jueves, 1 de octubre de 2009

Dulces dulces

Quienes me conocéis más, bien sabéis mi entusiasmo por los dulces, más bien cabría hablarse de mi debilidad por ellos. Y es que de casta (no precisamente porque sea galgo o podenco) me viene, porque mi familia paterna ha sido siempre devota de esos manjares.
Con el fin de comenzar este nuevo mes, ya otoñal, al menos en lo que al calendario se refiere, de una manera apetitosa, quiero compartir algunos recuerdos relacionados con esta pasión mía.


Los primeros dulces que recuerdo haber paladeado eran las meriendas que me preparaba mi abuela: rebanadas de pan de pueblo untadas con mermelada casera de melocotón, manzana o ciruela, unas veces; o con nata de la vaca recién hordeñada, con manteca, y otras, con vino y azúcar.
Aún saboreo las onzas de chocolate de la marca La campana del Gorriaga o Chocolates Hueso, con pan. Y los cromos que venían en las tabletas, que también era un atractivo añadido. Además de ese chocolatillo a la taza con pan tostao de cumpleaños y días de invierno.
Y esos bocadillos de dulce de membrillo entre galleta y galleta.
Veo en mi imaginación a mi madre amasando los ingredientes para hacer tostones, hojaldres, madalenas y tortas de manteca.
Veo cómo fríe la sangre dulce, hecha después de la matanza, con pasas.
Y cómo íbamos a coger moras para luego aliñarlas con moscatel y azúcar.
Saboreo esa compota navideña a base de manzana cocida, orejones de melocotón, higos y ciruelas.
O cuando me compraba los bollos de la marca bimbo cuando salíamos del colegio: la Pantera Rosa, el tigretón o el Bollycao.
Una vez adquirí bombones de licor sin pensar yo, ingenuo de mí, que llevaban alcohol. No supe por qué, pero el caso es que noté algo que nunca me había pasado después de devorar todas esas delicias: se me iba la cabeza.
.Recuerdo cómo mi tío me incitaba a que comiese otro trozo más de turrón para, así de paso, comer él también el suyo.
Y las natillas caseras con ralladuras de chocolate o con su galleta María, coronada por suspiros (claras a punto de nieve).
Me encantan los surtidos por aquello de que pruebas una pieza de un sabor, luego otra, y otra más … y así casi, si no te controlas, hasta acabar con la caja.
Veo los envoltorios de colores brillantes, toda una promesa de placer.
Mis momentos de ansiedad nerviosa los combato, peligrooo, comiendo dulces, así que para evitar la tentación, evito la ocasión no disponiendo de ellos.
Pienso que una buena comida sin un buen postre, no es una buena comida, por lo que siempre reservo un hueco en el estómago para ese trozo de tarta, esa napolitana o aquel milhojas..
Me apetecen todos, ahora que los que tienen una naturaleza estacional, me gusta comerlos en su tiempo: hablo del roscón de Reyes, de las torrijas de Semana Santa, los buñuelos de Todos Santos, las rosquillas de san Isidro…..
Y si son caseros, ya ni os cuento. Esto es garantía de autenticidad y tienen la impronta de quien te los hace, su afán por agradar, su saber, el experimentar a probar qué sale, seguro que algo exquisito.
Así que espero, aguardo promesas de tiramisús, mazapanes caseros, pastas artesanas o tartas de queso.
Me gusta, cuando hago viajes, conocer lo que es típico de cada lugar y traerme algo como recuerdo (lo prefiero a las fotos, jejejejej): esos bombones belgas, esas mantecadas de Astorga….
¿qué queréis? Entre lo casero o lo industrial, no hay color. Me quedo con lo primero aun a riesgo de hacer de conejillo de Indias o que no tengan una apariencia de escaparate.
Si hay algo que me frena en su consumo es el miedo a que se quede a vivir conmigo la señora diabetes además de que debo hacer de su ingesta un acto extraordinario, una fiesta, así que procuro dejarlos para los fines de semana o celebraciones merecidas.
En fin, que no quiero ahogarme con el agua que me está deparando tanta salivación bucal .

12 comentarios:

amelche dijo...

Mi punto débil también es ese: los dulces. ¡Qué razón tienes en todo lo que has contado! Buenísimo todo.

Mercedes Pajarón dijo...

