Ah la casa. Unos le dicen apartamento, otros piso, algunos más chalet o villa. Pero, ¿qué es para mí?
Mi casa no es sólo un conjunto de ladrillos, cristal, muebles… Si sólo fuera esto sería una mera cáscara superficial.
Una casa ha de ser un espacio acogedor en el que uno se sienta bien, relajado, protegido. Un lugar al que uno llega como el puerto seguro al que recalan los barcos después de una larga e incierta travesía.
Es el sitio en el que notas el calor que te da vida.
Es el hogar al que alguien anhela regresar para encontrarse consigo mismo o con las personas queridas.
Se dice que cada cual en su casa hace lo que quiere, es libre. Es cierto esto, pero siempre con una meta: velar por la convivencia y no molestar a los otros vecinos. Los vecinos son una lotería, tal vez sea así, pero hay que huir de la demagogia y respetar en la misma medida en la que uno desea ser respetado.
Si queremos que nuestra casa sea ese hogar seguro, buscado, tendremos que disponer de un espacio adecuado, confortable, que reúna nuestros gustos y pueda ser reflejo de la personalidad de cada uno.
Quiero ser tolerante, pero esta misma tolerancia la espero, para mí, también yo de los demás.
Apelo a que entre todos hagamos de nuestra casa ese hogar deseado y deseable, y procuremos que quienes la tengan a nuestro lado sientan que pueden disfrutar de ella. Ya apenas conocemos a quienes viven junto a nosotros, se han dado casos terribles en los que ha aparecido muerta en un piso una persona después de x días sin que nadie lo hubiese advertido.Respetemos los horarios del sueño, evitemos los altos niveles de ruido y hagamos que quienes no son capaces de entender que no viven solos, sino en comunidad, sean convenientemente castigados.
El lugar en el que vivo es un bloque grande con muchas casas, no sé si todas serán hogares. Algunos me saludan cortésmente cuando se cruzan conmigo, me ceden el paso en la puerta e incluso hay algunos que me acompañan al Metro. A todos ellos les respondo con una sonrisa, pero también he debido dirigirme a quien su perro no dejaba de ladrar o a quien hacía fiestas cada sábado. Porque… los tapones no son efectivos y mi oído de ciego está muy sensibilizado.
Ojalá que vosotros, con permiso de las hipotecas, podáis disfrutar de este concepto de hogar en vuestras vidas.
miércoles, 9 de abril de 2008
Mi definición de la Casa
Publicado por Alberto en 9:27 p. m.
Etiquetas: Reflexiones
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3 comentarios:
Pues sí, tienes razón. Algunos deberían concienciarse de que no viven en una isla desierta donde pueden hacer todo el ruido que les dé la gana.
Querido Alberto, eso es lo que falta en este país: educación cívica. Un hogar es el espacio íntimo de cada persona y se tiene que respetar al vecino/a. Por ejemplo, yo me despierto muy temprano (5:00) y me gusta escuchar la radio. La pongo muy bajita y siempre le he preguntado a mis vecinos de abajo si no les molesta. Me dicen que no, que no la oyen. Entonces me quedo tranquila. Muy buen post, querido Alberto. Besotes, M.
Yo tuve una época que creí llegar a enloquecer por un vecino de los que tú dices de fiestas y falta de respeto.
Al golpe de años maduró y hoy es fácil convivir con él, la mejor opción la reeducación social.
Diles lo que piensas de ellos continuamente hasta conseguir ese respeto.
Yo tuve que hacer mucho jaleo para que aprendiera a convivir, pero conseguido y ahora estoy feliz en mi hogar.
Suerte en tu reto, porque lo es, aunque no es imposible de alcanzar.
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