sábado, 13 de junio de 2009

La primera vez


Estoy seguro de que coincidiréis conmigo en los significados que encierra esa frase: la primera vez que vi el mar, la primera vez que monté en bicicleta, la primera vez que..
Pues bien, hoy quiero hablaros de otra primera vez.



Resulta que hoy hemos participado en una nueva actividad de senderismo, mejor podríamos decir, jornada de peripecias. Y luego hablan del turismo de aventura…
Casi nada un grupo de ciegos (con algún monitor y acompañantes) hemos ido al parque madrileño de La Pedriza, en el entorno de la sierra de Guadarrama, cerca de Manzanares el Real. Y el caso es que el paraje tiene la particularidad de que sus formaciones graníticas adoptan formas de figuras como la foca, la tortuga, la cara de indio o el yelmo.
Debido al calor veraniego el parque estaba lleno y, puesto que su entrada está limitada a un determinado número de vehículos, hemos tenido que acceder a través del Tranco, otra puerta.
La variación ha supuesto, ni más ni menos, que tuviésemos que superar una zona pedregosa, llena de raíces de árboles y atravesar el río Manzanares por un estrecho puente sobre el que únicamente cabía una persona, por supuesto sin barandillas.
Y aquí viene lo de la primera vez.
Laura, una joven bien simpática venía por primera vez a acompañarnos. Compañera de trabajo de mi amiga Elena, se ofreció a participar siendo que vive en el pueblo citado.
Me he cogido de su brazo, a ratos, y, por momentos, de su mochila y aunque, al principio, iba algo tensa, ha acabado relajada y como si fuese sola, como si no me llevase.
Decía que le había impresionado nuestro arrojo, nuestro humor y nuestra capacidad de atravesar lo más difícil.
Yo le comentaba que estoy convencido de que alguien que esté pasando por una etapa de ánimo bajo, de depresión, el compartir un día, al menos, con un grupo de discapacitados, puede resultarle de excelente terapia.
Al principio no sabía muy bien cómo guiarme y le he ido explicando técnicas: el ciego ha de ir siempre por detrás del que ve, cuando hay una raíz u obstáculo de sube y baja, con indicarnos que es puerta de iglesia ya sabemos a qué se refiere; que cuando una zona se estrecha, el ciego debe ponerse completamente detrás del que ve y para ello lo mejor es asir el asa de la mochila o poner la mano en el hombro para, una vez superado el estrechamiento, volver a tomar el brazo.
Cuando hemos atravesado el puente senda lo más fácil ha sido ir bordeando con la contera, o punta del bastón, el filo para saber dónde estaba el límite.
Creo, y así me lo ha confirmado, cuando nos hemos despedido, que la experiencia que Laura ha vivido hoy quedará, para ella, en el recuerdo porque ha comprobado que se uede, que con un mínimo de técnica y un mucho de ilusión somos capaces de recorrer caminos difíciles incluso para quienes no padecen ninguna discapacidad.
Claro que, a lo mejor, el truco está en que como no vemos el peligro… no anticipamos el riesgo aunque, eso sí, hemos de ser muy conscientes de las auténticas limitaciones físicas o de resistencia de cada uno.

12 comentarios:

Claudia dijo...

Querido Alberto cuánta buena inquietud despierta tu aventura al aire libre, pero más allá del peligro del terreno, por la inmensidad de esta experiencia, que como Laura, seguramente aprendemos los que recibimos de tí en cada nuevo desafío. ¡Felicitaciones por esta nueva aventura extrema amigo!Contagias ganas de salir a buscar la "Pachamama" donde sea.
¡Cariños!

brujita dijo...

Alberto,que miedito me dá escucharte lo del senderismo...al menos te has evitado el vértigo...pero el no ver el peligro no significa que éste no exista...creo que eres francamente valiente metiendote en esas excursiones, pero está bién por otra parte el que quieras , de alguna forma medirte, y cada día exigirte un poco más y con ello la satisfacción de conseguirlo.

Un besito volado y admirado.

Alberto dijo...

Graacias, Narradores. Sabéis que es un orgullo para mí explicaros cosas que ´se las escucháis con agrado y por eso lo hago.
Y nnada, a salir en busca de aventuras
Cariños también para vosotras.

Alberto dijo...

Claro Brujita, como tú vas cómodamente en tu escoba.....
Bueno, gracias como siempre por tu admiración y cariño. espero que estés bien.
Y la cosa no es para tanto. Como bien dices: el peligro está aunque no se vea, lo mismo que la belleza (que también).
Besitos voadolados y sentidos también para ti.
Feliz domingo.
Buena noche.

silvia zappia dijo...

Y sigo aprendiendo de vos, querido Alberto!
Cada visita a Tiflohomero me dice que tengo mucho, pero muchísimo por aprender!


Un gran beso!

Mercedes Pajarón dijo...

Vale, Albertito, lo de la jornada de peripecias me ha hecho mucha gracia; lo de las técnicas me ha interesado un montón; tu descripción ha sido fantástica. Pero........ lo del puente sin barandilla.... me ha tocado la fibra sensible!!!

En cualquier caso, bien por ti! Pasaste un día completo y feliz!

Besósculos de domingo después de comer! Muamuamuamuamua!!!

Alberto dijo...

Estimada Rayuela, todos tenemos mucho que aprender los unos de los otros.
Si yo os enseño algo, pues ya es mucho.
Feliz domingo.
Besos cariñosos

Alberto dijo...

Merceditas, como siempre tú tan gentil.
No pretendía tocar nada con lo del dichoso puentecito, que total no fue para tanto pues apenas había profundidad, era más que el lecho del río está plagado de rocas. Pero no hubo ningún percance.
Ahí estamos, hasta la ´próxima.
Besósculos domingósculos.

Rosa Sánchez dijo...

Me ha encantado la conclusión de esta entrada, Alberto: para quien no conoce el peligro, sencillamente, tal peligro no existe. Y está demostrado: somos verdaderamente felices cuando sólo damos cabida a pensamientos positivos.
Mucha fuerza interior te adivino. Gracias por compartir. Recibe mis bendiciones.

amelche dijo...

En algunos casos, mejor que no veas el barranco que hay debajo, porque si no, te puedes caer sólo de pensarlo.

Alberto dijo...

Graaacias Rosa por tus bendiciones.
>Hay que conocer el peligro, cómo no, pero pensar que que conociéndolo podemos poner los medios para superarlo.
Alguien dijo la aventura puede ser loca, pero el aventurero jamás.
Feliz lunes.
Cariños.

Alberto dijo...

Ana, esto que pasamos no era gran cosa, era el río Manzanares no de mucha profundidad, lo de los barrancos... ya es otra cosa aunque quién sabe... jejejejejjeje.
Feliz lunes, pprofe, ánimos que ya te queda poco. No seas demasiado dura con los chicos y las chicas.
Cuídate y gracias por estar ahí.
Besósculos profesósculos.

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