No puedo resistirme hoy a recordar la figura de Miguel Servet, todo un sabio que pereció a manos del fanatismo y la intolerancia, en el día en que se cumple el aniversario de su muerte.
Sirva de pequeño homenaje.
Miguel Servet, humanista total, estudioso de todas las ciencias y dominador de muchos idiomas, dicen que hubiera producido y descubierto muchas cosas más, si hubiese estudiado muchas menos.
En el monumento erigido en su honor en la localidad francesa de Annemasse se sintetiza lo que fue su vida:
“Miguel Servet, helenista, geógrafo, médico y filósofo, debe ser apreciado por la humanidad por sus descubrimientos científicos, su abnegación en favor de los enfermos y pobres, y la indomable independencia de su inteligencia y su conciencia.
- A Miguel Servet apóstol de la libre creencia y mártir del libre pensamiento, nacido el 29 de Septiembre de 1511 en Villanueva de Aragón, quemado en efigie por la Inquisición católica el 17 de Junio de 1551, y quemado vivo en Ginebra por instigación de Calvino el 27 de Octubre de 1553.”
Algunas de sus frases, que resumen su pensamiento, son:
“Propio de la condición humana es la enfermedad de creer a los demás impostores e impíos, no a nosotros mismos, porque nadie reconoce sus propios errores.”
“Es un abuso condenar a muerte a aquellos que se equivocaron en sus interpretaciones de la Biblia.”
“Dios nos dio la mente para que le reconozcamos a Él mismo.”
“Cada cual es como Dios lo ha hecho, pero llega a ser como él mismo se hace.”
“No debe imponerse como verdades conceptos sobre los que existen dudas.”
“La fe enciende la lámpara que solo el aceite del amor hace arder.”
“Por entre las brumas de la memoria, cada vez más tambaleante, me llega a ratos la luz de mi pueblo, Villanueva. Percibo la luminosidad especial de un cielo plano y límpido en los veranos y el olor a mieses, que llenaron mis sentidos para siempre, y que atesoro en el origen de mis recuerdos, desde que jugaba con otros niños por las calles y campos del sitio donde abrí por primera vez los ojos.”
Sirva de pequeño homenaje.
Miguel Servet, humanista total, estudioso de todas las ciencias y dominador de muchos idiomas, dicen que hubiera producido y descubierto muchas cosas más, si hubiese estudiado muchas menos.
En el monumento erigido en su honor en la localidad francesa de Annemasse se sintetiza lo que fue su vida:
“Miguel Servet, helenista, geógrafo, médico y filósofo, debe ser apreciado por la humanidad por sus descubrimientos científicos, su abnegación en favor de los enfermos y pobres, y la indomable independencia de su inteligencia y su conciencia.
- A Miguel Servet apóstol de la libre creencia y mártir del libre pensamiento, nacido el 29 de Septiembre de 1511 en Villanueva de Aragón, quemado en efigie por la Inquisición católica el 17 de Junio de 1551, y quemado vivo en Ginebra por instigación de Calvino el 27 de Octubre de 1553.”
Algunas de sus frases, que resumen su pensamiento, son:
“Propio de la condición humana es la enfermedad de creer a los demás impostores e impíos, no a nosotros mismos, porque nadie reconoce sus propios errores.”
“Es un abuso condenar a muerte a aquellos que se equivocaron en sus interpretaciones de la Biblia.”
“Dios nos dio la mente para que le reconozcamos a Él mismo.”
“Cada cual es como Dios lo ha hecho, pero llega a ser como él mismo se hace.”
“No debe imponerse como verdades conceptos sobre los que existen dudas.”
“La fe enciende la lámpara que solo el aceite del amor hace arder.”
“Por entre las brumas de la memoria, cada vez más tambaleante, me llega a ratos la luz de mi pueblo, Villanueva. Percibo la luminosidad especial de un cielo plano y límpido en los veranos y el olor a mieses, que llenaron mis sentidos para siempre, y que atesoro en el origen de mis recuerdos, desde que jugaba con otros niños por las calles y campos del sitio donde abrí por primera vez los ojos.”
3 comentarios:
Siempre he tenido admiración por este personaje. Me ha gustado retomar su biografía, de la mano de tus letras.
Gracias, Alberto.
Un saludo desde Galicia!
Una víctima juiciosa e inteligente en manos de quienes no entendieron nada.
Interesantísima entrada, Albertito. Un besósculo de buenas noches!
grande Servet.
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