Tiene mucha razón lo que se dice en este poema. Nuestros antepasados nos legaron lo que somos.
Del libro “Casa natal” de Felipe Montes.
Que os guste.
Buen finde.
Avanzamos por el fondo de barrancos,
Subimos
Y bajamos lomas, acariciamos
Con los pies el fondo de la tierra,
Los mezquites marcaron nuestras frentes.
En el interior de la tienda reconocemos
El mismo rigor de afuera, el mismo
Filo en los cuchillos del aire,
La enredadera helada cuya semilla
Colocaron nuestros padres,
Hoguera reducida a brasas
Por el peso de familias, por ese revolotear
De hijos recién concebidos.
Es necesario olvidar –decíamos-
Y buscar la memoria
Bajo tierra,
Bajo los espinos, bajo la arcilla azul
En que otras manos moldearon este valle.
viernes, 7 de marzo de 2008
Madrugada
Publicado por Alberto en 8:30 a. m.
Etiquetas: Poemas
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7 comentarios:
Somos alumnos de Lola Bielsa, de la escuela de Nonaspe, nosotros estabamos haciendo un trabajo de la ONCE, y vimos tu blog y me interesaria saber como puedes navegar por Internet si eres ciego.
Sergi, sin duda por que ve...
ejejejejejejejejjeje...
Alberto ya no cuentes tu secreto, ejejjejejejejejejeje.
Sobre el poema diré que si que es bonito y hay que buscar de nuevo en las entrañas de la tierra ese cúmulo de verdades, esa esencia ese olor primitivo que nos hizo hombres...
Un gusto tus visiones y poemas diversos, siempre por aquí en buena onda.
Chaos!!!
Sergi: Que te lo cuente mejor Alberto, pero creo que tiene un ordenador adaptado que le lee en voz alta las págs. web. Y él debe de escribir, imagino, con un sistema braille. No sé si has visto alguna vez un aparato de esos, yo vi uno de un alumno mío que era ciego. Como en braille hay 6 puntos (como el 6 en un dado, aunque según la letra que sea, se usan unos puntos u otros) para formar las letras, lleva 6 teclas, 3 para cada mano, y con ellas se van formando los puntos, que el ordenador transformará en letras para que nosotros lo podamos leer.
Supongo que será algo así. ¿No, Alberto?
Alberto: Perdón, me salió la vena profesoral, ¡ja,ja! En cuanto al poema, muchas veces no nos damos cuenta de todo lo que heredamos y de cuánto nuestro nos viene de nuestros antepasados. Es curioso darse cuenta conforme van pasando los años, viendo fotografías antiguas, leyendo viejas cartas, o clasificando cosas de algún pariente que murió. Como cuando estuve preparando todo lo de mi tío, que mandé al Archivo de la democracia. (Está en este enlace, busca Joaquín Sansano Soler.)
Precioso el poema, tiene sabor a tierra, si señor. Besotes, M.
PRECIOSO POEMA ALBERTO!
BUENA SEMANA PARA TI!
UN ABRAZO
ADAL
Una delicia el poema. Es más, con tu permiso, me lo robo, para hacérsolo leer a una amiga :)
Sí que les debemos y que nos reconocemos en ellos.
Yo, por un juego, me encontré un día reconstruyendo mi árbol genealógico. Fue algo que me vino de afuera, algo que si no llegaba así, jamás hubiera hecho, y que me enriqueció mucho.
Por la rama de mi abuelo paterno, tuve la fortuna de llegar a mediados del siglo XIII, con el papel de notaría más antiguo que hallé, de la venta de una propiedad de una tocaya mía, justamente.
Reconstruir cada generación, me provocaba primero mucha euforia y luego reflexión. Porque aunque muy lejos en el tiempo, sufrieron, amaron, hicieron las cosas que hacemos todos.
Y mirá que curioso. Un primo, tuvo hace cosa de 3 años, un hijito. Le puso de nombre "Teo". Todos se preguntaban de dónde había sacado semejante nombre y él no daba respuesta, simplemente le había gustado.
Entonces, le desplegué el árbol, y vio como fue a lo largo de la historia de nuestra familia, Teo fue un nombre usado hasta el cansancio. Al menos hasta un par de generaciones anteriores a la de nuestro abuelo.
No sé si haya sido casualidad.
Un beso
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