sábado, 18 de abril de 2009

Soy Pierre d’Armagnac

Maese Alberto, quiero dar las gracias a vuesa merced por otorgarme la gracia de poder deciros quién soy y hablar, hablar de mi persona, de mis sentimientos, de lo que me alegran las visitas de cierta bella dama, a la que, ahora he sabido, dicen doña Mercedes. Ah, y he escuchado que ella ha tenido la gentileza de propagar mí recuerdo, por lo que me siento honrado.



Me llamo Pierre d’Armagnac. Nací en 1680 cuando en Francia reinaba el más grande de los reyes. Mi familia era propietaria de unos viñedos, pero yo siempre tuve sed de aventuras y no de vinos, por afamados que éstos fueran.
Quise recorrer mundo, vivir aventuras y para ello nada era mejor que alistarme como mercenario cuando contaba con diecisiete años. Tuve que vencer la oposición de mi madre y hermanas, además de algunas doncellas que soñaban con un futuro junto a mi persona.
El capitán Louis de la Chèrre pasó un día por la propiedad de mi padre para encargarle un cargamento de barricas de nuestro último vino, un excelente caldo recio a la vista y contundente al paladar. Mi padre no quería hacer tratos con él, no se fiaba y sin embargo tuvo que reconocer que éste sería un buen negocio.
Yo no dejé pasar la ocasión y le propuse un trato: a cambio de mi alistamiento, si resultaba ser un buen soldado, a mi padre se le garantizaría la compra de vinos, en exclusiva, por parte del noble a quien servía monsieur de la Chèrre. Parecía que todos íbamos a salir ganando. Un apretón de manos y un brindis selló mi destino.
Después de años de experiencias, batallas, conquistas y amoríos recalé en la ciudad de Barcelona. Había logrado granjearme la estima del patrón, que resultó ser el nieto de sire, llamado Felipe de Anjou y el favor de éste se asentaba aún más en los frutos que le llegaban de mi padre en forma de exquisitos vinos y algunos otros néctares más propios de los dioses que de un aspirante a rey.
La lucha contra los austriacos fue dura, pero al final vencimos y el aspirante alcanzó el trono y vino a traer a estas tierras un nuevo espíritu, más abierto y romántico pero yo apenas tuve la dicha de disfrutar de las mieles del triunfo. Estaba agotado por tanta lucha, pendencias y deseos de aplacar aquella sed de mi juventud. La muerte vino a buscarme el año de 1716, tras unas fiebres que nadie quiso saber de dónde provenían, e incluso hubo sospechas de envennenamiento por parte de una tal Angelina, marquesa de Riera a la que prometí amores eternos y defraudé.
Mi enterramiento fue discreto, pero no por eso tuve el olvido de mi señor, el rey de las Españas. Pagóme un digno entierro y encargó al mejor artista de la Corte una estatua que se levantaría en la plaza barcelonesa de La Victoria, entonces, hoy, avatares de la Historia con otro título que me niego a pronunciar. Me ofende que se mancille la memoria de mi señor.
Y sería en esa plaza porque allí salvé a don Felipe de una emboscada que le habían tendido quienes se negaban a aceptarle como rey, no por su persona, sino por negar lo que venía de nuestro país: un mundo de nueva libertad, mayores progresos y una cultura del amor.
Delante de mí han pasado parejas de enamorados que se citaban a mis pies, algaradas populares en protesta por lo de siempre e incluso desfiles de triunfo. Todo lo he visto inmutable, casi olvidado hasta que hace un tiempo la señora que ahora ha querido devolverme a la vida pasó un día por mi lado. La noté alegre, sentí que quería contarme sus ilusiones, sus triunfos y yo, cómo no, todo un monsieur de la France, no quise defraudarla, no podía ni quería.
¿Y sabes, querido Alberto, a quien lo diferente nos une y por eso sé que ibas a ser tú quien me diese oídos? Se ha hecho necesaria en mi fría y pétrea existencia. Supe que se llamaba Mercedes, porque un día escuché que de muy lejos la llamaban. Era Alguien que se decía Lili o algo así. Le aseguraba que te había conocido, hablaba de no sé qué manicomio, de que habías recalado en él y que se alegraba por ello, que le habías hecho un regalo sin que apenas la conocieses. Le dijo:
-Mercedes, Merceditas; sí, a ti. A ese simpático cieguito hemos de tratarle bien. Parece buena persona.
Y yo, que las escuché cómo te nombraban me dije que tal vez sería cierto y que, si así fuese, podrías ayudarme a decirle a Mercedes que siga visitándome y que no crea que no la escucho o entiendo. Que la espero cada día.

