Querida amiga:
Una vez más te escribo, sabiendo el interés con que acoges mis noticias.
Quiero esta vez, al mismo tiempo, darte las gracias y pedirte perdón.
Espero que la primavera siga acompañando tus días con un sol cálido y una compañía que te invite a ese optimismo, hijo de la belleza del entorno, con sus colores y sonidos mágicos.
Bueno, el caso es que te quería agradecer que el otro día, cuando me viste por la calle, me saludases. No creas que es una tontería esto. Para mí, el que me digas algo cuando me ves, es porque deseas hacerlo de verdad, ya que sino quisieses podrías pasar de largo por delante de mis narices y no me enteraría. Entonces, por eso valoro tanto el que me dijeras “Hola, ¿ya vas para casa? Me hizo una enorme ilusión, aunque no lo creas.
Y yo, descuidado de mí, casi no te hice ni caso. Por ello, mil perdones.. Pensarías… ¡tan simpático como parece y ahora ni caso, qué desagradecido!
Peron no es eso, ni mucho menos. El problema es que los ciegos nos basamos en deducciones a la hora de saber con quién estamos y al saludarme tú fuera del entorno en el que habitualmente nos relacionamos, pues no supe que eras tú ni que eras a mí a quien te dirigías.
Eso es lo que sucedió. Si en vez de saludarme como lo hiciste, me hubieses dicho:
“Hola, soy la… ¿ya vas para casa?” y me hubieses tomado del brazo, entonces sí habría sabido quién tenía el gran detalle de alegrarme el día.
De todas formas, querida amiga; la próxima vez me fijaré más. Vaya, que estaré con la antena bien puesta para saber que eres tú. Siempre, claro, que te hayan quedado ganas de volver a decirme algo. Espero que sí.
En fin, éste era el motivo por el que hoy quise escribirte y hacerlo prontito para que despejases tu mala impresión del otro día. Estoy seguro de que lo entenderás. Son gajes del oficio. Es lo que tiene, ser amiga de cegatos. Jejeje.
Y, bueno. Esto es todo por hoy.
Que estés disfrutando de un bonito día.
Seguiré contándote de mis andanzas.
Hasta entonces, recibe un beso cariñoso plagado de amistad.
viernes, 24 de abril de 2009
Me saludaste y…
Publicado por Alberto en 5:08 p. m.
Etiquetas: Mis cartas
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9 comentarios:
Si algún día te encuentro por la calle (quién sabe!), te diré: "Albertito, hola, soy la que te roba un rayo de tu sol!". Y tú responderás: "¡A la ladronaaa, a la ladronaaa!", ja, ja, ja, ja!!
En serio, ojalá algún día te pueda saludar por la calle!
Un beso bien fuerte de buen fin de semana!
Yo también lo deseo, Merceditas. Sería todo un encuentro de lujo.
¿Ladrona? No creo, si acaso serás ladrona de instantes y hermosos momentos de amistad.
Otro beso bien fuerte de ésos encontradizos.
Alberto o no comenté o me lo han robado?....y cuando te saluden con un Hola Alberto! soy yo la locadia del manicomio! seguro sabras quien es, verdad?
ciberkisses
Liliana, espero que sí, que tu acento de tequila no me embriague los sentidos y se me nublen.
Espero que sí, que no se me vaya la pinza. Vamos que me despiste.
Buen día de sábado, también para ti.
ciberquises sonoros. muuuaaaccsss
Cuál acento de tequila? yo ni lo conozco....jejejeje
'ora si, me hablas al "tanteo" o me sabes algo Albertito?
jajajaja
besito
Hombre, Liliana estaría bien hablar al tanteo...
jejeje.
ciberkises
A mi me conocerías por el ruído de mi escoba al aterrizar ¿No?... pero no creo que a tu amiga le pareciera mal lo que te sucedió, lo más que pudo pensar es que ibas pensativo y no tenías tu día más simpaticón ¡a todos nos puede pasar! pero sabiendo que tu no pudiste verla se daría cuenta de tu despiste y lo dejó correr.
Besito volado (Me voy para mi casita ya, pues llevo demasiado rato robando router de la comunidad)
Querida Brujita: estas cartas que os escribo aquí van dirigidas a vosotras, pretenden dar a conocer de una forma algo original aspectos de mi ceguera como forma de ayudar a actuar de la mejor manera. Trato de hacerlo con ironía y buen humor, pero que a la vez digan cómo debe hacerse.
El motivo por el que escribí esta carta es que la camarera del bar donde tomo el café habitualmente me saludó cuando iba a subir al Metro y no la conocí por lo que explico. Al día siguiente me lo echó en cara, cariñosamente, pero... y le expliqué lo que explico en la carta.
No querría que si algún día os encontráis conmigo, quién sabe, penséis que no os quiero saludar, muy al contrario, será un enorme placer, pero para ello deberéis decirme que sóis vosotras.
ja, seguro que sí, que te conoceré por tu escoba y por tu sensibilidad.
Besito volado y sentido.
Me ha gustado muchísimo esta carta. Muy bonita! Saludos desde un país pequeno desde la Europa central. :-)
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