Con asombro contemplo cómo todo un país se vuelve loco no ya por los triunfos de su selección de fútbol, que a mí me parece fenomenal y comparto, si no por…
Sí, por las profecías de un pulpo. Me parece increíble que caigamos en una vuelta al pasado medieval de las supersticiones. En un tiempo, como el que vivimos, supuestamente de progreso y tecnología, de laicismo rabioso, resulta que no se habla de otra cosa que de las profecías oraculares de un pulpo. ¿Es que no hemos avanzado nada? ¿Es que seguimos teniendo que acudir a Delfos, a los augures romanos, a los tantos y tantas profetas del futuro con sus bolas de cristal, sus arcanos y sus cuevas?
Qué queréis que os diga. Que no sean noticia los grandes y pequeños milagros de cada día, hechos de ayuda y sonrisas, pero que sí lo sea el que una mascota de zoológico determine qué mejillón se come como signo de quién obtendrá la victoria, me resulta intolerable.
Disculpad esta rabia mía de hoy, pero no he podido por menos que desahogarme aquí y vale, que pueda ser motivo de Gracieta, muy bien; pero llegar al hartazgo en que se ha convertido el temita, ya se me hace demasiado indigesto (¿quién me iba a decir a mí, con lo que me gusta una buena tapa de pulpo a feira?).
Ah, ¿Que está motivado por este calor de julio, acompañado de una crisis plagada de turbulencias y que ha derivado en síndrome? Eso ya es otra cosa, todo queda explicado. Lo sé, ya nadie recuerda el último septiembre con su Gripe A. ¿Recordaremos, entonces, este otro julio con su Síndrome de Pulpeítis Aguda?
Preguntitas, preguntitas, preguntitas.
sábado, 10 de julio de 2010
Un nuevo síndrome: el de Pulpeítis Aguda
Publicado por Alberto en 5:38 p. m.
Etiquetas: Reflexiones
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3 comentarios:
La verdad es que, al principio, lo del pulpo tenía su gracia pero ahora ya es un poco pesado.
¡...Y agrárrate, Albertito, que para colmo le están saliendo imitadores!
Corrígeme si me equivoco, pero existen varios y evidentes indicios que me hacen pensar que estamos retrocediendo al medievo, y además a una velocidad pasmosa... Eso sí, con las últimas tecnologías, que al parecer, de poco sirven...
Mientras llegamos o no, que pases un feliz domingósculo! Mua!
¡Qué bueno eres, Alberto!
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