que es? Es que yo pertenezco a la clase de las lámparas, además de las buenas de siempre.
-Pues un ciego es alguien que no se lleva bien con vosotras, pero ya que te has cruzado en mi camino… no me disgusta tu compañía.
-¿Puedo quedarme contigo? Es que pareces diferente.
-Bueno, es gracioso: el ciego y la lámpara. Podemos hacer buenas migas.
-Siempre y cuando no te empeñes en sacarme lo que todos.
-Pues lo que se dice brillo, brillo; no creo. Me conformo con que me des calorcito.
-Te daré algo más. Te daré una riqueza que es única: brillo, sí sí; aunque lo dudes, brillo del mejor, brillo cinco estrellas. Nos verán de lejos y nos admirarán. A ti por haber sabido ganar mi confianza y a mí por hacer algo bueno de verdad.
Y allá que nos vamos. Me he puesto encima de su hombro y tan contentos.
Le cuento, mi historia y se ríe. Dice que no cree que el brujo, por muy brujo que sea, pueda pensar que estás conmigo. Y si viene por ti, tendrá que vérselas con el Caballero del Palo Andante. Tú haz lo tuyo que yo haré lo mío.
Y oigan que estoy tan contenta. Mi nuevo dueño es amable y muy interesante. Disfruto con él como nunca había disfrutado hasta ahora. Así que con él me quedo y que nadie más venga a frotarme.


4 comentarios:

Viperina dijo...

Pues sí que está haciendo su trabajo tu musa, y a base de bien...Te ha salido un cuento precioso, muy original, me ha gustado esa forma de ver una historia desde el punto de vista de un protagonista ignorado, como la lámpara. Después de todo, sin ella no existiría el cuento, y Aladín no sería más que otro pobretón en busca de un futuro imposible.
Un diez para tí; besos, amigo.

Duncan de Gross dijo...

Hola Albero, gracias por la visita, me he dado cuenta leyendo tu perfil que tenemos en común, que somos licenciados en Geografía e Historia, bueno, yo sólo en Historia del Arte, soy interino de Secundaria pero no trabajo de ello, pasate cuando quieras!!, un saludo!!

Alberto dijo...

Es que me parece triste que se olviden infustamente a protagonistas que tienen una participación activa y decisiva en los cuentos y en la vida.
Es un pequeño homenaje a los seres anónimos.

brujita dijo...

Hola Alberto, primero te voy a contar el recuerdo al que me has llevado...Entre los cuentos que un año siendo niña me trajeron los Reyes magos, estaba Aladino ...era un cuento troquelado y llevaba una miniatura de la lámpara en la mano, recuerdo que me hizo gran ilusión.
De tu precioso cuento, lo que más ha llamado mi atención es que el hombre ciego, no se apresurara a pedir ¡¡¡quiero ver!!!...o que la lámpara no se lo concediera sin necesitar una súplica...

Un besito.

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