sábado, 29 de noviembre de 2008

Un ave que ha hecho Historia

Las palomas son animales especialmente hogareños, se acostumbran a vivir en un palomar y pueden volver prácticamente desde cualquier sitio a través de su instinto y su misterioso sistema de orientación. Además los ejemplares entrenados pueden recorrer distancias de cerca de 1.000 kms diarios a unas velocidades que rondan los 100 km/h.
El sistema de orientación es, cuando menos, curioso:
La paloma mensajera tiene muy desarrollado su reloj biológico acorde con la latitud en la que se cría, de forma que tiene todos sus ritmos vitales adaptados a la intensidad y duración de la luz del lugar donde vive para cualquier época del año. Así, si una paloma mensajera es soltada al norte de su palomar, encontrará que hay demasiada luz para ese momento y tenderá a volar en la dirección que la aleja del Sol. Lo mismo sucede si se suelta al sur, al oeste o al este, tomando en esos casos el camino más adecuado para que su reloj biológico se corresponda con la luz. Este instinto de orientación, característico de las palomas mensajeras, basado en compensar el desplazamiento aparente del Sol respecto a la hora y la latitud, se denomina menotaxia.
Sin embargo, esta facultad sólo le sirve para aproximarla al punto de destino. Para llegar al palomar en su tramo final, las palomas mensajeras emplean otro sentido de orientación, más evidente, basado en el reconocimiento previo de puntos fijos en varias direcciones: edificios, árboles, jardines, etcétera.
Esta capacidad de orientación es llamada farotaxia.
Queda añadir que si el cielo está cubierto por nubes, la paloma mensajera queda algo desorientada. A pesar de todo, su instinto de menotaxia puede ayudarla a continuar si es capaz de vislumbrar la intensidad y dirección de la luz por entre las nubes. Si ya está orientada, puede continuar en la misma dirección hasta aproximarse a lugares más conocidos que le permitan usar la farotaxia.
En un último caso, opta por detenerse sobre lugares suburbanos hasta que el cielo quede despejado o para refugiarse de una tormenta, si bien es cierto que muchos ejemplares no llegan nunca a su destino si se encuentran bajo esta circunstancia.
A día de hoy las palomas son el enemigo número uno del urbanita medio, sobrevuelan las ciudades en busca de un vehículo recién lavado para hacer sus deposiciones encima, obligando al enfurecido dueño a lavar nuevamente el vehículo por que el excremento de paloma contiene agentes agresivos que se comen la pintura.
Esta y otras razones, como la sobrepoblación que sufren algunas ciudades, han llevado a las mismas a usar halcones para reducir el número existente.
Pero en otros tiempos, incluso hoy, estas aves tuvieron otra utilidad; las famosas palomas mensajeras.
En la antigua Grecia ya las utilizaban para comunicar los vencedores de los Juegos Olímpicos a las distintas ciudades. Las legiones romanas también disponían de auténticos ejércitos de palomas mensajeras que transportaban en enormes palomares móviles.
Más adelante las palomas mensajeras serían utilizadas también por los árabes en la Guerra Santa para combatir a los Cruzados, a partir de la pérdida de la Tierra Santa (Siglo XIII) se extendería su uso en Europa con idas y venidas.
Así por ejemplo los nobles franceses hicieron de las palomas mensajeras algo suyo, quedando el país prácticamente incomunicado durante la Revolución por la destrucción masiva de palomares. Posteriormente, a principios del siglo XIX su uso se extiende por Europa como medio de trasmisión de noticias.
La llegada del telégrafo dejaría en desuso a la paloma mensajera, aunque esta ha permanecido en activo en cantidad de conflictos bélicos; el Museo del Ejército, en su sala de la Guardia Civil, contiene un ejemplar disecado que fue abatida prestando sus servicios durante la Guerra Civil, concretamente durante el asedio al Santuario de Santa María de la Cabeza (Jaén).
Cabe destacar también su uso durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial o el más reciente por parte de la antigua Unión Soviética, la cual sospechaba que sus comunicaciones electrónicas estaban siendo escuchadas y ordenó la invasión de Afganistán por medio de palomas mensajeras.
El uso militar es el más conocido o extendido, pero sin duda la paloma más famosa fue aquella que según la Biblia se presentó ante Noé al finalizar el diluvio universal con una rama de olivo en el pico, creencias religiosas aparte esta es la que actualmente es el símbolo de la paz.
Hoy en día las palomas se usan poco o nada para enviar mensajes, el adiestramiento de las mismas se hace con fines deportivos. La competición es una mezcla de velocidad y resistencia, la paloma que recorre una distancia determinada en el menor tiempo posible es la que gana.
Existen cantidad de asociaciones de Colombofilia, el nombre con el que se conoce al arte de adiestrar palomas y entre las curiosidades de esta afición se encuentran algunas como que en España esta actividad está regulada por el Servicio Colombófilo Militar, un cuerpo que ha llegado a poseer cerca de 2.000 ejemplares en distintos palomares y que a día de hoy subsiste con unos 330 ejemplares, destinados en el Regimiento de Transmisiones número 22 en Madrid.

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