La mayoría de los animales tienen ojos dispuestos a los lados que les permiten tener una visión panorámica de casi todo lo que los rodea, tanto al frente como atrás.
En cambio, los ojos de algunos mamíferos han evolucionado para apuntar a la misma dirección. Aunque los animales con los ojos ubicados en la parte delantera de su cabeza pierden la capacidad de ver lo que esté detrás de ellos, obtienen una cierta capacidad de ver lo que hay detrás de objetos pequeños, gracias a la separación entre los ojos que permite tener imágenes captadas desde ángulos algo distintos. De ese modo, aunque un ojo no vea lo que hay detrás, el otro sí puede verlo.
La ventaja de utilizar dos ojos frontales para ver el mundo que nos rodea ha sido asociada durante mucho tiempo únicamente con nuestra capacidad de ver en 3D. Ahora, un nuevo estudio de un científico en el Instituto Politécnico Rensselaer ha descubierto que evolutivamente pudo ser más importante para nuestros ancestros esa capacidad de ver qué hay detrás de pequeños obstáculos.
Muchos animales viven en ambientes despejados como campos o llanuras, y tienen los ojos localizados a ambos lados de su cabeza. Estos ojos dispuestos a los lados permiten a un animal mirar adelante y detrás de sí mismo, una capacidad conocida también como visión panorámica.
Los humanos y otros mamíferos de tamaño medio o grande, por ejemplo los primates y los grandes carnívoros como son los tigres, viven en entornos muy poco despejados, como bosques o selvas, y sus ojos han evolucionado para apuntar en la misma dirección. Aunque los animales con ojos dispuestos delante pierden la habilidad de ver lo que esté detrás de ellos, obtienen la capacidad de ver qué hay detrás de pequeños obstáculos, y eso, según Mark Changizi, profesor de ciencia cognitiva en el Rensselaer, fue lo que hizo a la selección natural favorecer en estos animales los ojos dispuestos en la misma dirección, ya que en ambientes tan frondosos los ojos de esta clase maximizan nuestra capacidad visual.
Demostrar nuestra capacidad de ver qué hay detrás de pequeños obstáculos es bastante simple: Sostenga un bolígrafo verticalmente y mire algo mucho más allá de él. Si cierra primero un ojo, y luego el otro, verá que en cada caso el bolígrafo bloquea su visión. Sin embargo, si abre ambos ojos puede ver a través del bolígrafo el mundo que está detrás de él.
Changizi ha estudiado qué animales poseen esta capacidad y en qué grado, y ha descubierto una clara correlación entre el predominio de la capacidad y el hábitat natural típico de cada especie, teniendo en cuenta cómo el tamaño del animal influye en su modo de captar ese entorno típico. En otras palabras, los animales que por su hábitat pueden beneficiarse de esa capacidad, suelen poseerla.
Los ojos de los humanos han evolucionado para estar ubicados en la parte delantera de nuestra cabeza, pero, según Changizi, el hecho de que muchos humanos actuales vivamos en un entorno mucho más despejado que una selva, lleva a la conclusión lógica de que ahora la evolución debería tender a hacernos perder esa capacidad a cambio de dotarnos de una visión más panorámica. De ser esto cierto, los humanos del futuro tendrán los ojos desplazados hacia los lados de la cabeza.
martes, 9 de diciembre de 2008
La evolución de los ojos
Publicado por Alberto en 7:42 p. m.
Etiquetas: Divulgación científica
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