sábado, 27 de octubre de 2007

A favor de la tolerancia.

A raíz de la lectura de la última novela de Julia Navarro, “La sangre de los inocentes”, libro que ahora estoy ya a punto de terminar, me surge la necesidad de compartir con vosotros una reflexión sobre lo inútil de los diversos fanatismos.

Sabemos cómo históricamente el fanatismo se ha dado y cómo éste ha degenerado en tragedias acerca de las que luego nos rasgamos las vestiduras y nos parecen de lo más despreciables.
Pero no creáis, los fanatismos son fáciles de sembrar y están ahí, sólo hace falta que se den las circunstancias que los faciliten con un buen caldo de cultivo para que sean aprovechados por gente sin escrúpulos. Luego vendrán las lamentaciones pero, ¿cuántas veces no podrían haberse evitado sino hubiésemos mirado para otro lado?
Por eso creo que hay que estar atentos y saber huir de salvadores de la humanidad, cantos de sirena o afanes de venganza bajo la falsa apariencia de reivindicar determinadas memorias.
¿Qué tipos hay? No dudo en que es bueno que cada uno tenga sus propias ideas o aficiones, pero cuando éstas derivan en querer que sean excluyentes de otras, es cuando comienza la espiral.
Hay fanatismo religioso (de uno u otro signo), político, deportivo o cultural.
El diccionario define al fanático como:
“1. adj. Que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas.
2. adj. Preocupado o entusiasmado ciegamente por algo.”

Pues bien, ¿cómo puede evitarse la tragedia?
En mi opinión hay varias fórmulas para no caer en el fanatismo y evitar la hecatombe:
Tener criterio propio: para saber cuándo quieren manipularnos.
Saber escuchar: que ese criterio propio no nos impida tener el oído y la mente abiertos para ser receptivos a otras ideas o manifestaciones de personas que nos hagan ver que el mundo es muy rico y no debemos desaprovechar esta riqueza, no tanto material como intelectual.
Que a la hora de defender nuestras ideas, gustos o aficiones seamos tolerantes y empleemos palabras amables, y más que palabras, usemos de los hechos para servir de ejemplo.
Que no olvidemos que miles de inocentes, gentes sencillas y corrientes como nosotros sufrieron el dolor porque hubo alguien que se atrevió a arrastrar a la masa humana a un camino que de haber sido capaces de defender las dotes individuales de la persona, tal vez no se habría llegado al genocidio.
Y que, ¿como no? apostemos por el valor de la diferencia. Ya he hablado otras veces de esto. Yo, con mi bastón blanco y mi ceguera, soy distinto a lo estándar de la moda, pero ahí estoy y muchos decís que os aporto cosas. Pues igual, debemos saber apreciar la diferencia de otras culturas, religiones, ideas o costumbres.
Ah, y muy importante, en mi opinión: dejémonos de falsas hipocresías o tópicos. Valoremos a cada cual por lo que es y cómo actúa, pero no nos pasemos al extremo opuesto de: “como es distinto, permitámoslo todo”. No porque sino somos capaces de impregnarnos de esa riqueza que nos rodea y sólo nos quedamos con nuestra identidad, al final será inevitable el fanatismo y de aquí a repetir la Historia sólo abrá un pequeño paso.
Creo que el fanatismo es muestra de pobreza, ser radicales en algo no conduce más que a la violencia y que quienes nos rodean huyan de nosotros. Mejor será que enseñemos cosas, que quienes nos rodean nos enseñen a nosotros y que entre unos y otros hagamos un mundo más libre, cálido y en el que todos quepamos. Pero para que esto sea posible, necesitaremos apostar por unos valores de esfuerzo, educación y mayor escucha, dejando un poquito más de lado el poseer, el afán por lo material y las etiquetas.

3 comentarios:

PeterPan dijo...

La riqueza de la diversidad. Deberiamos recordarnoslo más a menudo. Pero también la adaptación al medio . No todo vale porque puedes generar conflictos destructivos. La integración, fundamental y necesaria.

Anónimo dijo...

Hombre bello,amigo lindo!!! te tengo abandonado!! Hay que titulo..!! por DIOS..! " La sangre de los inocentes" y van mas de un millon en todo el mundo....No soy fanatica,no tengo idolos,no admiro a nadie,solo siento respeto por mis semejantes aunque no puedo decir que recibo lo mismo de todos..pero sera que las porciones son asi "desparejas" ..vistes que mal cortan la torta? en fin! hay como menti!! soy casi fanatica de la poesia!! jejeje.. besitos!!!
PD: tu no eres distinto...eres unico!!!Dios te bendiga!

Anónimo dijo...

Tengo que rectificar algo..donde digo un millon de inocentes me referia a ni#os...pues en mi pais se les dice asi " inocentes"...besitos!!

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