sábado, 26 de marzo de 2011

testimonio de superación para una tarde de sábado

Hoy, día en el que otra vez más se ha celebrado la vida, quiero compartir aquí una de esas razones que a uno le mueven a mantener la ilusión por seguir viviendo.
Os dejo el testimonio de mi amiga Elena que nos enseña, una vez más, que merece la pena pelear contra la inaccesibilidad del entorno.
Ojalá algún día las personas ciegas lo tengamos más fácil. Mientras tanto, seguiremos apostando por la superación.

Desde que a los 19 años me quedé ciega, he estado luchando porque en esta sociedad del avance y el conocimiento se me considerara como a una más.
Desde octubre de 1990 trabajo como telefonista en un banco español. Anteriormente estuve haciéndolo durante 3 años en diferentes destinos dentro de la ONCE.
Cuando llevaba un par de años trabajando en el banco, decidí que quería estudiar y me preparé para el Acceso a la Universidad. Opté porque fuera en la UNED por no tener que ir obligatoriamente a clase, aunque era más difícil al no tener un hábito de estudio y no disponer de los textos adaptados a tiempo para poder estudiar.
Me costó un par de cursos obtener el Acceso y empecé la Licenciatura de Filosofía y Ciencias de la Educación.
Me matriculé en 1º y cuando comprobé que no había ninguno de los textos disponibles, bien en Braille o en sonoro, me empecé a agobiar porque veía que no me iba a dar tiempo a estudiar las asignaturas. estuve tentada de abandonar, pero una compañera del curso de Acceso me animó y me dijo que no tenía que dejarlo, que lo intentase matriculándome sólo de las materias que pudiera o que tuviera adaptados los textos. Así lo hice, en el curso 1996-97 me volví a matricular sólo de 3 y así hasta que en el año 2007 terminé la Licenciatura.
El banco tiene todos los años unas pruebas de ascenso para todos los empleados. Como yo entiendo que soy una más de la plantilla, decidí presentarme a las pruebas de Técnico nivel VIII. Hablé con el Departamento de Recursos Humanos y después de pretender que no me presentase, determiné que les iba a demostrar que sí podría superarlas. Muchos de los documentos que me proporcionaron no eran accesibles y a la hora de preparármelos era más difícil. Al año siguiente lo volví a intentar. Fue un poquito más complicado porque ya no había temario sino que había que realizar una serie de cursos a través de la Intranet que, por supuesto, tampoco era accesible. Me puse en contacto con la Oficina del Voluntariado del banco y un antiguo colega, me ayudó, tanto a la hora de explicarme muchas de las cuestiones bancarias y financieras, que no sabía; como a leer los textos. Finalmente, me presenté y aprobé el curso, por lo tanto, ahora ya soy Técnico nivel 8º gracias a Manuel Iturbe y una serie de compañeros que confiaron en mí y me dieron ánimos para seguir adelante.
Hace unos meses recibí un correo electrónico desde el departamento de Acción Social con un proyecto muy ilusionante y diferente a lo que estoy realizando. Se trataba de asistir, como voluntaria, a un colegio para hablar con los chavales de 5º o 6º de primaria o 1º y 2º de la ESO con el objetivo de concienciarles acerca del valor del dinero.
Después de contestar que me interesaba el proyecto, se me dijo que los textos no eran accesibles y que lo sentían mucho pero que en otra ocasión sería. Hablé con un compañero que casualmente fue quien puso en marcha la idea, y me comentó que yo iría con él a los centros. Se comprometió a hacérmelo más fácil y a acompañarme.
Nos tocó el colegio Pi y Margal de Madrid, situado en la plaza 2 de Mayo.
Los alumnos de 5º se comportaron aceptablemente. Se pudo hacer la clase muy amena y tanto los chavales como nosotros estuvimos contentos de hacer algo productivo y diferente a lo cotidiano. Los de 6º, en cambio, fueron más revoltosos y no sé si les serviría lo que hablamos, pero al fin y al cabo, yo tuve la certeza de que estaba siendo una más. que podía realizar otras tareas dentro de la sociedad y me sentí muy satisfecha porque los niños a pesar de que yo no veía, ellos no me percibieron como a un bicho raro.
Muchas gracias Javier.

1 comentario:

Mercedes Pajarón dijo...

Admirable, Albertito. Voy a felicitar a Elenita, que todavía no lo he hecho.

Un besósculo, mua.

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