martes, 8 de septiembre de 2009

El salto, 4

Por fin, puedo dar otro paso más en esta historia de la que ignoro el final.
Siguiendo vuestras sugerencias, es más larga que las anteriores.
Espero que sepa mantener el interés al tiempo que no os defraude con el resultado postrero.



¿Podréis creerlo? Años atrás, en otra calle como ésa, un niño se deja tomar de la mano por la figura materna. También caminan, pero lo hacen en medio de otro paisaje nocturno, bien que distinto, en todo, al visto hasta ahora.
En aquel entorno, las casas son de altura baja, corresponden a un pueblo. Las ventanas dejan ver el resplandor tenue de velas y candiles, algún perro lanza su saludo a las estrellas y lo que, los platos de los comensales, contienen es bien distinto a las viandas modernas.
El niño pregunta:
-¿Dónde vamos, madre?
-Te llevo a casa del señor que va a abrir un nuevo horizonte en tu vida.
-No la entiendo, madre.
-No tienes que entender nada, ahora. El día de mañana lo verás claro. Sólo debes hacer caso a lo que te digan.
El niño se calla, confundido, entre el sentimiento de respeto y el de temor. Pero nada más dice.
Madre e hijo avanzan en silencio.
Llegan por fin al umbral de un portalón de madera tachonada en cuyo centro, un llamador aguarda la acción de quienes acaban de llegar.
Esperan. Alguien descorre un cerrojo chirriante y al trasluz de una palmatoria se intuye la sonrisa alagüeña de un anciano de porte sereno.
-Por fin llegáis. Pasad, pasad. Chicuelo, no tengas miedo, anda. Entrad, que la comida ya casi está fría.

7 comentarios:

Rosa Sánchez dijo...

Alberto, si ese niño fuera como mi hija te aseguro que acaba poniéndole a la madre la cabeza como un farol hasta que no le diga a dónde van y a qué van con todo lujo de detalles. Je, je... Seguiré la historia. Un beso.

Mercedes Pajarón dijo...

¡Ahora sí que está en su punto, Albertito! Pienso que es mucho mejor que nos des una ración más completita, sí señor! Y la cosa sigue prometiendo, así que continúa, continúa...

Besósculos agradeciósculos!!!!

Alberto dijo...

Rosa, aaahh, la curiosidad de los niños inquietos... Es que el niño de la historia no es el hijo de una madre como tú y además su tiempo es muy otro del actual.
Bueno, ¿quién sabe lo que le sucederá?
Besos cariñosos y feliz día.
Cuídate.

Alberto dijo...

Merceditas, es que no quiero que se os indigeste la ración de cuentos.
Besósculos cariñósculos.
Feliz día.

silvia zappia dijo...

Me parece,Alberto, que ese niño es, por la forma en que lo describís, el que miraba a mi Lila,sentado en el pasillopatio,al lado de su madre...


Mil besos,amigo,y quedo a la espera del próximo salto.

Alberto dijo...

Rayuela, el lunes más.
Un niño como tantos otros en un mundo distinto al actual pero con un mundo lleno de oportunidades para quien tenga la suerte de saber aprovecharlas.
Besos cariñosos y buen fin de semana.

brujita dijo...

Así me gusta más la ración de relato, antes me sabían a poco y me quedaba con hambre canina...ahora espero enganchada la continuación.

Besito volado.

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