viernes, 7 de octubre de 2011

Una carta para ti

Querida amiga:

Sí, lo sé; hace demasiado tiempo que no uso la carta como forma de contar cosas. Claro, ya se sabe: hoy en día con los mensajitos breves y los correos electrónicos, se ha perdido esa sana costumbre de mandarse misivas.

Yo quiero hoy volver a hacerlo porque te tengo en gran aprecio y creo que mereces ser objeto de esa manera de comunicarse tan llena de simbolismos y significado.

Bueno, ya sé que estás al tanto de mis andanzas, de mis viajes, aprendizajes, actividades y demás correrías. Y sé que te alegras de todo ello.

Pero hoy quiero contarte que estoy contento porque me acompañan buenas personas, porque el trabajo lo llevo con más tranquilidad que hace unos meses y porque tengo en perspectiva la edición de ese libro con el que siempre soñé.

Participaré, además, en una actividad de homenaje al bosque y lo haré con la mayor ilusión y anhelando que mi testimonio sirva a quienes me escuchen.

Siempre lo digo, pero es que es verdad: el que estés ahí al lado es muy importante para mí porque me anima a seguir adelante, a querer superarme cada día.

¿Y tú? ¿Te va bien? ¿Eres feliz? Deseo que así sea y lo hago de corazón, con la sinceridad del amigo y la calidez del animal más fiel.

¿Sabes? Estoy leyendo ahora un libro que me tiene muy enganchado. Se trata de “La brisa de Oriente”. Trata de un joven monje que vive los tiempos de odio y crueldad de la primera mitad del siglo XIII pero que también conoce la amistad y las bondades del conocimiento. Es largo, pero está muy bien.

Y, vaya, el otro día, en uno de esos aperitivos que se dan al final de algunos actos, me dieron a probar una brocheta de pechuga de pavo. ¿Qué crees que era? Un palo largo con una bolita enrollada de ese fiambre en la punta. Vamos, que un poco más y me pillo un atracón. Qué cosas, eso de los pintxos de diseño. En fin.

Y ahora, después de depositar tu carta en ese buzón que es tiflohomero, marcharé a un club de lectura para comentar otro libro: “El cartero de Pablo Neruda”. Nos reunimos una vez al mes y, además de comentar lecturas, compartimos un buen rato de charla.

Pues nada, querida amiga, todo esto te cuento. Que, como decían los antiguos, al recibo de la presente, tú y los tuyos, os encontréis bien.

Por mi parte, vaya un cercano abrazo y un agradecimiento por tantísimo.

Alberto

P.D.: Ah, por cierto, en este Madrid de hoy nadie diría que estamos en otoño por el calor que se gasta. Y a mí que tanto me gustaría ver los colores pardos, amarillos, ocres, de esta estación… Y pisar el suelo alfombrado de hojas de castaños no parece que vaya a tener suerte. Menos mal que, con tu sonrisa, lo compensas todo.

2 comentarios:

brujita dijo...

Querido amigo: Recibí tu carta e inmediatamente quise darte respuesta.
Aunque siempre se de ti y te sigo a través de tu blog, me ha encantado recibir tu carta.
Te contaré que por aquí sigue también un tiempo deliciosamente veraniego y aún me permito el lujo de nadar en el mar. Por casa todo bien y llena de tranquilidad, yo me he sacudido la pereza y he vuelto a escribir.
No te preocupes que el otoño llegará y alfombrará tus pasos, aunque se haga esperar.


Miles de besitos volados.

Mercedes Pajarón dijo...

Es cierto, hacía tiempo que no había carta, así que imagínate lo bien recibida que ha sido.

Un besósculo dentro de un sobre y con sello.

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