jueves, 15 de mayo de 2014

El ramo de flores



Buen jueves de san Isidro.
Aprovechando que tengo fiesta, comparto ahora mi esbozo poético de cada semana, que pretende ser un homenaje emocionado al campo y a la naturaleza en primavera y siempre.
Sé que es mejor sentir las flores en su entorno y que lo suyo sería que éstas que te regalo fueran auténticas, pero espero que mi pobre ingenio haya sido capaz de transformarlas en palabras que lleguen a tu corazón.
¿A quién no le gusta recibir una flor? Al menos a mí sí, aunque luego no sepa cuidarla como merecería.
Besitos de rosquillas y chulapón.

El ramo de flores

Amor de mis entrañas, primavera de mi vida;
Con este poema, un ramo de flores a crear torpemente, aspiro.
Regalo que nace del corazón y del alma, aliento y suspiro;
Entrega ilusionada, generosidad sin medida.

Albahaca, oloroso condimento a tu exquisito paladar.
Tulipán, exótico turbante para cubrir tu provocadora melena.
Abrazarte quiero sin tiempo, fundirme en ti.
Brezo, curativo remedio  que te haga sentir ligera y buena.
Tomillo, ingrediente sin igual, de tus suculentos guisos sin par.

Camelia, suntuoso aceite  que verter sobre tu cálida piel.
Petunia, arrco iris con que adornar tus atrevidos sueños.
Tocarte deseo, hasta emborrachar mis dedos, alumbrar mi oscuridad sin fin.
Clavel, aderezo ideal para tus mohines risueños.
Orquídea, fascinante filigrana con que sazonar tus labios de miel.

Dalia, glamurosa reina de milecho desierto.
Menta, golosina de té para ser,  sobre tus pechos, espolvoreada.
Escucharte busco entre los pájaros, alegres mensajeros de mi jardín.
Escaramujo, antídoto de mis mareos, vértigo al saberte, a mi fuego, entregada.
Lavanda, azul como tus ojos de cielo, estrellas de mi firmamento.

Gardenia, icono de tu gracia, sutil delicadeza.
Jazmín, pureza de tu altar, mi blanco amanecer.
Beberte ansío poro a poro, manantial al que secar, sin remedio,  desistí.
Geranio, característico adorno en tu balcón, allí donde yo aprenderé lo que es ver.
Gladiolo, espada apasionada de  palabras, que nutren tu legendaria grandeza.

A tus pies deposito este ramo de amor eterno.
Abrazarte quiero sin tiempo, fundirme en ti.
Tocarte deseo, hasta emborrachar mis dedos, alumbrar mi oscuridad sin fin.
 Escucharte busco entre los pájaros, alegres mensajeros de mi jardín.
Beberte ansío poro a poro, manantial al que secar, sin remedio,  desistí.
Que lo recibas con agrado, aliento de mis días, calor de mi invierno.

¿El lazo? Cremallera y seda.
¿El envoltorio? Deseo y fantasía.
¿La tarjeta? Mantelito de cuadros y caligrafía.
¿Quién te lo entrega? Un ciego que, pícaro, enreda.

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