jueves, 24 de febrero de 2011

Chipre: en busca de Afrodita


Esta vez no es que yo haya viajado, pero sí quiero compartir con vosotros uno de esos lugares a los que a uno le gustaría ir. Quien sabe, si....

Cuenta la leyenda que, de entre todos los lugares del Mediterráneo donde Afrodita, la diosa más querida del Olimpo, pudo elegir para tentar a los hombres, fue Chipre el elegido. Tenía todo lo que la diosa del amor, la belleza y la fertilidad podía pedir: un mar transparente, una naturaleza virgen, unas gentes familiarizadas con las aventuras terrenales de los dioses...
Y en efecto hoy, milenios después, la isla más oriental del Mare Nostrum, la tercera más grande, la única dividida en dos naciones, está llena de lugares que rememoran el paso de la diosa. Aquí está, en medio del tramo más bello del litoral de Chipre entre Pafos y Limasol, la Roca de Afrodita, el punto exacto donde la diosa emergió de las aguas en una concha tirada por delfines.
Es un conjunto de tres extrañas rocas, de naturaleza inhabitual en la zona, próxima a una playa con guijarros. En invierno apenas se acerca hasta ella un pescador solitario que busca un pez despistado. Pero en primavera y en verano el lugar se llena de grupos de turistas que fotografían incansables las tres míticas rocas. Y durante todo el año se acercan mujeres infértiles o solitarias que atan lazos en un matorral, confiando en superar, gracias a Afrodita, su problema. Los más atrevidos dan una o varias vueltas nadando alrededor de la roca confiando en que, según la tradición, rejuvenecerán un año por cada vuelta.
Pero también están por aquí los Baños de Afrodita, junto a la bahía de Lara, varios templos dedicados a ella como el de Palepafos (Pafos) y a algunos de sus variados amantes (Ares, Adonis...) o hijos (Eros, Hermafrodita, Príapo, Eneas...).
Si uno cree en la presencia de dioses y héroes del Olimpo, no puede dudar de la de otros ilustres visitantes, haya o no pruebas de ello. Como Santa Elena, la madre del emperador Constantino, que se trajo “por error” porque creía que estaba en Grecia, un pedazo del lignum crucis, que se venera en la iglesia de la Santa Cruz, en el pintoresco pueblo de Lefkara que también, al parecer, fue visitado por el mismísimo Leonardo da Vinci en 1481 para encargar un mantel de encaje para el altar del Duomo de Milán donde aún se encuentra y, de paso, diseñar un dibujo de encaje que casi todas las habitantes de la villa se afanan en reproducir para venderlo a los turistas.
Aquí llegó también Ricardo Corazón de León para rescatar a su hermana y a su prometida, y otros ilustres como San Pablo, San Lázaro, San Antonio y un largo etcétera que tienen sus respectivas iglesias a lo largo y ancho de Chipre. Y muchas de esas iglesias, en su mayoría bizantinas y consagradas al rito ortodoxo, son algunas de las maravillas que pueden descubrirse en la isla. No en vano se ha llamado a Chipre “la isla de los santos”.
En el interior se esconden muchas de estas pequeñas iglesias bizantinas, auténticos tesoros por sus pinturas e iconos. Diez de ellas han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aunque cada una es diferente, todas siguen un cierto canon ortodoxo y se dividen según un orden teológico. La cúpula simboliza el Cielo, presidido por la imagen de Cristo pantocrátor y, debajo, escenas del Nuevo Testamento.
Tal vez una de las más bellas, que bien podría ser calificada como “la capilla Sixtina chipriota”, es la de Agios Nikolaos tis Stegis (San Nicolás del Tejado) con un curioso tejado doble que le da nombre. Su estructura original es del siglo XI y en su interior, totalmente recubierto de imágenes, están algunas de las pinturas más antiguas de toda la región de Troodos.
Chipre ofrece numerosos contrastes en muy poca distancia. En lo histórico y arquitectónico se pasa de las ruinas de antiguas ciudades griegas y romanas como Pafos (Patrimonio de la Humanidad), Kourion, Amathous, Kition, Soli o Salamina con restos de templos, basílicas, termas, palestras y palacios, a buenos ejemplos de arquitectura colonial, como el bello Museo de la Fundación Pierides en Lárnaca, un buen escaparate de la historia de la isla desde el período neolítico a la Edad Media. Y pasando, claro está, por la arquitectura medieval, como las catedrales y los anillos defensivos de Famagusta y Nicosia.
Chipre es también tierra de contrastes en su orografía y naturaleza. En apenas unas horas se puede pasar del litoral con bonitas y cuidadas playas como las de Makronisos, Landa y Nissi o las que se encuentran en la bahía de Famagusta y en la península de Afamas, entre las más bellas y salvajes de la isla, al paisaje agreste de la península de Karpas o los bosques de pinos y cedros del macizo volcánico de Troodos.
Y ya que hablamos de contrastes, un breve repaso a la gastronomía de Chipre permitirá apreciar que también en este aspecto existen. La cocina chipriota es una mezcla de las cocinas griega y turca con algunas influencias británicas. Casi todas las comidas suelen empezar, y a veces también terminar, con el meze, una selección de aperitivos y platos que incluye aceitunas, berenjenas, alcaparras, pimientos fritos, tomates,loukanika (salchicha ahumada), tzatziki (pasta de yogur y pepinos), humus de distintos tipos y muchas cosas más, hasta completar 15 o 20 variedades. En la costa preparan algo parecido a base de pescados y mariscos. Se suele acompañar con la rica cerveza local (en botellas de 2/3 de litro) y algunos vinos aceptables y terminar con el contundente aguardiente zivania y el típico café chipriota, con los posos en el fondo.

Enrique Sancho
© revistaiberica

3 comentarios:

brujita dijo...

¡No estoy para muchos viajes en éste momento, una lumbalgia aguda me tiene anclada al sillón!...Pero gracias a tu post he podido viajar hasta ese Chipre y degustar sus platillos mientras contemplaba todas sus bellezas. ¡Menos mal que no me pidieron el carnet de ·santa·!

Besitos volados.

apm dijo...

Pues tal y como tu nos lo has narrado, entran unas ganas enormes de ir a Chipre en busca de Afrodita y de todo lo demás, claro... fíjate, yo llevo años soñando con ir a un crucerito por las islas del mar egeo. Una compañera de trabajo fué a uno que salía de Atenas y terminaba en Estambul, y las fotos que hizo de aquel viaje son hermosísimas... luego también está la ilusión que lo magnifica todo, y quizá por eso yo me lo imagino aún más bonito de lo que es ¿o quizá no?, enfin, que mientras que no pueda ir, habré de seguir imaginando.

Mil besitos

Mercedes Pajarón dijo...

El problema es cuando llegas a lo que crees un paraíso lleno de historia y te lo encuentras todo a reventar de turistas. Vaale, ya sé qué es lo que hay que hacer: ir a Chipre, pero no en agosto.

Un besósculo viajerósculo! Mua!

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