jueves, 24 de julio de 2008

La magia de las palabras



¿No creéis que las palabras encierran magia? Es increíble pensar que simplemente con pronunciarlas evocan tantos sentimientos.
Hay gente que dice que son límites, yo creo que, por el contrario, son la verbalización ilimitada de la libertad.
Son como un viaje ya que representan el camino hacia la expresión, la comunicación, el sabernos humanos. Como cuando andamos, las palabras van una detrás de otra, dando pasitos, construyendo frases… avanzan hacia un final bello: la transmisión del pensamiento.
Las palabras nos representan, forman parte de nosotros, según las que utilicemos nos mostramos, son espejo de nuestro carácter y vivencias.
Huyamos de los eufemismos que son como el velo que tapa una cara hermosa de mujer. Llamemos a las cosas por su nombre, sin complejos ni hipocresías.
Seamos respetuosos con el vehículo que las lleve, es decir, el idioma en que las pronunciamos. Lo importante es entendernos.
El negar que alguien pueda aprender un determinado idioma o pretender su imposición es una forma radical de intolerancia en un mundo global.
Creo que debemos procurar ampliar el uso que hacemos de ellas. El quedarnos en unas pocas es empobrecernos.
Son también reflejo de las costumbres sociales de cada momento y hay que ubicarlas en el contexto histórico en el que se crearon. Ahora bien, no puede pretenderse cambiar las palabras sin antes modificar la mentalidad de quienes las pronuncian.
Me duele ver cómo cada vez se tergiversan, se utilizan con fines políticos y se olvida que, ya lo dice el sabio refranero: “no hay palabra mal dicha sino mal interpretada”.
Me chirría la mente cuando se llegan a extremos ridículos para aparentar progresismo y corrección política: invidente, de color, miembra…
Todo esto no debe ser óbice para que no penséis que no esté de acuerdo en que ha de evolucionarse y avanzar en valores de respeto e igualdad. Y, claro está, estos valores necesitarán verse reflejados en la evolución del idioma.
Os animo a buscar nuevas palabras, a que no desaparezcan muchas de las que nuestros antepasados utilizaron y huyamos de extranjerismos o modismos que, lejos de ayudarnos, nos reducen a los límites de los que hablé al principio.
Hay una interesante página web que trata de salvar las palabras en vías de extinción, tal vez os guste:
www.reservadepalabras.org

Algún día, es eguro que su sexismo quedará relegado al recuerdo, pero debemos evitar caer en el exceso.

3 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

¡Precioso tu post sobre las palabras! Encuentro muy ridículo lo de la corrección política, tienes mucha razón. Besotes, M.

Anónimo dijo...

EStá muy bien el artículo en general y ... es verdad que hay que llamar a las cosas por su nombre porque hay cosas que no son de otra manera y el doble filo es peligroso.
Muy buenos tus artículos.

amelche dijo...

¡Qué razón tienes!

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