sábado, 5 de enero de 2008

Mi carta a los Reyes Magos

Queridos reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar:
Es bueno que a causa de vosotros, al menos, se conserve la tradición de escribir cartas. Ya sabéis, ahora todo es muy breve, rápido y con muchas abreviaturas. Vaya, que casi estamos volviendo a vuestros antepasados egipcios, por aquello de los jeroglíficos, que sólo podían ser descifrados por unos pocos privilegiados.
Como yo no quiero eso, sino que todo el mundo me entienda, os escribo clarito y con todas las letras.
Sé que hoy estáis muy ocupados. Por eso, precisamente, os escribo. Para que podáis llegar a todas partes, para daros fuerzas y ánimos.
Yo, ya véis. Aquí estoy, solo pero con mi ordenador que me habla y me hace sentir que alguien me está escuchando. Gracias a él sé que mi ceguera se hace luz. Que muchas personas me leen y comprueban que casi todo es posible si se aprende a soñar.
No creáis, no os escribo únicamente para pedir. Lo hago para regalaros mi sonrisa, tenderos mi mano y esperaros.
La sonrisa para alegraros.
Las manos para que os apoyéis cuando os sintáis cansados.
Y la espera para que sepáis que aquí estoy.
Del resto, ya sabéis: paciencia, ilusión y misterio, que equivale a sorpresa.
Y ahora mis deseos:
Os pido que nos regaléis a los humanos el hablar más desde el corazón, desde el sentimiento y desde la empatía (ponernos en el lugar del otro).
Que nos traigáis unas orejas grandes para escuchar. Escuchar al niño que se queda solo porque nadie ha querido jugar con él, al que es diferente pero que quiere ser aceptado como uno más, al maltratado injustamente, sin que sepa porqué, un mal trato nunca es justificado.
Y que, al menos, todo el mundo tenga un AMIGO; sí, uno de ésos que te acepta a pesar de saber cómo eres, que te hace reír, te ayuda y siempre está ahí, sobre todo en los momentos difíciles. Ya se sabe para las buenas ocasiones siempre salen conocidos por todos lados.
Y para mi, ¿qué querría?
Que conserve los amigos que tengo.
Que pueda seguir siendo digno de ellos.
Que pueda dar una gotita de felicidad a quien se acerque a mí.
Que reciba el abrazo cariñoso y cálido de quien aún no conozco, pero que sé de su sincero afecto.
Y que pueda hacer un viaje, leer un libro inolvidable, escuchar una canción hecha sonrisa.
¿Qué más? Claro, salud para mi familia, crecimiento sano de mis sobrinitas y cultura, más cultura, porque el saber hace grandes y libres a las personas. Y que nunca olvidemos que en lo humilde, lo sencillo y lo pequeño está lo más bello.
Hasta el próximo 5 de enero de 2009. Aquí estaré.
Mucha salud y energía para que lleguéis vosotros también.
Una caricia en vuestra mejilla y una mirada de confianza.
Vale (como decían los romanos). Mi

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