Pasear en primavera

Hace ya un tiempo la primavera invita a disfrutar de entornos naturales y parques urbanos.
El sábado pasado tuve ocasión de participar en otra jornada de senderismo y aun, con la fatiga de esos 15 kms. Recorridos, me quedó el recuerdo evocador que ahora comparto aquí.
Ojalá que con ello os anime a dejaros seducir por ese sano placer de… “Pasear en primavera”.

¿Andar? ¿Pasear? Dejarse envolver por la sinfonía primaveral de olores y trinos.
Sentir la efervescencia de la naturaleza hecha color, vívidas tonalidades de infinitas gamas.
El sol, acompañado de una sinuosa brisa te corteja y Da calidez a una piel adormecida por el largo invierno.
Y, mientras tanto, tú te apoyas en el brazo amigo de quien ha querido regalarte ese deleite.
Compartes con su dueña sensaciones, percepciones sensoriales. Pero más aún, mudo, le agradeces con la sonrisa su preciada entrega.
¿Qué importa el paraje?
Rumores de agua te saludan sabedores de tu afán por buscar su encuentro.
¿Y al final? Un mantelito de cuadros, una tortilla de patata, rebanadas de pan de hogaza y una manzana. Viandas sencillas, pero plenas de sabor. Unas onzas de chocolate son el postre dulce, preludio del reposo que paladea, atesora, envuelve a la sombra de un frondoso castaño preñado de vida y promesas.