Pero por favor, ¿es que no hay nadie que detenga a este hombre??? Esta entrada tuya es de vicio, Albertito, y posiblemente denunciable por esta misma razón, ja, ja, ja!
Así que padeces del mismo mal que yo...Si es que no sé resistirme a ningún dulce, a ninguno!! Además, me has tocado la fibra sensible con los postres caseros, con esas mermeladas, esas natillas...Insisto, ¿es que no hay nadie que detenga a este hombre?

Anda, que duermas bien, porque yo, entre tanto dulce dulce, no sé si conseguiré conciliar el sueño! Besósculos almibarados, ja, ja, ja!

PD.- Ah, el título, genial!!

LLdM dijo...

Alberto, muchas gracias por el comentario que has dejado en nuestro blog, La Llave del Mundo.

Nos ha impactado esa frase en el encabezado de tu Tiflohomero: Sólo quien cree en la realidad de los sueños está realmente vivo. Siempre adelante.

Compartimos contigo ese espíritu de superación y esa pasión por las letras... y las palabras. Te seguimos desde ya.

Un abrazo,

Equipo La Llave del Mundo (LLdM)

Alberto dijo...

De cortesía obligada es darle la bienvenida a La llave del mundo. Que sigáis pasando por aquí, que siempre se alegra uno de recibir visitas y huellas tan alentadoras y cariñosas. Gracias de nuevo.
Es estupendo poder aprender cada día de una manera tan cómoda.
Un abrazo y feliz día de viernes.

Alberto dijo...

Ana, no pensaba yo que tú también fueses de las mías pero es que está tan bueno todoooooo.....
Que te des un capricho dulce a mi salud estos días de fin de semana que seguro que te alivia tus males.
Ale, feliz día y que no tengas que seguir haciendo de McGuiver.
Besos cariñosos.

Alberto dijo...

Merceditaaas, no llames a la policía de lo salado, no sea que me detenga y me encierre a sal y sal.
Que sé que tú eres de las mías y estuve seguro de que se te haría la boca agua y aún que se me olvidó citar cocas barcelonesas, adoquines zaragozanos y pío nonos granadinos.
Tú que puedes, déjate vencer por la tentación.
Ale, feliz día viernósculo dulzósculo.

Mercedes Pajarón dijo...

...Pues que te detengan, no sé, pero que te disparen una ráfaga de galletitas saladas ya podría ser,ya, así que ponte a cubierto, o... abre la boca!!

PD.- Es verdad, es verdad, te habías dejado los adoquinósculos!!! Imperdonable! Razón de más para que te persiga la policía de lo salado! Mua!

Anónimo dijo...

Albertooooo, golosón; yo la verdad no soy muy de dulce, menos mal porque sin comer tengo una rueda que para que. Pero bueno me has abierto el apetito y yo lo que saboreo en estos momentos es un buen bocadillo tiernecico de una güeña, uffff que buena, hace que no como una delicia de esas....., y luego pues aún comería una torrija que están de vicio.

Ah por cierto Alberto ayer me dieron a probar "suspiros de amante", dulce traído de Teruel, estaba buenísimo, ¿los has probado?

besos.
ta lue..........
cs

Alberto dijo...

Sí, sí; he probado los suspiros de amante, cómo no después de haber vivido en Teruel 5 años. Otra delicia más, qué le vamos a h acer.
que aprovecheeee y lo disfrutes.
Y, por favor, que la torrija no sea mental. jajajajja.
Ale, feliz viernes.
Besicos.

Alberto dijo...

Merceditas que no me galleteen que puedo morir salao y resalao.
Ale, cuidado con los disturbios en las pastelerías que pueden acabar en tragedia.
besósculos.

brujita dijo...

¡Alberto que te pierdes!... te puede ocurrir lo de las moscas: "a un panal de rica miel, cien mil moscas acudieron que por golosas murieron presas de patas en él" Yo que no soy demasiado golosa, no le hago ascos, de vez en cuando, a una de esas delicias de las que hablas pero lo tuyo debe ser de juzgado de guardia ja,ja,ja

Besitos volados duces.

silvia zappia dijo...

De-li-cio-so!!!!!!

Y te falta probar mi torta de azúcar negra y especias!!! Decile a Mercedes que te la haga,ella sabe!!!


Dulces besos,dulce Alberto!

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