sábado, 5 de abril de 2008

La piedra

Hace mucho que no comparto con vosotros uno de mis relatillos. Aquí va uno. Que os guste:


Cuando tu médico te dice que el devorador de células se ha despertado y empieza a comérselas con voracidad imparable, sientes un frío glacial en el alma. Piensas que vas a penetrar en uhn túnel oscuro del que la única salida es la muerte. Te preguntas a cerca de qué harás en el tiempo que te quede. Dudas entre hacer a quello que siempre has deseado y que has ido aplazando por unas causas u otras. O tal vez, decidas cargarte a aquel cabrón que te quitó a tu chica en el momento justo en que iba a aceptar tus galanteos. O finalmente, acaso, te dé por la vena mística.
Hasta ese momento, cuando ha salido el tema, en conversaciones de café o en algún medio de comunicación, nunca te lo has tomado en serio. A ti nunca te iba a suceder una cosa semejante y sin embargo, ya ves, te ha tocado la china. Y ahora qué, encima tendrás que poner buena cara y sonreír al compañero de trabajo con el que apenas si te hablas y que ahora viene a pasarte la mano por la espalda, o a tus amigos que miran para otro lado, por lo que descubres que no lo eran tanto.
Todas esas cosas se te van pasando por la mente, mientras el reloj avanza sin tregua, pero un buen día, asqueado de palabras vacuas, recibes una extraña visita. Un anciano, que parece tan viejo como el tiempo, llama a tu puerta. Te sorprende su presencia y no sabes qué le trae, pero algo en su expresión te hace intuir que va a ser significativo en tu miserable cuenta atrás.
---Hijo, sé que estás desesperado pues no terminas de encontrar el estímulo que te haga sobrellevar con ilusión tu existencia. Aunque no lo creas, puede merecer la pena vivir, aunque sea de propina.
---No me diga. ¿Realmente pretende convencerme de que hay alguna forma de vencer al dragón?. Si es así, no tarde en decirme cómo.
---Sí, claro. Con este trozo de roca, extraída de las entrañas de la tierra y este punzón endurecido en el fuego sagrado, deberás tallar las letras de tu nombre y con ello, tu recuerdo permanecerá imborrable, pues esta piedra es inmutable y sobrevivirá a tu cuerpo perecedero.
Tus manos temblorosas, la aferran deseando al instante, empezar la magia.
El anciano se ha marchado tan sigilosamente como había llegado, pero ha traído la luz al túnel y el calor al alma.
No bien has terminado la tarea sientes que las fuerzas te van abandonando, quedándote sólo el último hálito para contar el milagro. Ya no importa qué va a acontecer. Tu inmortalidad ha quedado salvada.

2 comentarios:

Maite Albarrán dijo...

Interesante escrito reflexivo sobre la importancia de dejar huella.

Yo creo que se puede llegar huella siendo alguien especial en la retina de los que te conocieron y no te olvidan.

Una vez vi por televisión la muerte de un simple zapatero remendón un hombre insiginficante que se atrevió a hacer frente y regañar a una multitud enloquecida y cabreada por la subida de precios que no paraban de romper cosas.

El pobre lo pagó con su vida. De repente los "broncas" la empredienron a palos con él mientras los polis se divertían presenciando la paliza funesta que lo baldó y lo sacó de la circulación para siempre.

Mira yo sin conocerlo me sigo acordando de aquel pobre hombre valiente que quiso defender lo que creía justo y pagó con su vida la osadía de hacerlo.

Insignificante, con bigote de mediana estatura, pelo rizado, camiseata a rayas color marrón, piel morena...

Ves?

Todo deja "huella" en nuestra vida.

Luego te recomiendo el blog de una gran relatora "Susana" que escribe y narra con una voz dulce sus escritos a ver si soy capaz de ponerte el enlace:

http://lacuevadesusana.blogspot.com/

Le hablé de tí a Susana y está deseando que te pases por su blog, sin duda la dejarás maravillada.

Tu escrito Alberto interesante .

Un saludo,

Merche Pallarés dijo...

Todo el mundo deja su huella, querido Alberto, aunque sea en estos humildes blogs. Besotes, M.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...