La lectura de la novela “La escriba” de Antonio Garrido, me lleva a buscar información acerca de su principal protagonista histórico y compartirla con vosotros.
Fue un teólogo, erudito y pedagogo anglosajón, afincado en el Imperio Carolingio.
Nació hacia el año 735, y falleció el año 804.
Fue el brazo derecho de la política educacional del Emperador Carlomagno, y el principal representante del Renacimiento carolingio.
Vivió en Inglaterra, que por entonces era el más importante foco cultural de Europa.
Estudió en la escuela benedictina de York, y parece haber sido alumno de Egberto y Alberto, dos de los más importantes sacerdotes de la Inglaterra de su tiempo, que ocuparon la dignidad de Arzobispo de York.
Fue enviado a Roma por el Arzobispo, y coincidió con Carlomagno en la ciudad de Parma en el año 781.
Poco después Carlomagno, acordándose de Alcuino, lo mandó llamar a su corte ( 782).
Participó así, junto con lo más selecto de la intelectualidad de su tiempo, en la gran reforma educacional promovida por Carlomagno. Enseñó durante ocho años en la Escuela Palatina, hasta que en el año 796 se retiró a la ciudad de Tours.
En los restantes ocho años de su vida reformó la disciplina eclesiástica, organizó una escuela, y fundó una biblioteca, falleciendo el año 804.
Destacó más como ideólogo práctico, que como teólogo o filósofo. Tenía por meta convertir al Imperio Carolingio en una nueva Atenas o una nueva Roma, aunque ahora irradiada por el espíritu cristiano. Sostiene que a las siete artes liberales, que son las siete columnas de la sabiduría humana, deben integrarse los siete dones del Espíritu Santo.
Para ello enseñó profusamente el latín, dándole nuevo brillo a un idioma que por ese entonces estaba casi olvidado en el continente europeo.
En materias teológicas era menos original. En general toma argumentos de Boecio, Casiodoro y San Agustín para sus obras. Su mayor contribución intelectual fue la polémica que sostuvo con Elipando de Toledo y Félix de Urgel, defensores ambos del adopcionismo, variante del cristianismo que había prendido fuertemente en España, como consecuencia de su pasado visigótico arriano.
Sus principales ideas están condensadas en la carta De animae ratione.
Entre los discípulos que Alcuino de York tuvo en Tours se cuentan Amalario de Metz, Hilduíno de Saint-Denis y Rabano Mauro, este último destacado teólogo del siglo IX.
Las obras escritas por Alcuino, que según la crítica poseen escasa originalidad, se pueden clasificar en cinco grandes categorías:
Obras pedagógicas"De grammatica", "De dialectica", De rhetorica, el fragmento del De musica, De Orthographia y Disputatio Pippini cum Albino scholastico.
Obras teológicas: De animae ratione ad Eulaliam virginem, De virtutibus et vitiis ad Widonem comitem, Liber adversus Haeresim Felicis, Adversus Felicem
libri VII, Adversus Elipandum libri IV, De fide sanctae et individuae Trinitatis y XXVIII quaestiones de Trinitate.
Obras poéticas: Oratio in nocte, De cuculo, Certamen Veris et Hiemis, De clade lindisfarnensis monasterii, etc.
Obras hagiográficas: De sanctis Eboracensis Ecclesiae y Vita sancti Willibrordi.
Obras litúrgicas: Liber Sacramentorum, De Psalmorum usu, Officia per ferias, De baptismi caeremoniis y De confessione peccatorum ad pueros s. Martini.
A este conjunto deben agregarse la importante revisión que realizó Alcuino de los textos sagrados (Interpretationes et responsiones in Genesim, Compendium in Canticum Canticorum, Commentaria super Ecclesiastem, Commentaria in s. Iohannis Evangelium, Tractatus super tres s. Pauli ad Titum, ad Philem et ad Hebraeos Epistolas, Commentarium in Apocalypsim libri V) y su valioso Epistolario, cuya importancia hemos recalcado anteriormente.
lunes, 15 de diciembre de 2008
Alcuino de York
Publicado por Alberto en 2:52 p. m.
Etiquetas: Personajes de la Historia
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