Se acabaron los excesos navideños y los fastos gastronómicos. Las luces de las calles y de los escaparates dejaron paso a la rutina, al levantarse de nuevo para seguir viviendo, eso sí, con nuevos propósitos.
Ahora viene la cuesta de enero, el perder esos kilos ganados, el retomar la soledad del día a día, el trabajo cotidiano.
Miro atrás y veo unas navidades tranquilas para mí. He disfrutado del brazo de mi familia reemplazando por unos días al bastón en mis salidas.
Hemos estado unidos, con buen ánimo y armonía.
Las celebraciones religiosas me han dado fuerzas para hacer un viaje al interior, a la esencia de mi fe. Por encima de la apariencia deslumbrante queda un mensaje claro: Dios, renuncia a su omnipotencia y se hace sencillez y humildad. Y si Él fue capaz de hacerlo, ¿no seremos nosotros menos? Abanderemos la sencillez, el dar ejemplo con humildad pero con la confianza de que podemos hacer mucho simplemente con una sonrisa y una palabra amable que salga del corazón. Ésa es la fuerza que nos ha sido dada.
He leído libros hermosos, he recibido llamadas telefónicas sorprendentes y mensajes bonitos que me han demostrado que no debo ceder al desaliento porque mi esfuerzo es valorado.
He degustado comidas sabrosas, platos innovadores venidos de Venezuela y he brindado por seguir adelante y porque todas esas personas a las que quiero tengan lo mejor porque ellas así lo merecen.
Y encima algún regalito me ha caído: desde el nacimiento de madera llegado de Chile, al pijama que en mis noches de descanso me recordará a mis padres pasando por el perfume que evocará a mis sobrinas y a los padres de éstas.
Para todos ellos, y para tantos más que ahí están, una vez más: ¡¡gracias!!
Y después de todo esto, de saberme querido, tener las necesidades materiales bien cubiertas, ¿cómo no podría decir que éstas han sido unas excelentes fiestas navideñas?
Espero que para vosotros también lo hayan sido, seguro que habréis tenido alguna sorpresa y muchas demostraciones de que merece la pena seguir adelante.
sábado, 12 de enero de 2008
Balance navideño
Publicado por Alberto en 11:25 a. m.
Etiquetas: अ Así soy
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1 comentario:
Siempre saben a poco las buenas celebraciones y las reuniones y charlas familiares.
Pero nos ha dado tiempo para todo un poco, incluso para un chocolatillo aunque no haya sido donde Fermín pero resultó muy bien y un buen recuerdo.
Lo demás, el poso que queda, es la buena armonía y eso que dice que tiramos para adelante a pesar de todos los pesares que puedan llegar y que como no podía ser de otra manera nos han enseñado nuestros progenitores y así hemos tomado el testigo de la familia y los valores de toda la vida.
¡Que dure todo esto y que nos reunamos de nuevo!... eso será lo bueno.
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