lunes, 1 de junio de 2009

11 de marzo de 2004

Cierto es que no era mi intención publicar ya hoy ninguna nueva entrada, en este espacio, por aquello de no provocar indigestiones de lectura, pero es que mi asistencia, por motivos profesionales, a la presentación del libro Titadín, de Antonio Iglesias, editado por La esfera de los libros, ha hecho que recordase…
El acto ha finalizado con un rotundo alegato, a cargo de Pedro J. Ramírez, en favor de la justicia y la búsqueda de la verdad, aprovechando aquel otro que escribiese Emilio Zola en torno al Caso Dreyfus y que un 13 de enero de 1898, supuso un antes y un después en el ámbito del pensamiento crítico. Se trató, claro, ya lo habréis adivinado, de Yo acuso.
He tenido la suerte de saludar al director de El Mundo, así como dar un sencillo, pero afectuoso abrazo a Ángeles Domínguez, la presidenta de la Asociación de Víctimas del 11-M.
Pues bien, aquél……



11 de marzo de 2004 yo iba a trabajar a pie. Mi centro de trabajo se encontraba a poco más de cinco minutos del estudio en el que residía, en régimen de alquiler.
Cuando ya había encendido el ordenador y me disponía a afrontar las tareas rutinarias, como técnico de biblioteca, un rumor se extendió por el edificio: habían explotado trenes en varios lugares de Madrid. Nadie sabía nada, todo eran rumores.
Todos empezamos a tratar de buscar información, escuchar la radio, Internet, llamadas de teléfono… Había gran confusión.
El normal transcurrir de la jornada laboral se vio completamente alterado.
El tiempo iba pasando, iban llegando confirmaciones de la tragedia, nos aprestábamos a ser testigos de la Historia.
Llamé a mis padres. Eran las 9.30 hs. De la mañana. No sabían nada. Llamé a a mi hermano. ¿qué estaba pasando?
Dijeron que pedían sangre, luego que no se daba abasto en los centros de donación y que no fuésemos.
Mis compañeros no sabían cómo iban a volver a casa. Muchos tenían que tomar la línea 1 de Metro, igual que yo lo hago ahora, línea que atraviesa el centro de Madrid, tenían que usar los trenes de cercanías. No sabían cómo volverían a casa.
Había silencio en las calles, conmoción, incredulidad, desconcierto.
Afortunadamente ninguno de mis compañeros se vio afectado ni directa ni indirectamente.
Por la tarde, fui al taller de creación literaria. La clase se vio alterada por completo. Se guardó silencio. Se quería volver a la normalidad, pero no era posible.
Mucha gente de fuera me llamó, ¿qué había pasado? ¿Me había afectado a mí?...
Con la perspectiva del tiempo, y creo que aún no ha transcurrido el suficiente, sigo pensando que las víctimas verdaderas fueron las que sufrieron la muerte o mutilación de seres queridos, los demás podemos sentirnos más o menos próximos a ellos, pero en el fondo, a ellas son a las que les tocó.
Creo que no se las debería utilizar con fines más o menos bastardos, creo que hay que dejarse de palabras grandilocuentes y buscar la verdad, ojalá que algún día se aclare lo que realmente sucedió y si ya está aclarado, pues mejor. Pero parece que no todas esas víctimas lo creen así. Y yo no sé, sólo pienso que hay que ponerse en su lugar y comprender su anhelo.
No pretendo polemizar, ya me conocéis. Solo he querido compartir uno más de mis recuerdos..

12 comentarios:

Mercedes Pajarón dijo...

Qué terrible debió ser, Albertito!

Como aquel día trabajaba por la tarde, yo estaba en casa y con la tele puesta. Fue horrible. No sé por qué, pero lo que más se me ha quedado grabado en la mente es el recuerdo de un día nublado...

No puedo imaginarme el calvario de los familiares de las víctimas.

brujita dijo...

Algo realmente atroz Alberto...todas esas victimas y yo también creo que el fondo de la cuestión no está claro, quizá algún día se pueda saber...o lo sabrán nuestros hijos...La historia lo dirá si Dios quiere

Besito volado.

Alberto dijo...

Así es, recuerdo que el familiar lejano de una compañera y amiga había desaparecido. Ella me contó la búsqueda angustiosa y cómo al final las peores sospechas terminarían por confirmarse.
Sí, un día para la Historia.
Besósculos cariñosos y ojalá que nunca, nunca volvamos a ser testigos o protagonistas de un episodio histórico como aquél.

Alberto dijo...

Querida Bryujita, me alegro de verte de nuevo por aquí.
Yo también creo que lo que sucedió realmente no ha sido aclarado, pero.....
Besitos volados y sentidos también para ti.
Muuchos ánimos y adelante

lupus dijo...

