domingo, 5 de julio de 2009

Organizar viajes sin ver


Sí, se puede. Se puede conseguir que un grupo de ciegos organicemos un viaje y disfrutemos de él sin necesidad de una organización que esté detrás.
Para explicaros cómo, os voy a hablar del último que he realizado. Se trató de ir, ayer sábado, a la localidad de Manzanares el Real.
Mi amiga Elena, ya muy conocida de quienes me visitáis, se encargó de ello con sus habituales dotes de maestría.



Conocer el medio de transporte público que nos llevaría, hablar con turismo y localizar el teléfono de reservas guiadas al castillo, saber de un restaurante apropiado para comer y terminar la tarde veraniega con un paseo en torno a su pantano y refrescarnos degustando una horchata o un granizado de yogurt o similares exquisiteces.
Esa es la clave: la planificación previa y avisar de nuestras características para que, en la medida de lo posible, puedan adecuarse a nuestras limitaciones.
Pues bien, aun sabiendo eso, como en cualquier excursión que se precie, siempre surgirá el imprevisto que dé sabor a la experiencia.
En este caso, el esperar al autobús más de media hora ya que los fines de semana no salía a las medias horas, sino a las horas en punto y que la visita al castillo nos saliese gratis (por aquello de nuestra discapacidad), además de que encima fuese teatralizada, con malabarista incluido. Ahora que un malabarista para ciegos… ¿cómo saber qué hace? Pues muy sencillo: haciendo que vuele la imaginación. Yo me habría prestado para soplar fuego, pero parece que no se dio la ocasión.
He de resaltar cómo se agobiaron los de la organización. Claro, que un grupo de siete ciegos, con perro incluido, se atrevan a subir por escaleras de caracol y asomarse a las almenas, no es para menos. No, al final no nos despeñamos ninguno.
El restaurante y lo que en él degustamos, fue espléndido tanto por su ubicación (junto al río, en un emparrado con higueras que desprendían un olor que llamaba a los sentidos) y lo sabroso, y abundante de sus viandas.
En fin, que ha sido otra experiencia más, de ésas que tanto me gusta compartir por aquí.

4 comentarios:

Mercedes Pajarón dijo...

Albertito, hola! Me alegra saber que hiciste una excursión con actividades tan variadas y que todo funcionó la mar de bien (y digo yo, ¿por qué debería funcionar mal, con buena organización y buena disposición de los viajeros?)

Un besósculo alegrósculo!!!

PD.-Por cierto, la horchata y el granizado de yogur suenan muy bien! ¿Sabes? La horchata me vuelve loca. El granizado no lo he probado nunca, pero no perderé la ocasión si se presenta...

Alberto dijo...

Pues sí, Merceditas cómo iba a salir mal la excursión con tan buena organizadora al frente.
Pero siempre está ahí la magia de los imprevistos sorpresivos. Anécdotas para el recuerdo y la crónica.
Besósculos.

Rosa Sánchez dijo...

De verdad Alberto que me dejas con la boca abierta: "organizar viajes sin ver". A vuestro lado Indiana Jones ni hubiera triunfado ni sería una estrella del celuloide... Los verdaderos malabaristas, con todo el respeto, sois vosotros. Así lo siento.
Es este un relato cargado de emociones y esfuerzo; es un ejemplo de superación para muchas personas que se ahogan en un vaso de agua a la hora de planificar cualquier salida; y ese toque de humor que te caracteriza y enriquece tus escritos son la guinda de este pastel de palabras. Ánimo y seguid organizando viajes como ése, es estupendo saber de vosotros.
Un fuerte abrazo y hasta pronto.

Alberto dijo...

Estinmada Rosa, ¿dónde dices que hay un pastel? Que me lo como, qué ricooooo.
Gracias por tu atención. Ése es el mejor estímulo para seguir haciendo cosas, saber que hay gente que nos admira. Gracias, de nuevo, por ello.
Cuídate, guapa.
Besos cariñosos.

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