12 comentarios:

brujita dijo...

Seguro que si Alberto, Mercedes seguirá llegando hasta ésta tu orilla y sin "dar palos de ciego" porqué aqui nos encontramos con esa maravillosa persona que ere tú.
Ya te escribo desde el Mediterraneo despues de unos días de locura para poner en orden las cosas. Durante algún tiempo estaré sin ADSL en casa y tendré que arreglarme vivitandote a saltos, pero luego todo volverá a sus cauces ¡Eso espero!

Besito volado.

Alberto dijo...

Gracias emocionadas, Brujita. Que tu vuelta al Mediterráneo te traiga grandes momentos de alegría con la compañía de tanta gente buena como sin duda te rodea.
Cuídate, amiga. Se te echa de menos.
Y Pierre, como yoo, quiere que sigáis visitándonos.
Besico emocionado.

Mercedes Pajarón dijo...

Albertito, Albertito, no me cansaré de decir que eres un sol!!!!! Pero un sol de esos grandes, cálidos y brillantes, y dulce como un adoquín de esos que tanto me gustan!

Te hincho a ciberbesos porque andas demasiado lejos para dártelos en persona! Muamuamuamua... y mua!

Mercedes Pajarón dijo...

Albertito, ahora permíteme que me dirija a Pierre a través de tu blog, vale? Gracias!

Pierre, mon cher Pierre, me alegra comprobar que eres de piedra... pero no eres de piedra! Sí, parece un lío, que ahora sé que me entenderás...

Me gustaría que un día te visitara Alberto; estoy segura de que disfrutarías mucho de su humor, su inteligencia, su ingenio y su sensibilidad! Por si las moscas, tú no te muevas de tu sitio, que lo mismo el día menos pensado te llevas una sorpresa!

Ah, aprovecho para informarte de que Liliana, querida amiga lejana, está organizando un curso de ciberbesos en su blog. Todavía hay plazas libres! ¿Te animas? Venga, no seas frío y apúntate!

Mientras te decides con lo del curso y esperas la visita de Alberto, yo seguiré yendo a hacerte compañía, porque aunque no me hables, me transmites ese no sé qué tan agradable, difícil de encontrar en esta sociedad de seres que se hacen llamar humanos...

Te mando un beso y espero verte muy pronto!

PD.- Ya me podías haber explicado un día tu interesante vida, hombre! Siempre tan callado, siempre tan callado, y con tantas cosas por explicar!! Ayyy, hombres!!!!

Liliana dijo...

AHHHHHH! ahora caigo!!!!(no tembló por allá?) de ahí salió la idea del disco (cd)? te la ha dado Pierre? o era el que traía él verdad? jajajajaajajajajaaja

Ay Albertito! gracias por el cd y por entrar al manicomio, si quieres invita a Pierre....y la que te quiere conocer es Rayuela, ve para su zigurat!

silvia zappia dijo...

He venido a conocerte, Alberto, después de visitar el Manicomio,recomendada por su administradora, la señora Lili, y me encuentro con la historia de Pierre! Se ha enamorado de Mercedes???!!!

Muy buena la historia, un gusto conocerte!

Te dejo un beso (fuera de concurso)

lupus dijo...

