miércoles, 23 de julio de 2014

Todo un ejemplo práctico de Solidaridad con mayúsculas



Transcurridas 5 jornadas de entrenamiento no puedo resistir el deseo de compartir otra muestra más de ese milagro que la gente de la Oficina de Voluntarios de BBVA, esta vez en las personas de Diego Cruz y Paco Alvarez, son capaces de forjar: Solidaridad con mayúsculas, verdad y eficacia.
Claro.
Al Albertito, él siempre tan caprichoso, jejej,  se le ocurre inscribirse para recorrer una parte importante del Camino Jacobeo, entre Sarria y Santiago, 112 kms. Del ala a patita. Que sí, que le hace mucha ilusión y que siempre ha estado empeñado en hacerlo, que otros tramos que ha cumplido le han deparado grandes emociones. Que sí, también, que lo va a hacer con unas determinadas condiciones de comodidad: le acompañará su gran amigo Miguel, dormirá en hotel, no tendrá que cargar con el mochilón de toda la semana  y dispondrá como apoyo durante las caminatas del autobús, por si acaso le diera la pájara. Todo eso está muy bien, pero la kilometrada no se la quita nadie.
Y a quien se lo cuenta, y quienes lo van a organizar, le dan consejos varios y en uno coinciden sin lugar a dudas: debes prepararte con antelación, has de entrenar los pies. Ja, ¿y cómo lo hace este cieguito si el gimnasio está cerrado y vive solo? Si la ciudad está plagada de barreras y obstáculos y con el bastón, ni debe correr (para evitar males mayores como contracturas o golpes varios de mayor o menor calado) y además por los lugares más indicados, los parques, se pierde al no disponer éstos de referencias que le ayuden.
 ¿Qué hacer?
Lo habla con sus amigos Diego y Paco, sabedor de que, sin dudarlo,  se ponen manos a la obra en cuanto puedan. Dicho y hecho.
Me buscan un guía que me acompañará los días que yo pueda y en horario de tardes por Madrid Río, un buen lugar, llano, sin obstáculos ni cruces.
Paco, un voluntario fantástico con una vida que daría para escribir un libro gordo, aunque no fuera el de Petete, ex recluso y ex heroinómano, con un gran don de gentes / habilidades sociales y unas enormes ganas de trabajar en lo que sea y salir adelante superando esas barreras que, suelen ser las peores, las que no se ven, las mentales.
Que actualmente se encuentra en tercer grado, alojado en un Centro de Inserción Social y con el que, a lo largo de los paseos, lunes y miércoles, eso sí, a paso ligero y con un calorcito de casi 40 grados, jejeje, me cuenta historias mil. Historias como aquéllas actuaciones suyas en el proyecto “Teatro en la calle” y me declama eso de…
“Me niego a creer que no haya un lugar donde el alma no tenga que morir para descansar… …huyo de los hombres que me ponen entre la espada de los prejuicios y la pared de las convenciones y los tabúes…”
  No quiero ser yo de ésos, no quiero espadas ni paredes (aunque éstas últimas me resulten tan útiles a la hora de moverme como referencia), claro que no. Quiero mirar con los ojos del corazón y la confianza, quiero creer en las segundas oportunidades, cómo no he de hacerlo, si tanto las reclamo para mí.
Hoy ya los pies me han dolido menos aunque las agujetas sigan sin desaparecer. Dos horas de entrenamiento. Me digo que si así acabo tras ellas, ¿cómo acabaré con el doble de tiempo y sin espaciar las jornadas como ahora hago. Bueno, al menos, el Camino lo haré por las mañanas, sin tanta solana, y espero ir algo más despacio, disfrutando del entorno, cruzándome con gentes que me digan, y a las que yo les diga: “buen Camino, peregrino.”
Y Paco y Diego seguirán tejiendo esperanza en personas como Paco, ayudándoles y ayudándome a hacer realidad la magia de la superación, la Solidaridad y la entrega sin medida para que quienes tanto necesitamos ser apoyados, hagamos realidad el sueño de que es posible el futuro.
Cómo no les voy a estar agradecido, cómo no les voy a ponderar, cómo no voy a animar a que quienes tengan la posibilidad, por ser trabajadores de BBVA, no duden en inscribirse en la ODV. Hay lugar para todos.
Y mañana otra vez con ellos, también a caminar, pero sobre todo a comprobar esa accesibilidad de la que tanto presume el recientemente inaugurado Museo Arqueológico Nacional. Cómo me lo iba a perder, yo que tanto fantaseé con descubrir tesoros escondidos. ¿Qué mejor ocasión para ir con ellos?
Dicen que el Camino de Santiago es como la vida. Entonces, si así fuera… ¿es que acaso la vida te da la ocasión de prepararte antes de afrontarla?
Buenas noches.

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