miércoles, 11 de junio de 2014

Historias de grandes días, días de letras



Así es, como indico, acaban tres días en los que, para alguien como yo al que tanto le interesan la literatura y los libros, han estado cargados de emotividad e ilusión.
Tres días en los que he tenido ocasión de acercarme a dos grandes escritoras, como son Luz Gabás y Almudena Grandes, y hoy, haciendo una visita guiada al museo de la Biblioteca Nacional.
Te cuento.
El lunes dimos por finalizada la 2ª temporada de esa aventura literaria que emprendimos 4 personas ciegas, apasionadas de la lectura. El Café Literario Ferreiro. Coronada con una soberbia comida que precedió al encuentro con la escritora aragonesa, autora de “Palmeras en la nieve” y “Regreso a tu piel”. Su campechanía, su espontaneidad y su sinceridad me encantaron. Nos habló de la primera, una historia familiar ambientada en el colonialismo español de Guinea Ecuatorial. Un texto, plagado de fantásticas descripciones llenas de color, además de las historias de amor que se tejieron durante aquellos años.
Las 9 sesiones de que ha estado compuesta la tertulia han dado lugar para integrar los temas de ficción y no ficción, así como los escritores ciegos con otros de reconocido prestigio, de la talla de Gonzalo Giner, Julia Navarro o Paloma gómez-Borrero.
Ya pensamos en nuevos autores a los que invitar para enriquecernos mutuamente con sus obras, siempre con el distintivo de contar con ellos, ser integradores en cuanto a los géneros y mantener nuestra apuesta por la normalización social.

Ayer, martes, también acabó el otro club de lectura en el que participo, en esta ocasión, también de forma inclusiva, en Casa del Libro.
Es para mí, un orgullo poder comentar los libros con personas sin ningún tipo de discapacidad, en igualdad de condiciones y tener la suerte de ayudar a difundir el braille, entregándoles ejemplares de las obras que se comentan, caso de que vengan sus autores.
Almudena Grandes estuvo también cercana, aunque con otro tono. Su voz de fumadora empedernida y el tema del que trata su “Las tres bodas de Manolita” hicieron que la tertulia fuera menos divertida, pero sí la mar de ilustrativa. Me quedo con aquello que dijo sobre muchos de los que se quedaron en la retaguardia, valientes porque hubieron de subsistir. Todo un tapiz de cotidianeidad en medio de una guerra, amores y traiciones, afanes y esperanzas.

Por último, hoy,al fin, he podido visitar la Biblioteca Nacional. Esa institución que fundara Felipe V en 1712 y que alberga todo lo que se publica en nuestro país. Hemos descubierto, de la mano de Concha, su guía, las distintas salas en las que se hace un recorrido por la historia de la escritura y la lectura, por los sistemas alternativos (incluido el braille) y sus joyas, códices e incunables, periódicos, cómics y exposición fotográfica.
Estar cerca del Cantar de Mío Cid, de los primeros tipos de imprenta o ese Indice de Libros Prohibidos o, incluso, en la majestuosa fachada de entrada me ha encantado. Claro que…
Sí, claro que todo estaba en vitrinas, independientemente de que mucho de lo que se expone es facsímil y que esa noticia que leí en torno a las voces de la memoria (según la cual se podían escuchar voces de 10 grandes literatos de nuestra Historia) era una milonga. En fin. Como siempre, estar, estamos, pero sigue siendo necesario avanzar en el camino de la accesibilidad.

¿Lo esencial de todo esto? Participación, aprendizaje de experiencias para el recuerdo y buena literatura que se hace grande al compartirse.
  

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