Alberto, preciosa tu historia partien de Pierre d'Armagnac, por éso hoy quiero ofrecerte otro de los poemas que ultimamente me salen de las venas.
Con todos mis respetos, al mejor narrador de historias que he conocido, a Alberto, mi amigo.

EL ESPEJO……….


"Hoy quiero olvidarme del espejo y mirar en tus pupilas mi reflejo, hoy quiero mirarme en tus ojos y sentir nuestras mutuas emociones, el resplandor de nuestros cuerpos cubiertos de sensaciones producto de vibrantes tentaciones...en las que pienso dejarme la piel si tú me lo permites, si tú quieres.

Sólo acerca tu mano, deja que pose en ella la mía, y siente mis pulsaciones que van dejando mi alma vacía, en intensas convulsiones al contacto de tu piel con la mía.
Dame tus labios que yo los cubriré de besos, dame tus brazos que yo enlazaré con los míos, y mientras tanto nuestros cuerpos se harán sólo uno, mientras fluidos y gemidos, mientras susurros y latidos, se entrelazan en una espiral sin fín, sin miedo a los prejuicios.

No temas, ama, quiere, siente, piensa, sé quien tú eres, que nadie tiene derecho a decirte lo que debes hacer si lo que haces es querer, amar, sentir, querer a quien tú quieres.

Y si en algún momento de tu vida dudas, si en alguna ocasión, si en algún apuro, te sientes de palabras mudo, recuerda aquellos momentos en que viviste de tu vida el amor más puro.

No habrá nadie en el mundo que pueda quitarte ese recuerdo, ni siquiera cuando ya hayas muerto, porque allá donde vayas, dejando incluso aquí tu cuerpo, te llevarás contigo el aura del mejor momento, aquel en que , viviendo, amando, queriendo....supiste que no estabas muerto."






ENRIQUE OCHOTORENA.

Alberto dijo...

Merceditas, gracias por tus piropos, me siento honrado y agradecido, más viniendo de toda una maestra.
Hice la historia de Pierre con ilusión y con ganas de que te gustase. Veo que sí, así que fenomenal.
Gracias, como siempre por aceptarme y verme con tan buenos ojos.
Buena tarde de domingo y ojalá que algún día podamos compartir un buen dulce.
Besitos agradecidos. muamuama

Alberto dijo...

Mercedes, ya le doy traslado de tu mensaje al buen Pierre, él es afortunado por gozar de tus visitas diarias.
Yo también espero poder pasarme por su lado para agradecerle que confiase en mí y quisiera mirarme con tanto agrado.
Seguro que allí seguirá porque ya te lo ha dicho, que te espera.
A lo del concurso creo que querrá apuntarse, no sé.
gracias de nuevo.
Muaac

Alberto dijo...

Liliana, creo que sí, que Pierre llevaba el disco en la mano y ahora lo tienes tú, pero él no se ha molestado, muy al contrario, está encantado de que te gustase.
Cuando tenga otro te lo volverá a enviar.
Buen domingo.
Muaaac

Alberto dijo...

Rayuela, muuchas gracias por querer conocerme. tiflohomero siempre está deseoso de conocer a gente nueva y se alegra muucho de que le visiten lindas personas. Es todo un caballero.
Otro beso para ti y que vuelvas prontito.
Ahora me paso por tu Zigurat.
muac

Alberto dijo...

Enrique, como siempre es todo un regalo el atesorar tus poemas.
No creo que sea, ni mucho menos, el mejor narrador de historias. Sólo aspiro a alegrar un poquillo la vida de quien tiene el detalle de dejarme su huella y visitarme. Sabes que me esfuerzo para ello.
Cuídate y feliz domingo. Seguro que la primavera donostiarra te ofrece hermosas imágenes que tú sabes atrapar para tus acuarelas y verter en poemas tan bonitos como los que me dejas.
Un abrazo.

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