Más abajo os hablo un poquito de la historia y la tradición del roscón de Reyes. Aquí quiero hacer una reflexión acerca de sus similitudes con la vida de los seres humanos, o de lo que para mi debería ser, al menos:
Es redondo, sin aristas ni filos que hagan daño. Lo sinuoso de sus curvas nos atraen a paraísos soñados.
Se le empiece por dónde se le empiece, sabemos que tendrá un principio y un final y que los pedacitos que se le vayan cortando servirán de alimento a otras personas, ¿no es esto la generosidad?
Es variado en su composición. Tiene frutas que lo colorean, levadura que lo hace crecer, harina que le aporta consistencia y azúcar que lo dota de energía.
En su interior siempre guarda una sorpresa. A veces nos gustará y otras no, pero siempre nos llama a la curiosidad para ver qué será.
Y es como los buenos amigos, que se les espera en las grandes ocasiones y su llegada significa fiesta y magia.
¿Qué os parece?
domingo, 6 de enero de 2008
La metáfora del roscón.
Publicado por Alberto en 7:32 p. m.
Etiquetas: Reflexiones
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