sábado, 10 de octubre de 2009

La devaluación de los premios

No puedo resistirme a hacer un comentario ante la reciente concesión del Premio Nobel de la paz a Barack Obama.
No sé, pero….



Cuando se dice que algo se devalúa es porque pierde valor, prestigio, solidez, solvencia.
¿Y por qué sucede eso?
Pues por falta de trasparencia, de objetividad, de constancia, de cumplir con la confianza depositada en el objeto, bien o persona devaluada.
Ahora, se dice que la clase política está devaluada, pero no sólo ella. También los premios, determinados premios.
Sabéis que yo soy de los que presenta sus relatos a todo tipo de concursos literarios, siendo consciente de mis modestas aspiraciones, de en cuáles puedo hacerlo.
Y cuando me presento, no negaré que lo hago con la ilusión de ganar, no tanto por el premio en sí (que también) como por el hecho del reconocimiento implícito que lleva aparejado el triunfo, además del acicate que me supone para seguir empeñado en la labor relatora.
Entonces, si se descubre que los concursos devalúan sus premios ¿a qué seguir en ese empeño? ¿A qué esforzarse en escribir, en realizar acciones para ser merecedor de recompensa?
Que premios literarios o el Nobel se devalúen, dejen de inspirar confianza por su honestidad y consideración de verdaderos méritos (más allá de los intereses comerciales, editoriales o políticos) implica una gran desazón y tristeza. .
Ya supondréis, por tanto, cuál es mi opinión al respecto de la concesión de este premio Nobel de la Paz 2009. Creo que es puramente político, que estoy convencido de que había personas o instituciones con más derecho a recibirlo que él, sin dudar de sus futuras aportaciones a la estabilidad del mundo, pero de momento son sólo eso: posibilidades, perspectivas, futuribles. ¿Y no es cualidad de los Nobel reconocer la trayectoria pasada de quienes engloban las distintas disciplinas?
Señores de la Academia sueca: lo siento, pero manifiesto mi absoluta disconformidad hacia su decisión.
La paz la hacen real personas e instituciones que a ustedes parecen pasarles desapercibidas. Quizá a ustedes, sí; pero a muchos otros seres anónimos, no.

6 comentarios:

Euterpe dijo...

¡Toma! ¿Cómo pones lo de la voz? Oye: ¿eres programador?

Euterpe dijo...

Pues anda que cuando otorgaron el Nobel de la Paz a Henry Kissinger, el inventor de Pinochet...

Mercedes Pajarón dijo...

Ja, pues no es la primera vez que los señores de la academia se hacen los... suecos!

Nada, Albertito, que estoy totalmente de acuerdo contigo. Ahora vamos a otorgar premios por los hipotéticos valores potenciales. Anda, si lo hacen así, lo mismo tengo alguna posibilidad de ganar ya el Nobel de literatura! Y en mi discurso de agradecimiento, diré que haré todo lo posible por ser una buena escritora en el futuro, ja, ja, ja!
En fin...
Besósculos fiebrósculos de sábado noche! Mua!

Alberto dijo...

Euterpe, disculpa la tardanza en responderte. No, no soy programador me lo puso un amigo.
La opción viene de www.vozme.es.
Un abrazo y feliz lunes.

brujita dijo...

Alberto cada vez voy perdiendo un poco más la facultad de asombro ante la estupidez de ciertos premios...Lo del Nobel de la paz para el señor Obama, ha sido la guinda del pastel que los suecos colocan a una serie de resbalones en sus nombramientos a dedo, de aquellos a quién políticamente les parece útil...¡Desde cuando das un premio suponiendo unos futuros méritos! Deberían cambiar el nombre por Premio "novel"...para futuribles noveles je,je.

Besito volado.

Alberto dijo...

Así es Brujita, coincides con Merceditas. Dar un premio por lo que puede que sea y no por lo que es, cuanto menos resulta curioso.
Una pena que estos señores estén devaluando el legado del señor Nobel.
Besito volado y sentido también para ti.

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