Que oy, día 11, se celebre la festividad del patrón de Europa no puedo resistirme a mencionarlo aquí porque tanto mi bisabuelo materno como mi abuelo paterno llevaron su nombre y, aunque al primero apenas si le conocí, del segundo guardo un gran recuerdo. Así que vaya mi homenaje a ellos y a la trascendental figura del fundador de la orden benedictina con su regla ORA ET Labora.
Vaya aquí una breve semblanza de su biografía:
San Benito (Nursia 480-Montecasino 547) nació en una familia noble italiana y creció junto a su hermana gemela, la también santificada Escolástica. Gracias a la buena situación económica de su familia, Benito fue enviado a estudiar en Roma, donde recibió una exquisita preparación.
Pero esta formación, como más tarde diría San Gregorio Magno, no fue lo principal para el Santo quien, lejos de comulgar con el estilo de vida romano, se retiró a Subiaco, donde decidió dedicar su vida a la oración. De esta forma, San Benito estableció su vivienda en una cueva de muy difícil acceso, por lo que estuvo años sin que nadie le descubriera hasta que un día un sacerdote, guiado por Dios según San Gregorio, reparó en la presencia del ermitaño. A partir de este momento algunos pastores y campesinos, sabiendo de su pureza, lo visitaban, proveyéndolo de alimentos y recibiendo de él instrucciones y consejos.
Tras estos años, el Santo se trasladó a Vicovaro donde le nombraron prior de un pequeño convento. Allí introdujo una gran disciplina basada en unas costumbres estrictas que los monjes no toleraron, llegando incluso a intentar envenenarlo. Tras este incidente, San Benito decidió volver a su vida solitaria en Subiaco, donde muchas gentes, atraídas por la gran popularidad que iba adquiriendo Benito, quisieron convertirse en sus discípulos. Cada vez eran más y más fieles que llegaban, hasta haber 12 casas donde se alojaban los nuevos monjes.
De una forma acaso inesperada, San Benito dejó el convento. Tal vez auspiciado por Florencio, un sacerdote que le profesaba una profunda envidia y que intentó por todos los medios deshacerse del gran maestro. Por miedo a que este odio repercutiera en sus discípulos, San Benito se trasladó hasta Montecasino, donde sobre las ruinas de un antiguo templo construyó dos capillas además de otros edificios a su alrededor. Estas construcciones se convertirían en la más famosa abadía de la cristiandad.
San Benito murió, según la crónicade San Gregorio Magno, rodeado de sus discípulos, quienes aseguraron que cuando falleció, un rayo de luz subió hasta el cielo. Era el año 547, su legado había sido asentado.
La Regula Monasteriorum o Regla Monástica, que promulgó, estaba formada por 73 capítulos donde se reflejaba su método y disciplina. La regla encontraba en la frase ora et labora su columna vertebral, viendo el trabajo manual como algo necesario y honroso, imitando de esa forma a Jesucristo y su padre José, quien había sido un dedicado trabajador. La cruz y el arado representaban su pensamiento.
La Regla de San Benito tuvo una gran influencia en los monasterios carolingios. En su expansión definitiva jugó un papel determinante el monasterio benedictino de Cluny que se expandió por toda Europa y cuya representación artística es bien conocida: el románico. Más tarde el Císter trataría de volver a un estricto cumplimiento de sus preceptos al considerar las costumbres de los cluniacenses demasiado relajadas y apegadas a los bienes temporales, pero ésta sería otra historia y otra época, la de las catedrales y el gótico.
Su trascendencia estriba en que supo llenar el vacío dejado por el Imperio romano como vehículo civilizador. Todos conocemos el papel desempeñado por sus monasterios en la preservación del conocimiento a través de los scriptorium y su tarea iluminadora de códices.
domingo, 11 de julio de 2010
San Benito: patrón de Europa
Publicado por Alberto en 7:09 p. m.
Etiquetas: Personajes de la Historia
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2 comentarios:
Pobre San Benito, tocarle ser el patrón de Europa...! Perdón, quizás mi euroescepticismo no proceda...
Y mañana martes y trece...¿Conoces alguna superstición estrafalaria? No, jajaja, dejemos la pulpeítis aparte...
Besósculos y aperitivósculo japonés! Mua!
No sabía que fuera patrón de Europa.
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