Interesantes esos actos, Alberto y me alegra que disfrutaras tanto con ellos. Como hace poco me has echado una pequeña bronca por no "verme" por tu blog (No es una broma de mal gusto lo de "verme", sólo una forma de escribir, bueno seguro que ya lo sabes y no lo tienes en cuenta) hoy te subo un ensayo para que juzgues tú mismo, ya te dije que últimamente tengo los sentidos revueltos y a veces no sé ni lo que escribo.
Aquí va:

"Caminaba por la orilla dejando que las olas besaran sus delicados pies, de piel color nácar, como si porcelana fueran, deslizábanse como si volaran, de livianos que eran sus pasos, de feliz que era su alma.
Mañana viene mi amor , mañana uno seremos los dos, y de nuestros cuerpos unidos, entre suspiros y gemidos, entre caricias y besos, saldrá la esencia de nuestro amor, tan grande que no cabe en nuestros cuerpos.
No tardes, vida mía, que muero por verte de nuevo, por mirarme en el espejo de tus ojos, por beberme tus palabras, por oirte de nuevo decirme "te quiero", al oído , muy quedo, muy quedo.
Quisiera lanzar a los cuatro vientos todo cuanto por tí siento, que lo sepa todo el mundo, que compartimos amor, sentimientos, que somos uno los dos, a pesar de muchos que quisieran ver disiparse nuestros lazos de entendimiento.
No tardes mi amor, que cada hora que paso esperando, es para mi una eternidad, pero cuando te tengo a mi lado, las horas, los días, son segundos que se desvanecen en un abrir los ojos y cerrar.
Ven pronto alimento de mi alma, llama cálida que mantiene vivo el calor de mi corazón, no tardes que me muero si no tengo ya tu amor.
Ven pronto........"

"Caminaba por la orilla", Ensayo.


Y aquí tienes otro:


El reloj las doce marcaba, agotado estaba, no había parado en toda la jornada,pero debía continuar, debía seguir marcando la hora a pesar de aquel tic-tac que ya le mareaba.
Ya fuera de noche, ya de día, el tic tac machacaba cada minuto, convirtiendo el paso del tiempo en una agonía, en un amargo deambular por la esfera de sesenta puntos.
Aquella noche el reloj sabía que debía seguir su camino inexorable, imparable,hacía una anunciada ausencia, hacia una triste letanía.
Hacía tiempo que habían dado las doce y él no venía, mientras ella en amargas lágrimas se deshacía, tic tac,tic tac, por Dios , que calle esa horrible melodía.
Me dijo a las siete, han pasado cinco horas, y aquí estoy sola, esperando, desmenuzando del reloj las horas, en una espera inútil, que me lleva , como siempre a mi eterna soledad, a mi aún no aceptada soltería.
Por qué me mintió, porqué amor me juró si no era amor lo que por mí sentía? Hace de eso doce años, yo ya peino canas, pero cada día , cada hora, sigo esperando que la puerta se abra y él venga a borrar mi pesadilla.
Tan difícil es quereme, tan poco amor inspiro que no quieres volver a verme, ni siquiera un momento para hacerme la ilusión de que puedo enternecerte....
Maldito reloj, tú tienes la culpa, que no paras de decirme qué hora es, que no fué ayer cuando se marchó, que no va a volver nunca.."


Un fuerte abrazo, Alberto.

Enrique.

Alberto dijo...

Graciaaas, Enrique popr tus poemas, de ensayos nada; son auténticas representaciones.
No es bronca, es que se te echa de menos, pero tranquilo.
Y claro que me alegro de verte.
Un abrazo muy afectuoso y felicidades, de nuevo.
Cuídate.

Rosa Sánchez dijo...

El 11 M es más que una fecha, Alberto. Marcó un antes y un después muy significativo para todos, sobre todo para las víctimas y los familiares directos; pero también para quienes lo vivísteis de cerca.
Escribí un poema al respecto. Fue una auténtica tragedia. Ojalá no vuelva a ocurrir nunca más, en ningún lugar del mundo.
Un saludo. Gracias por no olvidar.

lupus dijo...

Alberto, mi amigo, como te decía, tengo los sentimientos revueltos y muchas veces no controlo lo que digo, ó no digo. Que no pase por tu imaginación mi falta de sentimiento por no hacer mención a tan trágico acontecimiento. Tan sólo, a veces, me juega malas pasadas mi cerebro, sobre todo con cosas de tan triste recuerdo; supongo que soy débil, y por ello a veces no oigo, a veces no veo, pero desgraciados sucesos como ese al que aludes, hacen que mi interior, demasiado sensible, se recoja, con miedo, sin saber qué hacer para remediarlo. Dios quiera que alguien, persona de a pié, persona comprometida,por su ideal, por su credo,ayude a superar esas escenas de miedo, de trágico final sin que nadie pudiera poner remedio. Creo que soy cobarde, aunque dentro de mí haya una parcela que estalla de rabia, de ganas de hacer algo por ello, y luego me encuentro sólo, en una isla de afanes, de anhelos, la mayoría de las veces frustrada por tan escaso eco.

Un abrazo muy fuerte.

Enrique.

silvia zappia dijo...

Que se esclarezca la verdad, Alberto.
Que así sea.


Un gran abrazo!

Alberto dijo...

Claro Rosa, cómo va uno a olvidar.
Seguro que con tu sensibilidad, aquel poema sería espléndido.
Feliz día.
Besos cariñosos

Alberto dijo...

Muchos ánimo Enrique que cumplir años es una excelente noticia.
Adelante con una sonrisa.
Y es verdad que cuando a uno le sobrecoge alguna impresión fuerte, la mejor manera de asimilarla es recogerse y pensar cómo poder seguir adelante pese a todo.
Feliz día de miércoles y gracias de nuevo por tus poemas.

Alberto dijo...

Me sumo a tus deseos Rayuela. Que se esclarezcan los hechos para que las víctimas puedan descansar y quienes nos sentimos ligados a ellas podamos seguir confianddo en ese mundo como el gogar acogedor que pretendemos construir.
Besos y feliz día.

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