martes, 14 de julio de 2009

Cuestión de palabras

Buscaba hoy una fábula para compartir con vosotras y mi amiga Nuria me ha hecho llegar una que me parece muy apropiada y oportuna.
Espero que os haga reflexionar y os ayude, si alguna vez lo necesitáis.
Buena noche.



Había un hombre sentado en la esquina de una calle, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía:
"Por favor, ayúdame, soy ciego".
Un creativo de publicidad que iba de camino al trabajo se detuvo frente a él, leyó el letrero y se quedó pensativo. El ejecutivo observó que sólo habíaunas cuantas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso, cogió el cartel, le dio la vuelta, tomó una tiza y escribió otra frase en la parte de detrás. Acontinuación volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego, y se marchó sin decir una palabra.
Por la tarde, el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna. Su gorra estaba llena de billetes y monedas. El ciego reconoció sus pasos yle preguntó si había sido él quien había cogido su cartel y había garabateado en él. "¿Qué es lo que usted ha escrito o pintado en mi tabla?", le preguntócon curiosidad el invidente.
El publicista le contestó:
"Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, aunque está expresado con otras palabras". El publicista sonrió y continuó su camino.
El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel rezaba:
"Hoy es primavera, y no puedo verla".

La moraleja de esta historia nos dice: hay que cambiar de estrategia cuando no nos sale algo bien. Da una vuelta a tu pensamiento y obtendrás un resultadomejor.

4 comentarios:

Rosa Sánchez dijo...

Alberto, este mismo relato me lo mandaron por correo hace unos días. ¿Sabes una cosa? Seguro que sí: hay muchas personas que pudiendo ver no perciben casi nada de lo que acontece a su alrededor, pasan por la vida sin "detenerse", sin "sentir".
Probablemente muchas de las personas que se cruzaron con el ciego del relato no se dieron cuenta de que era un pobre necesitado que esperaba unas monedas para sobrevivir. ¿Te das cuenta? ¡Qué triste tener que recurrir a la publicidad para tocar corazones!
Estoy contigo también referente a lo que pusiste en tu perfil: a mi tampoco me gusta utilizar eufemismos como "invidente", pues, como te cuento, somos muchos los denominados "videntes" quienes no percibimos lo más esencial.
La siguiente frase la tengo preparada desde que el otro día me crucé con ella. Es de un Alberto tan inteligente como tú, y la anoté para dedicártela con cariño. Dice así: "Dios nos hizo perfectos y no escoge a los capacitados, sino que capacita a los escogidos. Hacer o no hacer algo, sólo depende de nuestra voluntad y perseverancia" (Albert Einstein)
Espero que te haya gustado.
Abrazos y muchos besos.

Mercedes Pajarón dijo...

Hola, Albertito! Quería pasar antes a dejarte un comentario, pero esta tarde he estado bastante ocupada con un asunto importante, y después he tropezado con un adoquín... en fin, una historia muy larga y no te quiero aburrir. Bueno, no pasa nada, estoy bien y ya estoy aquí.
¿Sabes que conocía esta fábula a través de un método de francés, en el que hablaban de ella como ejemplo de marketing? Y la moraleja es cierta... A ver, ¿es lo mismo decir "un beso y buenas noches", que "besósculos de buenasnochósculas", ja, ja, ja! Mua!

Alberto dijo...

gguuuaaauuuu, Rosa. Vaya pedazo de comparación.
Tienes mucha razón. Es muy triste que sólo seamos capaces de ver lo que se nos vende a través de la publicidad. Ésta me parece una especie de ceguera.
Muchas gracias siempre por tu sensibilidad y cariño.
Besos y cuídate.
Feliz día.

Alberto dijo...

Merceditas, espero que ese tropiezo con el adoquín no te supiusiese una torcedura de tobillo, un esguince o yo qué sé. Espero que no fuese nada y tus asuntos se resolviesen bien.
Es verdad que, a veces, según cómo se dicen las cosas se consiguen más resultados, pero yo apuesto por la llaneza cstellana y por llamar pan pan y al vino vino.
Besósculos diósculos que ya no noctósculos.
Cuídate.

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