Tenía hoy previsto compartir otra entrada con vosotras y vosotros en Tiflohomero. Pero al escuchar esta frase en “El auriga de Hispania”, la novela que estoy leyendo, no me he podido resistir a regalárosla.
Sí, regalárosla porque me parece muy apropiada y cierta.
Yo que cada día, a las 2 de la tarde, haciendo un paréntesis en el trabajo, degusto una manzana, que cada día recibo esa ayuda de manos amigas, doy fe de que, tanto lo uno como lo otro, es verdaderamente hermoso y alentador.
Ojalá mis manos puedan ser también fuente de amistad gozosa.
Y de las manzanas, ¿qué decir? Que me encantan, ya sea en forma de tarta, asada o mordida con delectación paladeando su sabor y disfrutando de su aroma. Y mira que hay variedades…
Buena noche.
2 comentarios:
Que sigas durante mucho tiempo saboreando esas manzanitas y esas manos amigas!
Un besósculo viernésculo, por fin!
Muy buena frase, sí. A mí, lo que más me gusta es la tarta de manzana. ¡Hmmmmmm! Para chuparse los dedos. Tendré que aprender a hacerla.
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