Ahora que es tiemppo de matanza, os traigo esta fábula que nos ayuda a conformarnos con nuestro destino y nos invita a que valoremos lo nuestro pese a que lo de los demás, desde nuestro punto de vista, sea siempre mejor que lo que nos ha caído en suerte.
Envidiando la suerte del Cochino,
un Asno maldecía su destino.
"Yo, decía, trabajo y como paja;
él come harina, berza y no trabaja:
a mí me dan de palos cada día;
a él le rascan y halagan a porfía".
Así se lamentaba de su suerte;
pero luego que advierte
que a la pocilga alguna gente avanza
en guisa de matanza,
armada de cuchillo y de caldera,
y que con maña fiera
dan al gordo cochino fin sangriento,
dijo entre sí el jumento:
Si en esto para el ocio y los regalos,
al trabajo me atengo y a los palos.
Félix María de Samaniego
domingo, 14 de diciembre de 2008
El asno y el cochino
Publicado por Alberto en 12:59 p. m.
Etiquetas: Fábulas
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1 comentario:
Así suele ser ¡A cada cerdo le llega su san Martín! triste final a la vida regalada...
Un besote.
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