domingo, 14 de junio de 2009

Toda una proeza voladora


Vaya vaya,no se quejarán las señoritas colibríes de cómo se portan sus cortejadores a la hora de echarles mano, digo ala.
Que no se diga que no hay quien hace todo lo posible por buscar pareja.
Ummmm….




Es común entre los animales desarrollar algún rasgo llamativo para facilitar el cortejo. Pero el colibrí de Ana ('Calypte anna') bate todos los récords: lleva su cuerpo al límite de lo físicamente soportable volando a 27,3 metros por segundo. Es, con diferencia, el vertebrado más veloz, y ha adquirido esta extraordinaria capacidad sólo para poder seducir a las hembras.
Los 27,3 metros por segundo del colibrí equivalen a unos 100 kilómetros por hora, menos en realidad de los 1.000 kilómetros por hora o incluso más de 2.000 por hora que pueden alcanzar los aviones a reacción. Sin embargo, las habilidades cinéticas del colibrí son inigualables si se tiene en cuenta la relación entre el tamaño de su diminuto cuerpo y su capacidad de aceleración. El colibrí alcanza velocidades que equivalen a recorrer en un segundo una distancia 400 veces mayor que su propio cuerpo. Esa es una capacidad de aceleración extraordinaria, superior a la de los jet si se tiene en cuenta el tamaño de su cuerpo.
Christopher Clark, del Museo de Zoología de Vertebrados de la Universidad de California en Berkeley (EEUU), ha llegado a esta conclusión, según informa en 'Proceedings of the Royal Society B', tras haber grabado a esta especie de colibrí con cámaras de vídeo tanto convencionales como de alta velocidad.
El vuelo del cortejo del colibrí dibuja una parábola. Consiste en un vuelo en picado hasta cierto punto, en el que el ave vuelve a subir. Según el estudio, al inicio del vuelo el animal coge impulso aleteando, para a continuación plegar sus alas sobre sus costados. Es en este momento cuando alcanza su mayor velocidad, que puntualmente puede exceder la de los cazas militares. Luego vuelve a extender las alas para virar hacia arriba.
Este movimiento, muy practicado entre los pilotos de cazas militares, encierra, en el caso de un ser vivo, grandes sorpresas aerodinámicas. Así, en el momento en que el colibrí extiende sus alas para dirigirse hacia arriba (hacia el sol), experimenta aceleraciones centrípetas diez veces superiores a la aceleración gravitacional. Las aceleraciones centrípetas son indicativas de los cambios en la dirección acusados por una elevación.
Esta aceleración, dice el autor del estudio, es la mayor hasta ahora registrada en vertebrados que estén maniobrando voluntariamente, a excepción de los pilotos de cazas, e implica que el colibrí de Ana, al moverse de forma casi horizontal en el punto de máxima aceleración, soporta, además de su peso corporal, el peso de la elevación. Por lo tanto, los machos se someten a fuerzas casi diez veces mayores a las que experimentarían sólo con la aceleración gravitacional.
Los resultados del estudio "exceden los límites conocidos de las variables relacionadas con el vuelo", escribe Clark. Al mismo tiempo, a mayor velocidad, mayor es el éxito reproductor, pues mayor es el sonido producido en el aire para captar la atención de la hembra.
Con su estudio, Clark quiere demostrar "la utilidad de las demostraciones en el cortejo para estudiar la locomoción", con implicaciones tanto para el estudio del comportamiento animal como para la biomecánica.

6 comentarios:

Mercedes Pajarón dijo...

Mi hermana se llama Ana; le tengo que preguntar por su colibrí, jee, jeee...

Bueno, Albertito, las comparaciones son odiosas, lo sé, pero menudos son los colibrís, pequeñitos pero matones! No conozco a ningún señor que corra a cien kilómetros por hora para atraer a su hembra, ja, ja, ja!!!

Buenas noches!! Un besósculo colibrísculo!

silvia zappia dijo...

Vaya,vaya! Es entonces que el colibrí que todos los veranos ronda los jazmines de la casa de mis padres estaba cortejando a su colibrisa que allí también estaba?

Y coincido con Mercedes, ustedes,los señores, jamás hacen lo mismo!

Mil besósculos profesósculos!(era así?)

Alberto dijo...

Merceditas, ya sabía que tu hermana se llama Ana y por eso me hizo gracia esto del colibrí.
Y yo sí conozco a señores que van por ahí a cien, vamos... haciendo el tonto... jjajajajajaja
Besósculos lunósculos.

Alberto dijo...

Rayuela, sí era así: besósculos profesósculos.
Seguro que en el jardín de tus padres hay muchos colibríes y más colibrías. jejejej
Cuídate y que empieces genial la semana.

brujita dijo...

¡Que maravilla de bichito!...pero tampoco mi hermana Ana sabe nada de que cuenten que ella tiene un colibrí...en casa solo tiene un bulldog francés muy divertido y que tampoco habla francés, está visto que las mascotas de Ana son un fraude total...je,je

Besito volado .

Alberto dijo...

Brujita, lo que no es un fraude total es la hermana de tu hermana Ana... jajjajajaja
Besito volado y sentido también para ti.

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