Dicen que con el calor, las neuronas se reblandecen, pero al hilo de ese tópico, me apetece compartir por aquí, un artículo acerca de las perspectivas sobre la evolución de nuestro cerebro en un ambiente tan tecnificado como el actual.
Espero que os resulte interesante y que os mueva a la reflexión.
Una reflexión colectiva de antropólogos, neurólogos, tecnólogos, arqueólogos y filósofos, desarrollada esta semana en Berlín, ha puesto de manifiesto los desafíos que afronta la evolución previsible del cerebro a partir de las aplicaciones tecnológicas que pueden mejorar nuestras capacidades cognitivas. Mientras algunos científicos creen que este paso es inevitable, otros advierten de los peligros que entraña: la posibilidad de que una parte de la población mundial pueda acceder a estas mejoras cerebrales artificiales y otra parte no, podría dar lugar a dos especies humanas distintas. Más allá de las elucubraciones, otros expertos afirman que el cerebro humano evolucionará con o sin tecnología, y que el control de sus capacidades futuras no está bajo nuestro control.
Nos encontramos cerca de poder conseguir incrementar la capacidad de nuestro cerebro hasta límites insospechados utilizando la tecnología o la manipulación genética pero, ¿qué consecuencias tendría esta capacidad para la humanidad?
Con esta pregunta comienza un artículo publicado recientemente en la revista NewScientist, en el que se analiza el encuentro “Human Nature” and its alterability. Past, present, and future of human becoming, recientemente celebrado en Berlín.
En este encuentro, antropólogos, neurólogos, tecnólogos, arqueólogos y filósofos se han reunido para reflexionar sobre las implicaciones de este próximo paso del desarrollo del cerebro humano. ¿Dará lugar la manipulación cerebral a una nueva especie, con poderes intelectuales incomparables?
Hay diversas opiniones. Para unos, la manipulación cerebral para el aumento de nuestras capacidades es, simplemente, la siguiente fase en un proceso que se ha desarrollado durante toda la historia del ser humano.
Esto es lo que opina, por ejemplo, uno de los organizadores del encuentro, el arqueólogo Lambros Malafouris del McDonald Institute for Archaeological Research de Cambridge, en el Reino Unido.
Para Malafouris, las transformaciones cerebrales del ser humano comenzaron con las mutaciones genéticas hereditarias que nos proporcionaron un cerebro “plástico”, capaz de cambiar físicamente para superar desafíos prácticos e intelectuales inalcanzables hasta ese momento.
Cambios más recientes en nuestro cerebro se han producido gracias a nuestras interacciones con el entorno, y también gracias a los “memes” (unidad teórica de información cultural para su transmisión de un individuo a otro, de una mente a otra o de una generación a la siguiente) socialmente creados, y que se transmiten a través de la cultura.
Hitos en la mejora del cerebro humano en los últimos dos millones de años han sido, por ejemplo, la invención de los gestos y del lenguaje para describir a otros lo que pensamos, o la escritura.
Las evidencias de la plasticidad del cerebro han ido aumentando en los últimos años. En el encuentro “Neuroscience in Context”, Andreas Roepstorff, de la Universidad Aarhus de Dinamarca presentó escáneres cerebrales que demuestran que la gente que hace meditación presenta engrosamiento en áreas cerebrales, un aumento que personas que no meditan no tienen. Los resultados de este trabajo han sido publicados en NeuroReport.
Por otro lado, Merlin Donald, profesor emérito de psicología de la Queens University, de Kingston, en Canadá, señaló que hoy más que nunca nuestro cerebro tiene la habilidad de conectar con las mentes y las experiencias de otros a través de la cultura y de la tecnología.
Donald denomina “superplasticidad” a esta capacidad, que sin duda está haciendo que el cerebro evolucione hacia un lugar jamás visto en ningún otro momento de nuestra historia.
Pero, aunque naturalmente el cerebro evolucione, los científicos insisten: el próximo paso de mejora del cerebro podría ser tecnológico mediante la manipulación genética o las prótesis cerebrales. Dado que las variantes genéticas esenciales para las super-capacidades intelectuales aún no han sido descubiertas, parece difícil –si no imposible- que algún día esta vía tenga efectos prácticos en nuestro cerebro.
