Hace oy una semana, aprovechando los tres días de fiesta del primero de mayo, estaba de regreso de mi último viaje: una excursión a La Rioja. Aquí van mis breves impresiones del periplo, organizado por la ONCE en esta ocasión.
Ir un grupo grande de ciegos supone que se requiere más tiempo paraconocer los lugares que se visitan por cuanto requerimos más explicaciones, descripciones y, si puede ser, detenernos a tocar aquello que podamos apreciar. Esto hace que, a veces, los horarios previstos no se cumplan.
Por lo demás, el apoyo de los dos monitores que nos acompañaron fue excelente aunque, sí he de ponerles un pero: a la hora de asignarnos las habitaciones _puesto que no estábamos todos en la misma planta_ deberían habernos indicado mejor su localización. Fue un lío encontrarlas porque, claro, eso de que los números estén en braille es una utopía por mucho que el hotel sea de buena categoría. Por lo demás, muy bien.
El hotel, de 4 estrellas, estaba en pleno centro de la capital, muy cómodo y confortable. Las comidas, abundantes y muy bien preparadas (ese bacalao a la riojana, ese potaje de garbanzos o esos fardelejos).
Los enclaves que visitamos fueron: el museo Bivanco del vino, en Briones; Nájera, con su monasterio de Santa María la Real; los cenobios de Yuso y Suso, cuna del castellano; Logroño, con su concatedral, su plaza de La Oca, sus calles Laurel y Portales o sus murallas; y Laguardia, con su carrillón en la plaza y su iglesia porticada a cubierto. .
Me defraudó el museo del vino por percibirlo como algo puramente comercial y orientado al marketin. Cierto es que dispone de algunas informaciones en braille y relieve,pero son insuficientes. Me habría enterado más si hubiese dispuesto de maquetas que con los planos aunque tengan braille.
Me gustó tocar los cantorales en Yuso, aunque hubiera preferido haber podido tener en mis manos los códices auténticos en los que se recogen los primeros textos en castellano, las Glosas. Pero nos dijeron que están en la Real Academia de la Historia, en Madrid. Curiosidades.
Me encantó la sillería del coro de Santa María de Nájera y el mercado medieval que vimos en este pueblo, además del entorno de Laguardia.
Me habría gustado pasear más por Briones y por el propio Logroño (lo poco que pisamos de éste me hace pensar que es una ciudad fácil y agradable).
Y cómo no: las anécdotas que fueron fuente de historias surrealistas en forma de romance entre voces sintéticas de teléfonos móviles y copas de helado compartidas a tercias.
El tiempo, bueno; y la compañía mejor.
Otro periplo más, otros recuerdos que puede sumar este homo viajerus que es uno. ¿Cuál será el próximo?
lunes, 9 de mayo de 2011
Mi último viaje:A La Rioja
Publicado por Alberto en 9:34 p. m.
Etiquetas: De viajes
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2 comentarios:
Jo, Albertito, no dejas de zascandilear! Me da la sensación de que ha sido un gran viaje, bueno, como todos los que te montas. Pues que haya más.
Un besósculo fardelejósculo! Mua!
Amigo "viajerus", me encantan tus anotaciones de los viajes que emprendes. Es como ir a tu lado, y con lo "viajera" que soy yo... imagino con facilidad los periplos en los que participas...
Un gran abrazo!
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