domingo, 12 de julio de 2009

Los faros que me guían

Sabido es que el faro de Alejandría, era considerado como una de las siete maravillas de la antigüedad.
Conocemos la función que aún, hoy día, siguen desempeñando los faros pese a los sistemas automáticos de navegación marítima.
Y todos tenemos claro que un automóvil, al menos, por la noche, debe llevarlos dados para evitar colisiones y accidentes.
Pero, ¿para una persona ciega que no puede percibir esos puntos lumínicos, cuáles podrían ser? ¿Qué naturaleza tendrían? ¿cómo podría decirse que los necesita si no los ve?



Pues sí, para mí los faros también son necesarios, imprescindibles, para no verme perdido, para creerme seguro y dirigirme hacia puerto, a la meta, que no es otra que el fin de una vida digna.
¿Cuáles son, entonces, éstos?
El núcleo familiar que hará la función de ayuda, de compañía en los momentos más trágicos y recibirá las primeras noticias. Te acompañará en cada etapa del viaje.
El amigo/a que se mantendrá cómplice ahí al lado, siempre contigo pase el tiempo que pase y te ofrecerá su mano. A cada instante sabrás que su luz permanece encendida.
Todo aquello que te enseña, que te da ejemplos para crecer, aprender pequeñas cosas nuevas cada día. En sus manos se deposita la antorcha de la libertad.
La persona que, padeciendo una peor condición personal que tú, achacable a la discapacidad u otras circunstancias, te hará ver que si ella es capaz de superarse y afrontar retos, tú también debes hacerlo. Su brillo podrás verlo en medio de la noche más oscura.
El ser anónimo que, sin pedírselo, te ofrece su ayuda con su mejor voluntad y su sonrisa. Son destellos de luz.
Y el niño que aún no ha aprendido a callar y pregunta: “¿Mamá, ¿por qué lleva ese señor un palo blanco?” Se despeja la bruma en medio de la noche.
Gracias a vosotras y vosotros por ser mis faros. Que nunca se apague vuestra luz ni nadie os robe la fuente de energía que la alimenta.

12 comentarios:

silvia zappia dijo...

Creo,querido Alberto, que vos sos más faro para nosotros,los videntes, que lo que nosotros lo somos para vos.

Mil besos!


(y te extraño! estoy muy ocupada estos días, ni abro el msn, espero cruzarme con vos a la brevedad)

Besósculos luminosósculos de domingósculo friósculo!

amelche dijo...

Esos faros son imprescindibles.

Mercedes Pajarón dijo...

Ahhh, Rayuela, síiii, túuuu, me quitaste las palabras de la boca!

Es muy bonito lo que has escrito, Albertito, pero creo que tú también formas parte de esos faros que guían, sí señor! Y ahí estás, dando luz de noche... y también de día!

Sigue iluminándonos, porfa! Un besósculo luminosósculo de domingósculo! (Oh, pero no puede ser!!!! Ya lo había puesto también Rayuela!!!!!)

nana dijo...

Que bonito lo que has escrito Alberticooo!
Muchos besicosss con todo nuestro cariño!

Rosa Sánchez dijo...

Alberto, este relato, extremadamente tierno y sentido, me ha hecho reflexionar. Opino como muchas de las amigas que ya han pasado por aquí: tu luz es mayor que la de cualquier faro, la luz que emite este blog es, con toda seguridad, un reflejo de su autor: tiene parte de tu espíritu y parte de tu corazón.
Y la luz que nos atrae hasta aquí la irradian muchos faros: los de la fortaleza, la constancia, la sensatez, la prudencia, la simpatía, el progreso, el afecto, la superación...
Sigue así, Alberto, como tu dices: siempre adelante, siendo lo mejor, dando lo mejor, compartiendo tanto...
Nada nos pasa desapercibido. Dios te bendiga mucho.
Un fuerte abrazo.

Alberto dijo...

Gracias Rayuela. Cuidado con ese frío invernal de tu Argentina tanguera y cuidado con las gripes.
Aquí estamos dando luz.
Cuídate.
Besósculo lunósculo ya por acá.
NOs leemos, nos vemos.

Alberto dijo...

Ana, así es: son imprescindibles. Y por eso te deseo que los tuyos no se apaguen y te den siempre esa seguridad y esa guía de las que hablamos.
Feliz semana.
Besos cariñosos.

Alberto dijo...

Merceditas... p or mucho que Rayuela se te anticipase, siempre es muy dulce saber que soy faro para alguien.
Besósculos lunósculos y cariñósculos.
Ale, a cuidarse.

Alberto dijo...

Nana, tú siempre con tanto cariño por aquí. Que hhayas tenido una noche tranquila y de felices sueños.
Lo sé, sé que me queréis.
Gracias por ello.
No cambies nunca.
Besos cariñosos.

Alberto dijo...

Rosaaaa, estimada Rosa ¿qué puedo decirte? Tú siempre tan animosa, qué lujo recibir tus palabras.
Gracias gracias gracias porr ellas. No puedo decir nada más a tus palabras tan hermosas.
Sí, eso: qué Dios te bendiga y te dé siempre luz para ti, JOaquín y Miriam.
Feliz día.

Viperina dijo...

Preciosa y emotiva esta entrada, que me hubiera perdido de no ser por el magnífico detalle que tuviste al enviármela. Esos faros de los que hablas son imprescindibles para navegar por las aguas de la vida, a veces limpias y claras y en otras ocasiones turbulentas y agitadas, pero gracias a esas luces que son nuestro referente, logramos evitar aquellos peligros demasiado grandes y logramos hallar refugio incluso en las noches más oscuras.
Espero que estés muy bien, yo sigo disfrutando del verano rodeada de mis faros más cercanos, aunque cuando termine esta tregua y vuelva la lluvia y las eternas tardes de frío volveré a otear el horizonte, en busca de aquellos faros más lejanos en la distancia, pero no en el corazón.
Un besote, amigo mío.

Alberto dijo...

Gracias añorada Viperina. Sabía que te gustaría y no le darías a esa "estupenda" tecla de suprimir.
Me alegro mucho de que estés disfrutando de tu verano, bien acompañada. Sigue haciéndolo.
Cuídate y aquí seguimos.
Besos cariñosos.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...