Sin embargo, las prótesis de mejora de nuestras capacidades cerebrales sí podrían estar más cerca, sobre todo teniendo en cuenta que la tecnología para el control de ordenadores desde el cerebro ya ha sido probada (ver artículo en Tendencias21 sobre el manejo de un cursor por parte de individuos con parálisis total, por ejemplo).
El momento en que los humanos se alíen con las máquinas para mejorar nuestras capacidades cerebrales está muy cerca, según Ray Kurzweil, prospectivista e inventor, tan cerca como el año 2045.
No pasará mucho tiempo antes de que haya un dispositivo informático disponible para cualquiera, afirma Andy Clark, filósofo de la Universidad de Edimburgo, en el Reino Unido. Este dispositivo podrá ser desde un asistente de memoria hasta un buscador de la información que tengamos almacenada en el cerebro.
Según Clark, hoy mismo, programas informáticos habituales, como el Photoshop, juegan ya un papel importante para nuestras capacidades, y son algo parecido a extensiones físicas de la mente de los usuarios.
Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo con el uso de la tecnología para incrementar las habilidades cerebrales. Para Dieter Birnbacher, filósofo de la Universidad de Düsseldorf, en Alemania, estas aplicaciones podrían poner en peligro la dignidad humana.
Por ejemplo, un problema potencial es el de alterar lo natural con procesos artificiales, de manera similar a la presión social que actualmente suponen las formas idealizadas de la belleza, el físico o las capacidades deportivas.
Los individuos que no puedan acceder a estos medios artificiales de incremento de sus habilidades cognitivas pueden verse como fracasados, tener baja autoestima e incluso ser discriminados con respecto a los que sí puedan acceder.
Para John Dupré, profesor de filosofía de la ciencia de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, la posibilidad de que alguien tenga una ventaja de este tipo frente a otros puede generar división social.
Leer a los hijos está al alcance de casi cualquier persona pero, ¿implantarles un software en el cerebro? Esta alternativa podría dar lugar a dos especies humanas completamente distintas, por lo que la preocupación al respecto es legítima, señala Dupré.
Para que evitar estos peligros, los expertos señalan que habría en primer lugar que asegurarse que la tecnología desarrollada sea lo suficientemente barata como para estar al alcance de muchos, como los libros o los móviles actuales.
De cualquier manera, con implantes o no, nuestro cerebro está destinado a seguir evolucionando. Según Dupré, “en un entorno correcto, la mayoría de los humanos tienen un potencial asombroso de desarrollo de capacidades mentales sorprendentes”. Hacia donde evolucione el cerebro humano en los próximos tiempos no podremos controlarlo nunca del todo, por más que se desarrolle la tecnología.
jueves, 11 de junio de 2009
La evolución de nuestro cerebro
Publicado por Alberto en 11:53 p. m.
Etiquetas: Divulgación científica
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1 comentario:
Ay, Albertito, no me quiero enrollar, pero es que este tema tan interesante da para mucho...
Bueno, antes que nada, buenos días y feliz viernes!!!!
Y ahora, a la carga, jee, jee! A ver, ya hay dos especies de humanos: los que piensan (más o menos, mejor o peor), y los que no.
La tecnología, que la usen para curar enfermedades (mucho bla bla bla, pero la realidad es que, en el año 2009, mi cuñado, aquejado de epilepsia, tiene que tomar tropecientos medicamentos; hasta ahora, nadie ha dado con una solución tecnológica). Por cierto, un neurólogo le comentó una vez que los médicos siguen sabiendo muy poco del cerebro...
La conclusión es que, mientras llegan estos milagrosos avances, sigamos alimentando a nuestro cerebro con el saber y el querer, para conseguir una humanidad buena e inteligente.
Me ha gustado mucho el artículo, Albertito! Buena elección! Besósculos vernáculos, digo, viernósculos, ja, ja, ja! Mua!
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