jueves, 13 de mayo de 2010

Cannes: hotel Martínez


Vaya por delante un hotelito humilde de ésos que están plagados de Historia e historias.
¿Qué tal si reservamos una de sus suites?

El Hotel Martínez permanece como el castillo de referencia de La Croisette. Es aquí donde el 'presidente' Tim Burton ha establecido el cuartel general, donde se aloja Woody Allen y donde acostumbra a hospedarse Penélope Cruz.
El precio de las suites más lujosas se eleva a 36.000 euros la noche durante el festival, aunque detrás de las cifras -500 habitaciones, 45 cocineros, un ascensor art déco- y de la fachada se entreteje una inquietante historia ruso-nazi.
Tiene como protagonista a Emmanuel Martínez, cuyo apellido español se pierde en los tiempos de la dominación borbónica de Sicilia. Era el hijo del comandante del puerto de Palermo y desembarcó en 1902 para emplearse en los grandes hoteles parisinos.
La experiencia, los ahorros y los créditos le permitieron inaugurar el Martínez en plena crisis del 29. No tuvo dudas con el nombre del hotel ni problemas en alojar en una suite a su amante. Tampoco le importó adoptar como hija a una camarera.
La muchacha se llama Emma Martínez, tiene 87 años y es la depositaria de la memoria familiar. A cambio, no conserva una sola acción de la fortaleza paterna, puesto que el Gobierno francés se la expropió al patriarca Emmanuel aduciendo su vinculación al fascismo, su pleitesía al régimen nazi y su relación con el estraperlista Michel Skolnikoff.
Así se llamaba el habilísimo comerciante ruso-judío que abasteció de uniformes a la armada hitleriana en los años 30. Perteneció a la cuadrilla de amigos de Himmler y fundó una cadena de hoteles en la Costa Azul gracias a la cual pudo blanquear el dinero que obtenía de las transacciones clandestinas con la ocupación germana.
Las deudas que amenazaban a Emmanuel Martínez lo acercaron a Skolnikoff, de tal forma que el Gobierno francés de la posguerra consideró probada la connivencia, desposeyó del hotel al empresario italiano y organizó una misión secreta en España para arrestar a Skolnikoff, fugitivo de la justicia y titular de una inmensa deuda.
El caballero se les murió de un ataque al corazón antes de que pudieran procesarlo, pero es cierto que Martínez consiguió demostrar que la relación con el estraperlista fue accidental y que él mismo había escondido a muchos judíos durante la ocupación. Hasta el extremo de que nazis y proscritos compartían el vestíbulo del Martínez.
Las aclaraciones no le permitieron recuperar el hotel. Ni siquiera en 1973, cuando el tribunal de apelación concluyó que no podía probarse la complicidad delictiva de Skolnikoff con su socio italiano. Tenía Martínez 91 años y le quedaban unas semanas de vida, pero no le sirvieron para recuperar el templo de La Croissette.
Era del Estado y del Estado formó parte hasta que se le vendió al grupo Taittinger (1979) en condiciones sospechosamente ventajosas. Quizá porque la cabeza visible de la familia capitalista francesa, Jean, había sido ministro de Justicia y amigo de Giscard.
Unos y otros pormenores inquietan el sueño de Emma Martínez. Vive con una pensión de 600 euros y lamenta que los americanos de la cadena Starwood hayan comprado la casa de su padre .


2 comentarios:

Mercedes Pajarón dijo...

Vaya, vaya, el mítico hotel Martínez...

Pues es de los que me gustan, con historia y sobre todo muy, pero que muy humilde. Gracias por darme una idea para invertir esos euros que me sobran, je, jeee...

Besósculos de por fin es viernes! Mua!

Anónimo dijo...

Que lindooo Hotel Martinez :)
ahora pusieron un hotel en Palermo (en frente de mi casa) que se le parece mucho! me hace acordar

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