Sí, mientras hoy tengo la fortuna de estar acompañado de mis
padres en este día de Madrid otoñal.
Mientras hoy tantos recuerdos de fechas importantes de mi
vida me vienen a la memoria. Días con nombre de inicios de nuevas
responsabilidades laborales, de encuentros nuevos y de dulces especiales
mercedonianos.
Mientras las sepulturas de pueblos y ciudades se visten de
flores y candelas.
Mientras se va imponiendo, no sé si mucho o poco, una fiesta
de tradición americana que suple a otras costumbres ancestrales con calabazas
vaciadas simulando calaveras iluminadas por lamparillas de aceite.
Mientras todo eso va sucediéndose en mi alrededor, yo quiero
por medio de la palabra homenajear a aquellos seres queridos que tanto me
apoyaron y que ahora son residentes eméritos del País de los Sueños.
No os olvido, bien lo sabéis, formáis parte de mi vida y de
mi otro yo que es “Huellas de luz” en lugar preferente.
Siento que seguís estando junto a mí, velando por mí,
protegiéndome como siempre lo hicisteis.
Abuelos y abuelas, tíos y tía, amigos, grandes todos vosotros,
seguís viajando conmigo.
Hoy, como seguramente cada día, pero especialmente hoy, el
País de los Sueños está de fiesta, hay rosas, gladiolos, claveles y siempre
vivas, ¿siemprevivas en el País de los Sueños? La música suena, la algarabía se
monta. El rey del País, el señor Dios, se pasea magnánimo entre todos los y las
concurrentes.
-Susana, Benito, Alejandro, Gloria… mis saludos afectuosos.
Venga un abrazo.
Alfredo, Amelia, Emiliano… Anímense, que es fiesta. Cojan
una pasta de colores de esta bandeja que Santa Agueda ha preparado.
Juan Rafa… Corra que su perro Canelo le espera para recibir
sus arrumacos de veterinario maestro.
Carlos… Ande, hagamos una excepción y tenga este regalo en
forma de pipa.
Elías… el mejor cocinero. Vaya, que los pinches le aguardan
para dar el toque final al banquete.
Moisés… Usted prepare el vino, ya sabe: para cada plato el mejor.
Lo dejo en sus manos expertas.
Mauro… alegre esa cara. Ahí abajo las cosas no están tan mal
y por Burgos se le recuerda.
Todos son importantes, se sienten importantes mientras los
de abajo siguen igual que siempre, con sus cuitas, sus anhelos, sus prisas y
adelantos, sus pequeñas rencillas y miserias que arriba dejarán de tener
sentido.
Qué más da. Mientras haya quienes les recuerde con sereno
cariño, aquéllos seguirán vivos, eternamente vivos.
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