Esta anécdota ingeniosa nos invita a que no caigamos en esa tentación de para qué voy a hacer algo, si luego lo tendré que volver a hacer. Vaya, un antídoto contra la pereza.
-En una ocasión el escritor Jonathan Swift (1667-1745), que escribiera su memorable “Los viajes de Gulliver” decidió darse un paseo a caballo, de modo que le pidió a su criado que le llevara las botas de montar. Cuando
vió aparecer al sirviente con ellas completamente sucias, le regañó, advirtiéndole que en otra ocasión las limpiara antes de traérselas.
-Señor-se disculpó el muchacho-pensé que, como se iban a manchar de nuevo, no merecía la pena tomarse el cuidado.
Ahí quedó la cosa por el momento. El genial escritor montó
en su caballo y advirtióal mozo de que no volvería hasta la noche.
-Amo, os olvidáis de dejar la llave de la despensa...
-Para qué la queréis?
-Para preparar el almuerzo
-No hará falta, ¿para qué queréis almorzar? Después de todo, dentro de unas horas querréis comer de nuevo.
lunes, 23 de febrero de 2009
Las botas de Jonathan Swift
Publicado por Alberto en 9:16 p. m.
Etiquetas: Anécdotas
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario