Que sí, ya lo sé. Como ciudadano de pleno Derecho español que soy, las leyes que regulan el consumo y los derechos de los consumidores me aluden pero…
¿Y cómo sé yo cuándo un determinado producto va a caducar o está caducado? Es que no puedo acceder a la información que a ese respecto se incluye en él.
Más aún, ¿cómo sé si el yoghurt o la lata de conservas que voy a consumir es de una variedad u otra? Es que no veo si se trata de yoghurt de fresa o de ciruela o de kiwi o si son sardinillas o chipirones o mejillones.
¿Y cómo hago la compra sin recurrir a la voluntariedad de algún alma caritativa? Si la ley no me ampara para que pueda requerir en los supermercados y demás una persona que me acompañe a hacerla.
¿Y cómo puedo enterarme de si hay novedades en los productos o alguna oferta? Si quien me acompaña simplemente se limita a dejarme su brazo y coger lo que yo le vaya diciendo para echarlo al carro.
Y a la hora de reclamar, ¿cómo lo hago? ¿A través de Internet? Muchas páginas web no son accesibles, el papeleo siempre está en versión tinta.
Nada de braille, nada de accesibilidad con códigos de barras que yo pudiera leer con mi teléfono móvil.
Que sí, que se va avanzando algo, pero es tan poco… Al menos, los medicamentos ya vienen con su nombre en puntos y algunos productos tienen su rótulo accesible. Pero, son tan escasos.
Ya sé, ayer, en la presentación de un cupón de la ONCE con motivo del día de hoy, una autoridad del Ministerio de Sanidad y Asuntos Sociales se comprometió a avanzar en estas carencias para mitigarlas. Pero…
Así que me parece muy bien que haya un Día Internacional de los Derechos de los consumidores, pero yo reclamo los míos como consumidor ciego.
jueves, 15 de marzo de 2012
¿Y mis derechos como consumidor ciego?
Publicado por Alberto en 10:27 p. m.
Etiquetas: Así soy
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3 comentarios:
Quizás sea lo menos importante, pero eso de ir a un supermercado y que dependas de la mejor o peor voluntad de un empleado para hacer la compra me fastidia bastante.
Excelente labor de denuncia la tuya a través de tu blog. Besósculos mil, que no hacen falta que estén en braille. Mua.
Estoy de acuerdo contigo porque tus derechos son los míos... Saludos.
Tienes toda la razón del mundo. La pena es, que hasta que no estamos en la situación, no nos damos cuenta. Por ejemplo, a finales de octubre recorrí Barcelona con una amiga de Elche, otra de allí que tiene un bebé y, hasta que no nos tocó bajar con el carrito tropecientas escaleras para bajar al metro, no nos dimos cuenta de que todas las estaciones no tienen ascensor, sólo las más nuevas o las que han renovado.
Así que, yo recomiendo una acción que consista en tapar los ojos a todos los clientes que entren a un supermercado. Y, a partir de ahí, seguro que cambiaban las cosas, aunque fuera sólo un poco.
Un abrazo.
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