Ya os he hablado alguna vez de lo mucho que disfruto cuando contribuyo a que el mundo de la ceguera se haga visible a través de acciones de sensibilización e información. De lo esenciales que éstas son en el largo camino de la lucha por nuestra normalización. Y de lo gratificante que resulta ver cómo quienes las están recibiendo muestran su interés y su receptividad.
Bueno, pues esta mañana he tenido la satisfacción de volver a experimentar otra vez más esa sensación, ese orgullo.
Y es que mi amiga Elena propuso hace tiempo a Voluntarios de BBVA, el banco en el que trabaja, y demuestra su capacidad aun siendo discapacitada para realizar su trabajo con su bien probada profesionalidad, la idea de organizar una jornada de este tipo.
Desde Voluntarios la acogieron con entusiasmo y plena disponibilidad y enseguida nos pusimos a prepararla. Se trataría de mostrar el Museo Tiflológico de la ONCE, un museo hecho para ver y tocar, proyectar un vídeo sobre los perros guía y luego compartir nuestra realidad, nuestras dificultades y vivencias cotidianas al tiempo que dábamos protagonismo al braille como sistema insustituible para los ciegos en la búsqueda del acceso al conocimiento.
Y creo que ha merecido la pena. He tenido la sensación visual, y no tan visual, de que así ha sido. De que quienes han querido venir a pasar esta mañana de sábado con Elena y conmigo, han disfrutado y aprendido alguna cosa.
Que alguien te diga al terminar, tras un suculento aperitivo al que hemos sido invitados por Voluntarios, que “eres un visionario, que transmites tanta vitalidad y optimismo que es toda una maravilla muy difícil de encontrar hoy día”. Y que yo lo que quiero, a lo que aspiro, es a dar luz a quien me rodea porque lo necesito, porque creo firmemente que merece la pena hacerlo.
En el Museo hemos viajado por el mundo del arte a través de las maquetas que en él se exponen dando una perspectiva diferente de monumentos tan emblemáticos como desde la Mezquita de Córdoba, las murallas de Avila, San Martín de Frómista pasando por el Coliseo romano, el Taj Majal o la Estatua de la Libertad.
El vídeo nos ha enseñado el proceso de adiestramiento de los perros guía y cómo se produce el proceso de entrega a su dueña, algo mágico, aleccionador.
Y en la posterior charla, Elena y yo, modestamente, hemos pretendido dar respuesta a cuestiones como las barreras con las que nos encontramos los ciegos en nuestro día a día, el hecho de desterrar los tópicos generalistas que se suelen dar sobre nosotros, o el explicar la lógica de un invento, tan genial como sencillo, como es el código de puntos salientes que creara Louis Braille a sus 16 años de edad y, para ello, quisimos poner una adivinanza, una frase a descifrar: “Voluntarios y solidaridad, juntos de la mano”.
Las anécdotas y sucedidos han pretendido, en tono de humor, fijar algunos conceptos tan importantes como que el diseño no está reñido con la accesibilidad, que las personas ciegas somos personas antes que ciegas y, por tanto, cada una somos diferentes, que el lenguaje no debe cambiarse y que palabras como allí o allá no son lugares a los que enviar a una persona ciega cuando pregunta, y que queremos estar aunque no veamos, y eso que, a veces, se piense “¿a qué van si no ven? Pues a qué va a ser, aestar allí, a avanzar siempre, siempre adelante aunque a veces cueste tanto…”
Cómo no agradecer a Diego y a Joaquín el que quisieran darnos esta oportunidad. Y que además se haya podido entregar una mochila con algunos recuerdos materiales, pero que debería ser una mochila en la que quepan valores como escuchar, tenacidad, superación, humor, aprender, querer, soñar, vivir.
Y si yo, junto con Elena, hoy hemos ayudado a que seamos más conocidos como ciegos, y a que hayamos dejado un poso en suscorazones, bien habrá valido la pena.
Un reto más superado, una huella más, algo nuevo que recordar y contar.
Y el reconocimiento para Elena por impulsarlo y a Voluntarios de BBVA por apoyarlo y a quienes han venido por querer asomarse a la ventana de nuestro mundo.
Eso es felicidad, estímulo, aliento y fuerza.
Y yo, siempre que acabo una de estas acciones, me pregunto: ¿lo habré hecho bien? ¿Habré dicho lo esencial? ¿Me habrá podido la pasión? ¿Habrá…? No sé.
sábado, 3 de marzo de 2012
La pasión de hacer visible la ceguera
Publicado por Alberto en 9:06 p. m.
Etiquetas: Así soy
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1 comentario:
Hola, Alberto.
Claro que no vemos, pero nos quedamos con pequeños detalles que para cualquier persona con vista puede pasar por alto... Nosotros podemos observar sin que nos distraiga la imagen.
Estoy segura que lo has hecho perfectamente y que habrás dado una buena lección a los visitantes. Creo que todavía nos queda mucho por enseñar y a ellos, a los videntes, por aprender. Hoy mismo ha abido una persona que me ha dicho que yo le he ayudado mucho... sin proponérmelo, Porque no he hecho nada... nada más que ser como soy. Coger el toro por los cuernos como digo yo, y hay personas que empiezan a tener problemas visuales y le parece que ya no puedan seguir adelante, hasta que encuentra a alguien que realmente no vemos nada y ahí es cuando se dan cuenta de lo que todavía tiene y de todo lo que se puede hacer... En fin, te felicito y ánimos para seguir haciendo muchas cosas más.
Saludos.
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